domingo, 7 de abril de 2013

La cultura de la Internet – Velocidad y vínculo

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¿Quién es la principal protagonista de los tiempos modernos?
Ese ‘personaje’ que es como una ‘pachamama tecnológica’, nuestra ‘madre tierra virtual’ al llevar en su ‘piel’ todos los componentes de la tierra. La red, la gran pantalla, la suma de todos los datos. Así es la Internet, el personaje universal, con una antagónica visión. Para ella, los tiempos actuales poden ser vistos de manera clara u obscura. Depende del lado de la pantalla en que se mira, como también desde cual trópico, situación económica, grado cognitivo, poder político, género, edad, y de todos los puntos en las diferentes facetas de la vida.
Con la Internet todo parece buscar la conexión de lo que estaba desconectado y muchas veces desvelar lo que estaba velado. Pero es una conexión que presiona por el sincretismo en la cultura. Es esta una complejidad que necesita ser analizada en sus detalles.
Cuando hablamos de cultura estamos concibiendo esa manifestación en todas sus formas y situaciones, en la vida, en las artes, en sus entramados o en las organizaciones. Desde cualquier punto de vista, siempre habrá un interés, sea de la política, de las finanzas, del poder, o de todos juntos actuando al mismo tiempo, y no siempre en un mismo orden.
En las organizaciones globales, por ejemplo, hay una búsqueda para comprender la cultura y tratar de gestiónala, pues ella está arraigada como un principio estratégico para el cambio, un cambio que puede significar la continuidad de la organización frente a una competencia sin precedentes. Entretanto, la cultura todavía es poco comprendida y está, en verdad, impregnada de abordajes que fomentan los nuevos dominios tayloristas. La cientificidad de la organización de Taylor que todavía persiste en los tiempos actuales, revaloriza la idea de la cultura como una oportunidad de control. Conocerla es una oportunidad de controlarla.
Esa relación entre cultura y control es ampliada en el recurrente eufemismo que es propagado en las organizaciones, de que todo eventualmente tiene una adaptación natural a los cambios culturales. Pero, los cambios son lentos, necesitan de una transformación que conduce a una nueva concepción de la realidad.
Aun en las situaciones más revolucionarias, lo que observamos es que en los primeros momentos de un cambio existe una dualidad entre la adaptación y el rechazo de lo nuevo. Esta asimetría puede permanecer por un largo período de tiempo y manifestarse en todo tipo de situaciones y de conflictos, esas situaciones pueden afectar las relaciones humanas, que se tornan difíciles, en las huelgas de operarios, e incluso en las obras de arte, de manera general. Así, igual al arqueólogo que busca descifrar la verdadera esencia de una civilización a partir de los artefactos que de ella sobreviven, también podemos comprender la realidad actual como una gran red interconectada, que interfiere en todos los países como un nuevo diseño de la cultura.
Durante milenios los seres humanos exteriorizaran sus concepciones a través de diversas maneras. Fuera en los muros de las cavernas pre-históricas o en los innúmeros rituales de agradecimiento, de sacrificio o de consagración. Todos reflejaban – todavía reflejan – el inconsciente, que permanece poco descifrado.
Las manifestaciones humanas relatan una influencia que se inicia de modo consciente por un individuo y que después es reproducida de modo inconsciente por otros, o que también pueden tener una naturaleza desconocida por todos, pero es estimulada por los aspectos inconscientes. Este mecanismo lleva a nuestra concepción de que en los dos casos hay presentes elementos que son exteriorizados. Así, cualquier modo de expresión, de comportamiento o del lenguaje conlleva una posibilidad de decodificación de las intenciones más profundas del individuo o del grupo. Esas manifestaciones pueden evolucionar en el tiempo, sea en los detalles más insignificantes, o en las transiciones más abruptas, como podemos sugerir que es lo que ocurre en el caso de la Internet.
La Internet ha redefinido el modo de expresión humana y generado una aceleración de los medios, revelando el inconsciente individual y colectivo, pues la manera de ver, oír, relacionar, crear, trabajar, incomodar, destruir y construir, leer y aprender, acreditar y concebir la realidad y la libertad son categorizadas en dos épocas: sin Internet y con Internet. El trabajo, por ejemplo, puede ser movido de un espacio temporal para otro atemporal, sin horarios de control, pero caracterizado por una velocidad ansiosa por el cambio. En la red la libertad se convirtió en algo relativo, el terrorismo se adentró al universo virtual y la posibilidad del caos es proporcional a la dependencia del sistema.
A partir de estos supuestos, nuestro objetivo es presentar reflexiones sobre la Internet y la capacidad que tiene de generar impactos en la cultura, sea en el ámbito de un país o de una organización, sumados a los crecientes procesos de internacionalización de empresas y sus características de “propagación” de la cultura en los países que reciben sus plantas productivas, a los efectos de una media global y de un redibujar las maneras de control por parte de los países dominantes.
En este prisma, el ser humano pasa por transformaciones intensas, al mismo tiempo que todavía se reflejan en las nuevas formas, los antiguos rituales de exteriorización de la complejidad interna del individuo. Se trata de rituales sin fechas, que se mantienen perennes como son los muchos aspectos de la naturaleza humana, tratando de encontrar la fusión antagónica con el mundo virtual o con los nuevos sincretismos culturales.
Extracto del eBook Entorno Digital y Futuro de la Cultura.
Autor: Renato Dias Baptista (Brasil).                                                                     http://www.documentalistas.org/wp-content/themes/academica/images/logo.png
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