“Una buena disposición de libros en la biblioteca digital rebaja el pirateo. El libro no es un producto en sí mismo, también es un servicio. Holanda y Suecia hacen préstamo digital desde hace más de una década y allí la tasa de piratería es del 7%. Aquí, del 70%. Los editores creen que la biblioteca digital es contraria a sus intereses económicos. Están muy confundidos”, añade Alonso. Otro inconveniente en el préstamo digital: sólo un 6% de la población es nativa digital. “La mayoría somos lectores de transición”, dice Julio Alonso Arevalo. Por eso, en realidad, no hay confrontación entre formatos: “Papel y digital conviven completamente”.
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