Lina Flórez Perdomo
Consultora REDEM – Colombia
El método y la metodología de la pedagogía para lograr el aprendizaje, la enseñanza, el crecimiento y el desarrollo en los seres humanos, son entendidos como la forma de hacer algo ordenadamente desde criterios fáciles, evidentes y rigurosos que deben mirarse de manera amplia en el ámbito del conocimiento; como la relación entre los criterios de enseñar y los de aprender que actúan desde el espíritu educativo, garantizando el resultado del desarrollo y el crecimiento de los educandos a partir del cumplimiento de ciertas reglas y procedimientos; hacia el aumento gradual del saber, capaz de alcanzar la construcción del conocimiento que será divulgado durante su puesta en marcha.
La didáctica de la pedagogía compuesta por los métodos y metodologías del enseñar y el aprender es definida por Lucio como “el saber pedagógico que tematiza el proceso de instrucción y orienta sus métodos, sus estrategias y su eficiencia”. Es por consiguiente aquello que nos permite investigar y experimentar nuevas técnicas de enseñanza desde la pedagogía para establecer y sugerir normas de comportamiento en el proceso de enseñanza, aprendizaje, desarrollo y crecimiento, estructurando la forma de trabajo de los docentes en ambientes de inclusión educativa y de inclusión social.
Creando y adoptando métodos y metodologías pertinentes con referencia al contexto los docentes desarrollan nuevos programas apoyados en las políticas propuestas por el Estado en Educación Inclusiva, que requieren ser transdisciplinarios, transversales para responder al currículo flexible. Solo así se potencializa el sistema educativo consultivo de enseñanza colaborativa, cooperativa y personalizada que requiere responder desde la Inclusión educativa a la Educación inclusiva y social.
La metodología, estudia métodos de enseñanza que la pedagogía debe adquirir y adoptar fijando las normas propias de cada ciencia; con principios, criterios y procedimientos que configuran el accionar del docente; programando, implementando y analizando el proceso de enseñanza, aprendizaje, desarrollo y crecimiento, que se genera en el mismo instante en el que se compromete a potencializar en sus educandos el proceso cognitivo, metacognitivo y socio-afectivo de los mismos. El método como la condición ordenada de realizar una acción educativa que lleva a un objetivo planeado y previamente determinado para sistematizar los conocimientos favorece los procesos de educación y enseñanza.
La Educación pensada como el conjunto de conocimientos, decisiones y métodos por medio de los cuales se potencializa el proceso cognitivo, metacognitivo y socio-afectivo que el educando realiza, va mejorando las facultades intelectuales, éticas, morales y las habilidades físicas en dependencia de la condición y el contexto del individuo “no crea facultades en el educando, sino que coopera en su desenvolvimiento y precisión (Ausubel y Colbs. 1990), y la Enseñanza como el proceso mediante el cual se comunican o transmiten conocimientos sobre una materia, es la encargada de transmitir y construir nuevos conocimientos desde las mismas expectativas del educando. Estas dos debidamente diferenciadas son el soporte fundamental para establecer los métodos y metodologías adecuados que logren la verdadera Inclusión educativa y social, aquella que responde a los gustos y necesidades de la población educativa para sus proyectos con calidad de vida.
Es necesario entonces establecer desde estas premisas los criterios diferenciales entre pedagogía vs. Didáctica de la pedagogía
La observación de estos criterios nos define la ruta requerida de la Inclusión Educativa para Educación Inclusiva. La primera, la Inclusión Educativa, refiere los procesos educativos y formativos de carácter pedagógico y social que la comunidad junto con el niño, niña y adolescente, en condiciones diversas, debe llevar con la finalidad que el educando esté preparado para ser educado y enseñado en un ambiente que la sociedad determina como inclusivo; la segunda, la Educación Inclusiva, refiere los procesos institucionales incluyendo el Estado, desde el área pedagógica y social para ser efectivo el derecho a la educación inclusiva a partir de la igualdad material, igualdad real y la equidad social. Desde el inicio se denota que la primera es responsabilidad de la comunidad educativa, en especial del docente y, la segunda, es responsabilidad institucional y del Estado.
La Instituciones Educativas son consideradas como las directas responsables de la revolución de la Educación inclusiva, desde la Inclusión Educativa; que busca la unificación e integralidad del sistema de educación general y en especial un sistema único de enseñanza que se adapte a las necesidades de todos los educandos, sin que suceda un hecho que no encaje en ella y se obligue su transferencia a la educación especial, suprimiendo la escolarización compartida con las aulas de apoyo, potenciando las formas organizativas de intervención indirecta con sistemas consultivos, la intervención directa en el aula y la enseñanza cooperativa, colaborativa y personalizada.
