lunes, 8 de abril de 2013

Herramientas de comunicación


08/04/2013 ENFOQUE

Herramientas de comunicación

Hay sobradas razones para pensar que Internet y las redes sociales como Twitter son extraordinarias armas para construir diálogo democrático, organizar solidaridad y empoderar a los más débiles y vulnerables. Ricardo Trotti, especialista en libertad de prensa y ética periodística, Miami EEUU

Yoani Sánchez, la bloguera cubana, en su largo peregrinaje fuera de Cuba, no se cansa de afirmar que Twitter e Internet han sido la verdadera causa de su liberación y de miles de cubanos a los que el régimen castrista oprime por opinar diferente.

Pero también hay excesivas evidencias sobre que estas nuevas herramientas de comunicación sirven para aumentar el oportunismo, amplificar mentiras e insultar a destajo. Las redes sociales y también los comentarios en Internet que se suman a las notas periodísticas, muestran que son usadas, tanto por políticos, celebridades y ciudadanos en general, para insultar, humillar y desacreditar a quien piense distinto, como si fueran extensión de charlas de café o de insultos de tribunas de fútbol.

Los ejemplos más patéticos quedaron al desnudo tras la catastrófica inundación en Argentina, cuando un grupo de políticos se abalanzó con mentiras y exageraciones en Twitter, para "\'estar\'\' presente en el lugar y tiempo adecuados. Muchos se sintieron presionados o necesitados de responder de inmediato, sabiendo que las redes sociales son ahora las rigurosas fiscalizadoras de la función pública, lo que antes solo correspondía a la prensa.

Esos temores y el oportunismo desmedido, indujeron a Pablo Bruera, intendente de la ciudad de La Plata, donde hubo más de 51 muertos, a decir mentiras. "\'Desde ayer a la noche recorriendo los centros de evacuados\'\', tuitió con una foto la que se le veía con bidones de agua asistiendo a los damnificados, cuando en realidad todavía estaba de vacaciones en Río de Janeiro.

No fue el único que se incineró por Twitter. Luis D\'Elía, dirigente del gobierno nacional, acusó a los medios de magnificar la inundación en La Plata para desviar la atención sobre la responsabilidad del jefe de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, donde también hubo muertos. Pocas horas después, ante el desastre evidente, debió pedir disculpas.

Twitter se ha convertido en vicio de los políticos. Como en el caso de Cristina de Kirchner, encontraron la forma de suplantar las conferencias de prensa con un mensaje propagandístico y dirigido, con el que evitan el diálogo y la interpelación. Creen que su omnipresencia en Twitter es el equivalente a gobernar. Hasta Barack Obama, que siempre hizo uso informativo y mesurado de Twitter a diferencia del fallecido Hugo Chávez, ha utilizado los mensajes en este segundo mandato para culpar al Congreso, a la Corte Suprema y para desacreditar a la oposición republicana que para hablar sobre logros y desafíos de su gobierno.

Los políticos no son los únicos responsables. Durante las tareas de rescate en Argentina, los mensajes despectivos y las ráfagas de culpabilidad inundaron las redes sociales y los comentarios en Internet. Incluso muchas notas periodísticas perdieron la objetividad, con adjetivos y acusaciones propias de columnas de opinión.

Pero más allá de las culpas por el mal uso de la comunicación, los políticos, por razones de su función pública, son quienes deben asumir mayores responsabilidades debido a las consecuencias que pueden atraer sus palabras. Valga el ejemplo del presidente uruguayo, José Mujica, que creó un escándalo diplomático con Argentina, al escuchársele, por un micrófono accidentalmente abierto, expresiones agraviantes a la presidenta argentina y su ex esposo. O el ejemplo del presidente encargado de Venezuela, Nicolás Maduro, quien manipuló a sus seguidores relatando que Chávez se le apareció como un pajarito y que su trino traía un mensaje de esperanza para el inicio de su campaña proselitista.

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