“¡Carajo, cómo corren las noticias!”, dijo ayer sorprendida la historiadora Araceli Bellotta cuando Clarín le preguntó si había sido designada al frente del Museo Histórico Nacional. La historiadora agregó que asumirá el cargo en dos semanas.
Bellotta es actualmente directora del Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo, ubicado en Luján, y una de las cofundadoras del Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, que preside Mario Pacho O’Donnell.
El director saliente del Museo, el doctor José Antonio Pérez Gollán tiene una mirada crítica: sostiene que dada su estructura el aporte de la institución al debate nacional es insignificante y es epicentro de una controversia por parte de sectores que buscar imponer una visión determinada de la historia, lo que ha generado divergencias p a lo largo de la existencia nacional.
Precisamente la presencia del Museo Histórico Nacional ha quedado disminuida frente a la relevancia que el gobierno nacional le confiere tanto a la Casa del Bicentenario, de la que se han abierto cerca de 50 sedes en todo el país, como al Museo del Bicentenario, antes Museo de la Casa Rosada. Cristina Kirchner ha convertido a ambas instituciones culturales en el soporte del “relato” oficial, realizando en ambas las principales acciones conmemorativas de los últimos años.
No escapa al buen entendedor que, tratándose de una fervorosa adherente al proyecto de Cristina Kirchner y dada la crisis financiera de la provincia de Buenos Aires, saltar de Luján a Buenos Aires sea una oportunidad inmejorable para la actual directora del complejo museográfico de Luján.
Bellotta es autora de “Eva y Cristina. La razón de sus vidas”. El Instituto Dorrego, donde trabaja ad honorem, dicta cursos y financia investigaciones que, a todas luces, apuntalan una visión de la Historia que coincide con la mirada predominante del gobierno nacional.
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