domingo, 14 de junio de 2015

Las nuevas bibliotecas ya no son iglesias

"Tenemos que redefinir el papel que desempeñamos. Tenemos que ayudar a la gente, ser amigables, a veces somos demasiado formales y oficiales. Tenemos que decidir junto a los usuarios que materiales adquirimos y que necesitan. Yo no veo la biblioteca como una sala de estar sino como una cocina, donde cada uno trae ingredientes y cada día sale un menú distinto”. Ellos han dicho definitivamente adiós al almacén de libros"
Tres proyectos internacionales revolucionan la gestión de estos centros culturales ya no son lugares consagrados a leer en silencio
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