miércoles, 13 de marzo de 2013

Aprender en la era del "compartir": cómo incorporar a jóvenes y adultos a las nuevas aulas tecnológicas


En el campo de las comunicaciones, la tecnología modifica la relación entre alumno, profesor y colegas. Pero el poco manejo de conceptos básicos de informática atraviesa las distintas generaciones y genera una nueva barrera para el aprendizaje
 
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Última actualización:
12/03/2013 2:03:15 pm
 


En su libro "La Tercera Ola", Alvin Toffler adelantaba ya a fines de los años 70 que "un analfabeto será aquel que no sepa dónde ir a buscar la información que requiere en un momento dado para resolver una problemática concreta. La persona formada no lo será a base de conocimientos inamovibles que posea en su mente, sino en función de sus capacidades para conocer lo que precise en cada momento".
Mientras él escribía estas palabras, la era de la tecnología informática y las comunicaciones (TIC) no vivían su apogeo, no existían los buscadores de Internet y la red aún no estaba al alcance de cualquier persona.
Sin embargo, se vislumbraba un mundo donde lo único constante fuera el cambio y ese paradigma es el que hoy atenta sobre las zonas de confort de quienes ostentaban el conocimiento como un tesoro encontrado para toda la vida.
En pleno esplendor de las TIC, donde no es necesario ser un ingeniero de software para utilizar la tecnología, se aprecia en muchos profesionales las dificultades para incorporarla como algo natural dentro de sus hábitos laborales.
Una de las tantas profesiones en las que se ve claramente que, con el advenimiento de la tecnología, las fronteras entre áreas vecinas son más difusas, es en las comunicaciones, donde se confunden la publicidad, las relaciones públicas y el marketing.
Los nuevos roles no sólo exigen una dinámica hiperactiva para su desempeño, sino que cruzan contenidos de conocimiento que van desde programación a semiótica y de matemáticas hasta psicología, todo amalgamado como un cóctel perfecto donde los dos hemisferios cerebrales conviven en un fino equilibrio de participación permanente.
Quienes desarrollamos nuestra actividad en ámbitos tecnológicos y de negocios, muchas veces sentimos la fatiga al no tener descanso en absorber nuevos conocimientos, y las aulas vuelven al ámbito académico un lugar donde "compartir" se transforma el verbo más importante.
Esa es la experiencia de los últimos dos años, desde mi rol de director de la diplomatura de social media y comunicaciones digitales en la Universidad Siglo 21. Se establece una relación docente-alumno-colega que cambia de lugar a cada instante, pues como digo en cada clase, "el libro lo estamos escribiendo juntos", descubriendo las mejores prácticas en las experiencias de los alumnos, validando con prueba y error lo que se delinea en los planes y ajustándolo como un programa de TV que se mide minuto a minuto.
Es muy interesante apreciar como distintas generaciones pueden convivir en una misma aula, aprendiendo uno del otro de sus experiencias, ya sea como personas individuales, como clientes o ejecutivos de empresas.
Los más jóvenes muestran ductilidad sobre las nuevas herramientas y son congéneres con compartir información que para los mayores es más reservada.
Por su parte, los mayores pueden compartir la experiencia de porque a veces una organización puede tomar una decisión que a "prima facie" podría ser poco amigable, y así los jóvenes entienden el porqué de los procesos en entidades donde cada uno forma parte de un engranaje que mueve a una gran maquinaria.
Aunque vale la pena remarcar que una de las dificultades que se encuentran en el aula es el bajo nivel de conocimiento de conceptos básicos de informática de los alumnos. Y no me refiero solo a los adultos.
Sin dudas, la base del alfabetismo básico de hoy es dominar la lengua nativa, el inglés y las tecnologías de información. Esta es una base importante para quien quiera desempeñarse con cierta holgura en el ámbito de las comunicaciones digitales.
http://campus.iprofesional.com/

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