Esta responsabilidad busca dar solución a las necesidades educativas presentes que la sociedad ha impuesto a los educandos, no sólo las necesidades especiales, por tal razón no se refiere solo a los niños, niñas y adolescentes con discapacidades diagnosticadas o diversidad funcional, sino al colectivo diverso de educandos y de educadores. Mencionando educadores, porque ¿Cómo realizar una Inclusión educativa cuando no se incluye inicialmente al colectivo que el Estado y las Instituciones educativas responsabiliza para el logro de la Educación Inclusiva?, aquellos que se encargan de la planificación de recursos y la organización de la atención e inclusión educativa a los educandos con necesidades especiales, temporales o permanentes, derivadas de la historia educativa y escolar, de sus condiciones personales por su coeficiente intelectual o de condiciones también personales de discapacidad sensorial, motora o psíquica.
La inclusión educativa y social busca la transformación de espacios de supervivencia a lugares de convivencias socioeducativos, intentando generar condiciones de vida con mayor adaptación y aceptación, desde donde el trabajo disciplinar ha de ser transdisciplinario con la característica principal de no marcar la relevancia de una disciplina sobre otra, igualmente se requiere transformar la identidad actual del docente en donde además de ser un especialista requiere verse como un docente desde, por y para la diversidad, presto a dejar teorías y paradigmas anteriores a la inclusión como son la segregación y/o la integración.
Desde esta visión se construye como referente la calidad de la educación y de vida, con la colaboración del conjunto de la sociedad para el nuevo contexto, ya que sin esa colaboración la inclusión no podría llegar a ser una realidad en todos los sectores en los que se desarrolla y crece el ser humano. Si bien las Secretarias y/o los Ministerio de Educación son los principales rectores y auditores de este proceso, igualmente se deben incluir a diversos Ministerios que han de tomar la complementación de la acción transdisciplinaria y adhocrática del sistema educativo, para poder dialogar y discurrir bajo que parámetros institucionales se establece una verdadera sociedad incluyente.
Una sociedad incluyente en la que los docentes desde, por y para la diversidad deben encargarse y responsabilizarse desde su accionar, resaltando las competencias de ordenación y administración el sistema educativo desde la gestión del Estado y las Comunidades Autónomas, teniendo en cuenta que el Estado debe ser el garante de la regulación de la expedición y la homologación de títulos académicos y profesionales para los educandos en condiciones de diversidad. Concluyendo no solo el Estado es garante de que se cumpla el modelo de Educación Inclusiva, las Comunidades Autónomas y los docentes también lo son en gran medida.
Este proceso de inclusión desde los aportes que la pedagogía entrega, invita a la participación activa de agentes educativos, a la apropiación de la enseñanza, aprendizaje, desarrollo y crecimiento a partir de las potencialidades de educandos como de educadores, reconociendo la diversidad, desde la condición de vida y no desde la enfermedad y/o la patología elementos fundamentales de la defectología, y rompiendo los esquemas de una Rehabilitación Profesional a una Rehabilitación basada en la comunidad.
Dicho de esta manera se establece la esperanza de saber que este proceso de carácter inclusivo, que no solo permea la educación sino que apuesta por su socialización, desde la educación y la enseñanza, con métodos y metodologías pertenecientes a una didáctica pedagógica, que el grupo de docentes establece como estrategia a priori para llevarla a cabo; puede ser el paradigma a seguir por toda una comunidad educativa con miras a resolver la problemática educativa y social de la exclusión y la segregación, que se presenta a nivel global en aquellas poblaciones que por su condición de vida forman parte de un colectivo altamente vulnerado, con límites para la participación educativa y social.
Ahora bien, ubiquémonos más allá de esta estricta realidad, que como se observa demuestra un hermoso panorama de atención a la diversidad, pero la verdad es que esta no es la realidad. No con esto se quiere decir que la Inclusión no sea el proceso que nos pueda sustentar en la solución a la problemática de la exclusión y la segregación, por tanto como se menciona, está cargado de un sin número de factores positivos que bien establecidos pueden ser bastante asertivos, pero que requiere de contextos bien diseñados socialmente y burocráticamente, en el que se reconozca además de la diversidad lo que en realidad es calidad de vida desde el énfasis en los derechos humanos, una búsqueda constante en nuestra cotidianidad como resultado de la dinámica cultural que los seres humanos generan en su afán por mantener en los mejores estándares de la vida, la dignidad humana.
