Dentro de la Educación comunicativa y cooperativa, el juego es un recurso fundamental, que ayuda de manera lúdica y placentera, al desarrollo de estas actitudes fundamentales para desdeñar la competitividad depredadora.
Los juegos comunicativos y cooperativos tienen varias características liberadoras que tienen mucha coherencia con el trabajo grupal:
1) Liberan de la competencia, todos lo participantes buscan una meta común.
2) Libera de la eliminación. Busca la incorporación de todos. Muy útil para la integración de alumnos/as.
3) Liberan para crear; construir entre todos.
4) Liberan de la agresión física; la actividad física se canaliza en contra de la agresión.
5) Libera de complejos personales; desarrolla la autoestima
6) Libera de tensiones; se respeta el ritmo personal de cada participante
7) Libera de envidias; potencia la empatía, el aprecio y la comunicación.
En el juego cooperativo, la gente juega con los demás y no contra los demás. Juega para superar desafíos u obstáculos y no para superar a los otros. Busca la participación de todos, de la importancia a metas colectivas y no a las individuales. Busca la creación y el aporte de todos. Busca eliminar la agresión física contra los demás. Busca desarrollar las actitudes de empatía, aprecio y comunicación. Lo fundamental en este tipo de juegos y actividades no radica en los materiales o juguetes o actividades propuestas, sino en la actitud del jugador o jugadora adolescente o adulto.
El juego cooperativo es una actividad libre que crea bajo unas determinadas normas y dentro de un marco espacio-temporal delimitado, un ámbito de posibilidades de acción y de interacción, con el fin de alcanzar el gozo que proporciona el obrar, independientemente del éxito obtenido.
La evolución de los juegos cooperativos y comunicativos es importante para dejar expresar en el grupo lo que han aportado, las experiencias de colaboración; valorar las actitudes comunicativas, cooperativas y competitivas que se hayan podido dar en los juegos o en las actividades, así como sus causas y sus resultados; dialogar sobre actitudes y mecanismos en el grupo y en la sociedad; observar que cada persona puede aportarnos diferentes habilidades, capacidades y actitudes y aceptarnos y ser aceptados dentro de un grupo, mostrando empatía hacia los demás y nuestro grado de permisibilidad transformarlo en nivel de tolerancia.
Un ejemplo de juego cooperativo es el juego de las sillas musicales.
Para jugar se disponen las sillas formando un círculo, con el respaldo hacia el centro. Todos los jugadores se sitúan de pie por fuera de dicho círculo. Entonces empieza a sonar la música y mientras esta suena todos se mueven a su ritmo dando vueltas alrededor del círculo de sillas, siempre en el mismo sentido. Cuando la música deja de oírse, todas buscan una silla en la que subirse.
El objetivo del grupo es que nadie toque el suelo. Si lo consigue se quita una silla y se reinicia el juego. Lógicamente, varias personas pueden compartir una misma silla, ayudándose unos a otros para no caer.
Para jugar se disponen las sillas formando un círculo, con el respaldo hacia el centro. Todos los jugadores se sitúan de pie por fuera de dicho círculo. Entonces empieza a sonar la música y mientras esta suena todos se mueven a su ritmo dando vueltas alrededor del círculo de sillas, siempre en el mismo sentido. Cuando la música deja de oírse, todas buscan una silla en la que subirse.
El objetivo del grupo es que nadie toque el suelo. Si lo consigue se quita una silla y se reinicia el juego. Lógicamente, varias personas pueden compartir una misma silla, ayudándose unos a otros para no caer.
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