Pues esto puede ser el fin de Facebook, al menos para mí. Si me tengo que comer las fotos de las vacaciones de mis amigos, a los que adoro, por cierto, en lugar de lo último de la BBC, del Reuters Institute, del Portal de la Comunicación o de grandes bloggers como Enrique Dans, Javier Guallar o Julio Alonso Arévalo (por mencionar solo a unos pocos de los estupendos autores que sigo) por mí, apaga y vámonos. Espero que sea una falsa alarma.
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