viernes, 15 de marzo de 2013

Por su labor en pueblos originarios, UNICEF distinguió a un joven médico


15/03/2013 RECONOCIMIENTO A LA ENTREGA

Por su labor en pueblos originarios, UNICEF distinguió a un joven médico sanjuanino


Matías lleva sólo tres meses de recibido, pero su vocación de trabajo lo llevó a trabajar de manera gratuita para las comunidades aborígenes de Salta. Por su entrega y vocación de servicio, la entidad de prestigio internacional, le entregó un diploma ayer. Por Ivana Sillero






  
   
06:36 | San Juan, 14 de Marzo.- Matías Estrada tiene 29 años, es médico y ayer fue distinguido por Unicef por la tarea solidaria que llevó adelante este año con los pueblos originarios de Salta. La convocatoria de médicos voluntarios se denominó “Operativo Para La Vida” y tenía el objetivo de asistir a niños, adultos y embarazadas de las comunidades indígenas Quom, Chorote, Wichi y Aba guaraní.

Este sanjuanino, que cursó sus estudios en Mendoza y La Rioja, llegó a Salta después de rendir su última materia y mientras esperaba la entrega de la matrícula profesional. Lo que lo llevó al Norte del país, fue su vocación de servicio y su necesidad de hacer algo por los demás. “Yo empecé a estudiar medicina porque primero fui paciente, se lo que es ir a las 5 de la mañana para que te atiendan, que no te alcance para los antibióticos y que siempre haya una persona dispuesta a darte una mano”, explica.

Ya en el lugar, la realidad que le tocó vivir lo marcó profundamente. Matías aclara constantemente que la experiencia lo atravesó por completo, además de atender complejos cuadros de desnutrición, dengue y tuberculosis tuvo que aprender guaraní y wichi para poder dialogar con los pacientes. “Fue todo muy raro, atendimos gente, lo contuvimos y hasta que tuvimos que darles charlas para evitar enfermedades de transmisión sexual o por mala alimentación. Para poder acceder a las comunidades tuvimos que aprender su idioma y costumbres, fue todo un tema”, relató.

Durante el mes, dividido en dos misiones de 15 días, el joven repartió su tiempo entre el hospital regional y la comunidad, trabajando en ocasiones hasta 16 horas. “Ahí sos médico todo terreno, hasta atendimos un parto en medio de una crecida que nos impedía llegar al hospital”, cuenta hoy a la distancia y con la tranquilidad que le imprime el saber que todo salió bien.

En su relato la emoción se hace presente y no duda en ocultarlo. “Siempre te dicen que no hay que mezclar las cosas, pero allá yo lloré junto a una familia que no tenía nada y que había perdido cuatro hijos. Es imposible no involucrarse y me gusta que así sea”, dice.

Este joven, padre de una pequeña bebe, que sueña con ser neurocirujano pediátrico, descree de los reconocimientos públicos, aunque reconoce que le gustaría “servir de ejemplo para alguien”. “Con el certificado que me dieron me limpio la cara”, dice entre risas al mismo tiempo que aclara que es un chiste y concluye “la experiencia que me llevo no se contempla en un papel”. 
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