domingo, 14 de abril de 2013

Advierten sobre el impacto de la desigualdad en la educación


Por Alfredo Dillon

Pese al aumento de la inversión, se profundizan las brechas, según ex ministros de Alfonsín, Menem y De la Rúa.
 
 
 
 
 
 
Mesa redonda. Juan Llach, Susana Decibe, Adolfo Stubrin, Claudia Romero y Axel Rivas, en el debate./ Silvana Boemo
14/04/13
En Argentina no es habitual que tres ex ministros se sienten en una misma mesa y debatan sin chicanas ni agresiones. Las autoridades de la Universidad Di Tella lo lograron: con la doble excusa de los 30 años de democracia y la inauguración del nuevo campus de la universidad en Belgrano, reunieron a Juan Llach (ministro de Educación de Fernando de la Rúa entre 1999 y 2000), Susana Decibe (ministra de Educación de Carlos Menem entre 1996 y 1999) y Adolfo Stubrin (secretario de Educación de Ricardo Alfonsín entre 1987 y 1989). A ellos se les sumó Axel Rivas, investigador de CIPPEC, quien reemplazó a Juan Carlos Tedesco, ministro de Cristina Kirchner entre 2007 y 2009, que estaba invitado pero no pudo asistir. La coordinación del encuentro estuvo a cargo de Claudia Romero, directora del área de Educación de la universidad.
El repaso de estas tres décadas de educación en democracia reveló que algunas preocupaciones se vienen arrastrando desde hace muchos años: por ejemplo, la cuestión de la reforma de la secundaria, la necesidad de renovar la formación docente, o la urgencia de trabajar para mejorar la calidad, en un momento en el que las evaluaciones internacionales como PISA muestran que Argentina está quedando rezagada frente a otros países de la región. Además, una constante que señalaron los ex ministros fue la ausencia de continuidad en las políticas a través de las sucesivas gestiones: una posible explicación para todos esos problemas que siguen sin resolverse desde 1983.
Adolfo Stubrin denunció la “ manía fundacional de los gobiernos ”, que se traduce en la “falta de continuidad en la gestión educativa”. Lo ejemplificó al describir el traspaso de Alfonsín a Menem: “El nuevo equipo no se reunió con el anterior, el ministro entrante ni siquiera se contactó con el saliente. El cambio de gobierno se pareció más a un cambio de régimen: se destruyeron muchas cosas sin siquiera saber qué eran”.
Susana Decibe resaltó la responsabilidad que tienen los políticos por la falta de progresos: “Nuestro subdesarrollo político nos ha hecho daño.
La educación requiere políticas de largo plazo, pero los políticos las traban. En estos últimos años, hubo un aumento de la inversión y de la matrícula, pero las políticas ‘finas’ están empantanadas por intereses políticos, no por problemas de financiamiento”.
Juan Llach también destacó “la necesidad de un liderazgo político que mantenga a la educación en la agenda, que hable de educación todas las semanas” y mencionó el ejemplo de Ecuador, donde Rafael Correa “ha hecho de la educación un tema que está constantemente en la agenda”. Pero eso no basta: para Llach, hace falta “ una mayor participación e involucramiento de la sociedad civil ”, que contribuya a instalar la preocupación por la educación y a movilizar a los dirigentes. El ex ministro de la Alianza señaló que existen varios acuerdos más o menos generales en torno a qué hay que hacer: “Casi todos estamos de acuerdo en que tiene que haber una evaluación del sistema, en que hay que darles más autonomía a las escuelas, que la carrera docente tiene que cambiar y que en el presupuesto público tiene que haber una asignación específica de recursos para educación. Ahora bien, nos faltan los acuerdos en torno a cómo hacer todo esto”.
La preparación de los profesores fue otro eje de discusión. Decibe opinó: “ La formación docente debería ser meritocrática. En nuestro país no hay ninguna restricción para el ingreso a los institutos de formación. Eso implica que las personas que ingresan a veces llegan sin ningún capital cultural. Con este panorama, aunque tengamos más bibliotecas y computadoras en las escuelas, no va a cambiar nada”. La ex ministra también propuso “dar vuelta el armado del presupuesto educativo, para que empiece desde las escuelas”, y defendió la necesidad de avanzar en la descentralización del sistema “para darles más poder a las autoridades locales y a las escuelas. No puede ser que la Nación maneje cada vez más caja para administrarla a piacere y castigar a algunas provincias”.
Sobre el final del debate, Axel Rivas señaló que “de toda América latina, Argentina es el país que tuvo la mayor expansión de las desigualdades sociales entre 1975 y el presente”, y que esta fractura social es uno de los factores que más condicionan la vida de las escuelas: las diferencias de calidad responden a desigualdades socioeconómicas. Para el investigador, “es hora de hacer redistribución educativa, y darles más recursos a las escuelas de sectores populares”.
En definitiva, en todos los diagnósticos la desigualdad apareció como el cáncer que carcome los intentos de mejorar. Y si bien la suba de la inversión de los últimos años fue valorada por los ex ministros, también quedó claro en el debate que con eso solo no alcanza
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