jueves, 21 de marzo de 2013

Del paraíso de las ideas a la cruda realidad tecnológica

Por: internetpaldiario

La historia comienza casi siempre igual: el comentario de un cliente, una falla en una presentación de un sitio web o una estadística repetitiva, reflejan que existe claramente una debilidad que debe ser acatada. Luego de haber identificado el riesgo, comienzan a surgir las ideas y posibles soluciones para mermar o anular por completo lo ya identificado. A partir de ahí surge la deliberación y finalmente, se nos ocurre algo pero… oh oh…. Nos topamos con un personaje, un profesional de la tecnología, que de manera ruin, tosca y arbitraria nos dice que lo que queremos lograr “no se puede”.
El anterior escenario se repite a menudo en todo tipo de entorno y debo decir que, debido al mundo en el que me muevo me ha pasado más de una vez. En algunas ocasiones, siento que la imaginación obtusa del mencionado profesional podría ser de nacimiento. Quizás, cuando era niño o niña, sus padres le enseñaron a seguir fielmente las reglas sin la más mínima objeción, quizás no va a cine, quizás no le gustan los dibujos animados o la música. Por más hipótesis que intento armar, la realidad es que este personaje se caracteriza por su incapacidad para pensar más allá de lo que le enseñaron en la universidad; se escuda en su experiencia y desecha por completo la necesidad expuesta.
Aunque esto no se trata de la generalidad, ni más faltaba, lo cierto es que no sé qué les enseñan a estos individuos en la universidad, para derrumbar de un “totazo” el entusiasmo de sus colegas y, en lugar de poner a volar la imaginación para intentar cumplir con las expectativas, limitan y asesinan prematuramente la propuesta presentada. “Es que eso no se puede”, “es que así no funciona”, “es que eso se demora”, son algunas de las frases comunes en este contexto.
La limitación mental no solo les impide crecer, sino que bajo la premisa de querer mejorar lo que tenemos y de ayudar al sitio o empresa a modernizar, este tipo de pensamiento no sirve para innovar. El mensaje es simple: si se habla de un producto tecnológico, la tecnología (valga la redundancia) debe ir siempre en función a la necesidad del usuario y no en función a sí misma.
Es decir, si por ejemplo tengo una problemática que mis clientes necesitan resolver, no es lógico limitarme por completo a la respuesta tecnológica y dejar de lado lo que la originó. No tiene sentido dejar de pensar en el producto, para concentrarse meramente en lo tecnológico que lo originará, de lo contrario, se está condenado a un fracaso contundente.
Aclaro: lo anterior no significa que no se pueda negociar o hacer renuncias, todo lo contrario. En la sinergia laboral con otras disciplinas, nacen ideas y mejoras innovadoras para lo que se propone inicialmente, descartando otras alternativas desquiciadas. Pero, si existe un requerimiento claro como “nuestros clientes no encuentran el formulario de registro” o “para comprar un producto, los catálogos no brindan suficiente información”, los esfuerzos del equipo de trabajo deben ser hacia reducir tal debilidad, así sea que el camino parezca difícil y desolado.
Si usted se siente identificado con este artículo y es uno de los personajes mencionados, le quiero decir que su destino no está escrito y que nunca es tarde para cambiar. En la investigación y el estudio encontrará el camino para abrir su mente a soluciones innovadoras que ayuden a construir un producto poderoso y que tengan un alto impacto digital. Afortunadamente para todos, la falta de imaginación sí tiene remedio y el primer paso para atacar esta debilidad es identificarla y luego aprender a escuchar. Porque si no es capaz de escuchar a sus usuarios o clientes, ¿acaso cree que su producto/servicio/sitio podrá ser exitoso? Lo dudo… mucho.

Ángela Bohórquez
Productora web
Colombia Digital
angela.bohorquez.s@gmail.com - @mediasconrombos

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