viernes, 7 de junio de 2013

Nuevas pautas para preservar la dignidad de los muertos


Un debate concentra a los curadores últimamente: qué deberían hacer las organizaciones culturales para preservar la dignidad de los muertos.

DOREEN CARVAJAL

Por DOREEN CARVAJAL

The New York Times

Durante más de un siglo, el Museo de Historia Médica expuso en su sede un surtido de extremidades, huesos, pulmones y fetos afectados por tuberculosis, todo en nombre de la ciencia y el conocimiento. Sin embargo, últimamente los curadores están abocados a reevaluar los principios que rigen sus exposiciones de cara a un debate cada vez más intenso respecto de qué deberían hacer las organizaciones culturales para preservar la dignidad de los muertos.

Al mismo tiempo, muchos de los grandes museos del mundo están recibiendo cada vez más pedidos de devolución de restos humanos de pueblos conquistados.

Algunos restituyen huesos y cráneos que en otro tiempo fueron vistos como baratijas exóticas e intercambiados por los pueblos nativos por percal o saqueados a fines del siglo XIX por científicos que estudiaban las diferencias raciales.

En abril, el museo médico devolvió 33 cráneos y esqueletos a Australia y a miembros de tribus de las Islas del Estrecho de Torres entre el norte de Australia y Papúa Nueva Guinea. La entrega tuvo lugar en una sencilla ceremonia. Se envolvieron las cajas de cartón gris con los restos en banderas blancas y aborígenes. "Son momentos muy emotivos para los indígenas del mundo entero", dijo Ned Davis, un isleño del estrecho de Torres que colabora en la dirección del grupo de repatriación y estuvo presente en la ceremonia. "Están trayendo sus restos ancestrales.

Hay emociones encontradas, una obviamente de alivio, o sea que es una celebración. Pero además el momento está teñido de tristeza por lo que significó la extracción de los restos".

Esa misma semana, la Asociación Alemana de Museos emitió nuevas pautas éticas para los museos referidas a cómo manejar los restos humanos ante los reclamos de repatriación de las ex colonias donde los científicos recogieron cráneos y esqueletos en circunstancias turbias hace más de un siglo.

En un informe salpicado de referencias al concepto kantiano de dignidad humana, una comisión de abogados y comisarios recomendó que las instituciones estudiaran sistemáticamente la procedencia y devolvieran los restos que hayan sido recogidos como parte de un conflicto violento. Instaron a los museos a desarrollar una política y establecieron como conclusión que "no hay una respuesta simple que pueda aplicarse de igual manera a todas las colecciones".

En muchos sentidos, la asociación alemana se inspira en las experiencias de los museos de Gran Bretaña y EE.UU., que empezaron a recibir solicitudes de repatriación de restos humanos hace ya varios decenios. El Instituto Smithsoniano de Washington comenzó a repatriar huesos de indígenas americanos a fines de los 80, y en 1990­ EE.UU. sancionó una legislación para imponer la devolución de los restos a los museos que cuentan con el beneficio de fondos federales. En forma independiente, el Instituto Smithsoniano devolvió, restos a Australia en 2008 y 2010.

Recoger los restos en aras del conocimiento científico era algo que en otras épocas no se cuestionaba, pero ahora las instituciones enfrentan el dilema de cómo exhibir momias egipcias de una manera respetuosa.

En Inglaterra, el Museo de Manchester acaba de emitir una declaración de seis páginas con directivas para su colección de historia natural, que promete transparencia y "respeto" por los restos humanos. Se propone transformar las viejas exposiciones de manera que reflejen nuevas actitudes ofreciendo, por ejemplo, más información sobre la vida de las personas preservadas como momias, para que puedan verse como individuos antes que como especímenes.

Los expertos en materia de repatriación dicen que muchos museos parecen estar volviéndose más sensibles. "Hay mucho trabajo por delante", dijo Paul Turnbull, profesor de historia en la Universidad de Queensland, Australia, que estudia el uso de restos indígenas. "Pero hay un efecto de derrame. Al contactar a los museos, ahora están dispuestos a hablar".

Algunos temen que la repatriación signifique un obstáculo para los estudios, sobre todo ahora que los avances en la investigación del ADN permiten a los científicos extraer más información de los restos. "El peligro es que los museos dejen de analizar porque van a tener otras prioridades", dijo Tiffany Jenkins, socióloga y autora de "Contesting Human Remains in Museum Collections".

"Hay muchísima investigación que no se está haciendo porque es muy sensible".

El debate ha sido particularmente perturbador en Alemania, donde los reclamos recibidos de Namibia por la devolución de cráneos reabrieron un capítulo oscuro de la breve historia colonial de Alemania en el suroeste de África, donde miles de miembros rebeldes de tribus fueron asesinados por tropas alemanas en 1904.

Algunos restos fueron posteriormente utilizados por científicos alemanes en estudios científicos desacreditados que se proponían documentar la superioridad racial de los europeos frente a las tribus indígenas.

Actualmente, funcionarios del Museo de Historia Médica ­que tiene más de 5.000 cráneos en depósito­ dicen que las nuevas directivas alemanas constituyen apenas el comienzo de un proceso en evolución.

Thomas Schnalke, director del museo, que ayudó a redactar las normas, es consciente, dijo, de que las devoluciones generan incomodidad a los museos, temerosos de que la repatriación pueda intensificar también los reclamos por objetos artísticos saqueados.

"Existe la angustia de que se abran las compuertas", dijo. Hasta ahora, agregó, no hay un "efecto avalancha" y las devoluciones han contribuido a un "proceso de reparación".
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