Reconocer los derechos humanos sin distingo alguno conforma un tejido de principios y valores como la dignidad, la libertad, la justicia, la igualdad, la equidad, la diversidad humana, que ha de trascender, la normatividad; dando más que atención a la forma, al sustento en el accionar de una sociedad que asume que la inclusión logrará lo que durante muchos siglos aún no se ha logrado en el ámbito escolar, hasta llegar a consolidarse un paradigma de reconocimiento diverso y cultural, que rompa con los esquemas de la homogeneidad.
Los seres humanos son exploradores buscando siempre lugares, espacios, paradigmas, métodos y metodologías donde todos, él, ella, ellos y nosotros, tengan un espacio de respeto donde logren convertirse en alguien para transformar la realidad humana; sin embargo es claro que si no se inicia con la transformación del quehacer docente y la transformación de toda una comunidad social y educativa las maravillas que plantea la inclusión educativa y social para la educación inclusiva, nunca será una realidad. Y no será una realidad si al reconocer la diversidad, la postura frente a ella sea de homogenización educativa y no de calidad de vida.
La calidad de vida entendida desde la diversidad contiene matices disímiles, pero el más importante de carácter educativo es tener un espacio en donde se disfrute la libertad de establecer proyectos mediados que permitan a los seres humanos vivir alegremente, más no que sobrevivan; que puedan responder sus propias preguntas: ¿Quién soy? ¿Qué quiero de mi vida? ¿Qué me hace feliz? ¿En qué comunidad quiero vivir mi vida? ¿Cuáles son mis pares para entender mi contexto y la situación actual de mi vida? ¿Con quienes quiero compartir? ¿Dónde puedo llegar a ser feliz? ¿Qué necesito, educación y/o enseñanza? y lo más importante ¿Quiero ser realmente incluido? ¿Tengo la capacidad biológica, física y emocional para ser incluido? ¿Mi comunidad y mis docentes tienen la capacidad para hacer reconocer mi diversidad y no permitir que se me vulnere en mi identidad como ser diverso?
Nos preguntamos si atendiendo a los procesos de Educación Inclusiva propuestos por el Estado y establecidos en la ley, en realidad ¿Atendemos a la diversidad sin pretender homogenizar? o ¿Estamos homogenizando un proceso educativo a favor de atender a la diversidad? y proyectando el conocimiento a posteriori ¿Es imperante llevar a cabo la inclusión educativa en aras de mantener la educación sacrificando la calidad de la enseñanza, teniendo en cuenta la presión que los Estados sostienen sobre su grupo de estudiantes, al mantenerlos en un proceso netamente competitivo y constante no solo a nivel laboral sino a nivel escolar?
Si esto es verdad ¿Cómo entender al Estado que exige no solo a las instituciones educativas mantener unos estándares altos de competencia entre sus educandos, sino que además le transfiere la responsabilidad a los docentes por no mantener estos estándares? O es, ¿Qué en este proceso educativo de competencia hay que excluir a la población incluida en aras de la calidad en la enseñanza, manteniendo tan solo un proceso educativo? Si es así entonces ¿Cuál es la verdadera Inclusión Educativa con calidad de vida para Educación Inclusiva? o, ¿Es que la Inclusión Educativa para las poblaciones altamente vulnerables es solamente social en escenarios pedagógicos? y ¿Qué hacemos con aquellos niños, niñas y adolescentes, que se considera por la ciencia médica, que se encuentran en procesos de morbilidad a mortalidad altamente vulnerables, pueden o no pueden ser incluidos? Ya que si pretendemos eliminar otros procesos de educación como la segregación o la integración, ¿Dónde serían incluidos, qué población docente los aceptaría por lo complejo de su manejo, qué población educativa los aceptaría, cuando la comunidad docente no está preparada para su manejo? y ¿Qué decir con los docentes especialistas como por ejemplo en química, física y matemáticas que se les exige que sus educandos estén listo para competir, harán el proceso de Inclusión Educativa y social limitando el proceso de calidad de la enseñanza cobijados por la flexibilización curricular?
Reitero, creo en la Inclusión Educativa con calidad de vida para la Educación Inclusiva. Considero que el proceso ha de ser juicioso establecido desde la didáctica pedagógica de la Educación Inclusiva, capacitando a los docentes para convertirse en docentes desde, por y para la diversidad, pero igualmente reconociendo bajo un diagnóstico pedagógico situacional, que hay poblaciones que no son susceptibles de incluir y si se forzara el proceso desde un concepto homogenizador, todos obligados a estar en la inclusión, lo que se lograra ya no será la exclusión sino un mayor detrimento: la auto exclusión.
http://www.redem.org/desde-la-inclusion-educativa-para-educacion-inclusiva-generando-proyectos-con-calidad-de-vida/
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