sábado, 6 de abril de 2013

Aprendizajes placenteros y crueles Por Federico Jeanmaire*

06/04/13 

Aprendizajes placenteros y crueles

Por Federico Jeanmaire*

Sospecho que nuestra memoria almacena los libros que hemos leído junto a otro montón de cosas. Que en nuestra cabeza no existe algo así como una biblioteca más o menos ordenada, quiero decir.
Quedan por ahí, los libros. Dando vueltas. Mezclados para siempre con una montaña de recuerdos que tienen que ver con ellos.
El Principito llegó a mi vida a los diecinueve años. Tarde, quizá. Aunque, en verdad, no sé a qué edad uno debería leerlo o dejar de leerlo. No lo sé, realmente, no lo sé. Me lo regaló Mary, una novia algo mayor que yo, que sabía que me gustaban los libros y que, incluso, pretendía convertirme en escritor. Entonces.
El Principit o es en gran parte Mary, para mí. Una época repleta de aprendizajes. Algunos placenteros y otros muy crueles, eran los comienzos de la dictadura.
Todavía lo guardo. Con su amorosa dedicatoria. Sin embargo, acabo de buscarlo durante un buen rato y no he podido encontrarlo. Puede pasar. Como en El Principito, el mundo del afuera suele ser bastante más caótico que nuestro mundo íntimo.
*Escritor http://www.clarin.com/

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