jueves, 2 de octubre de 2014

La casa de los escribanos

RINCONCITO SANJUANINO

La casa de los escribanos

Está en 9 de Julio, al Oeste de Güemes, y tiene más de 141 años. En una parte funcionó la Cárcel de Mujeres y se intentó hacer la Terminal de Ómnibus, donde hoy están los edificios 9 de Julio. Por Gustavo Martínez Puga.

La casa de los escribanos
El patio central de la casona, epicentro de eventos sociales de los Oro.

Por Gustavo Martínez Puga

Los papeles de la escritura certifican que ya en 1873 la casona estaba en pie. Y desde entonces perteneció siempre a una misma familia estrechamente vinculada a la escribanía durante casi 100 años, los Oro.
Por calle 9 de Julio, metros al Oeste de Güemes, en Capital, la casona de los tres siglos se mantiene de pie, erguida ante el paso del tiempo, soportando desde terremotos hasta expropiaciones que le picaron muy cerca a medida que a Ciudad de San Juan crecía y se extendía.

Esa escritura original dice que en 1873 la casona era propiedad de Víctor Modesto Bustos. Tenía dos hectáreas y media, entre las dos casas y las viñas que había, lo que hacía que la propiedad se extendiera hasta lo que hoy es la Diagonal Don Bosco y Brasil.

En 1900, Víctor Modesto Bustos –de profunda fe católica- donó a la Congregación del Buen Pastor 50 metros más la casa contigua a la que hoy está de pie por calle 9 de Julio. Allí funcionó la Cárcel de Mujeres hasta el terremoto del ´44.

Como los papeles de la donación decían que ese espacio debía quedar para los herederos si en el futuro no era usada por esa congregación religiosa, el gobierno expropió esa propiedad contigua para hacer la Estación Terminal de Ómnibus. Luego se cambió ese fin y se decidió donar el terreno al IPV, donde se levantaron lo que hoy son los edificios 9 de Julio.

La propiedad original sufrió otras expropiaciones en 1965 en lo que eran los fondos, cuando se abrió la calle Güemes y la Brasil. Afortunadamente esas decisiones oficiales no afectaron la estructura original de la casona que hoy es un emblema de otros tiempos que los terremotos erradicaron de la memoria de los sanjuaninos.

A eso se agrega la fuerte raigambre tradicional y familiar de sus propietarios, quienes optaron por el placer de vivir en esa casona antes de comercializarla o derribarla para hacer una construcción más moderna en plena ciudad.

Esa familia son los Oro, un apellido vinculado a los primeros escribanos de San Juan. Fue don Cirilo Rogelio Oro el primero en recibir ese título, en diciembre de 1917, cuando lo adscribió don Diego Yun. Desde entonces y hasta ahora siempre en esa familia hubo un escribano. Incluso, el dueño actual de la tradicional casa de la calle 9 de Julio es el escribano Guillermo Rogelio Oro.

Don Rogelio Oro supo tener su escribanía en esa casona. Eso fue entre 1944 y 1952, la cual funcionó en las habitaciones que dan al frente, cuyas ventanas con sencillos arcos en la parte superior, custodiadas con rejas labradas a mano, es uno de los datos arquitectónicos que la hacen única.

"Para mí es algo muy personal y sentimental esta casa. Yo nací aquí, me crié hasta que me casé y después pude criar a mis hijos en este lugar. En el patio central nos dimos el gusto de poder festejar los cumpleaños de 15 de mis dos hijas. Todas las reuniones familiares son en esta casa”, comenta Guillermo Rogelio Oro, quien regresó a vivir en la casona desde 1995. Y en el 2009 la heredó definitivamente.

Oro tiene fresco en su memoria todo el árbol genealógico de su familia y el vínculo con la casona. El haber vivido allí desde niño y el que la propiedad siempre haya sido de su familia, le permite conocer a la perfección el lugar.
"Esto era una galería abierta que daba al patio. En 1965 se decidió cerrarla y hacer un gran comedor vidriado, para no perder el contacto con el fondo, y se le hizo esa estufa porque en ese tiempo no había calefacción a gas”, recuerdo Guillermo Rogelio Oro.

Básicamente la distribución de la casona es así: en el ala Este tiene cuatro habitaciones, todas intercomunicadas entre sí, sin la necesidad de salir al pasillo o al patio central; dos habitaciones están al frente, junto al garaje; dos habitaciones en el ala Oeste y otras dos al Sur. Originalmente la casona tenía cuatro habitaciones de servicio más el depósito para almacenar alimentos.

Toda la casona conserva la estructura original. Antes las habitaciones y el comedor estaban en alto. Y el piso de parqué flotante de las habitaciones estaba separado del piso de tierra, lo que hacía una cámara de aire. Las cañas de la galería del patio central aún están atadas con tientos de cuero de tripa, ya que la construcción es anterior a que existiera el alambre.

Los techos de esa galería central están sostenidos por columnas de hierro finamente terminadas, al igual que la decoración en planchas de hierro que decoran las cornisas, todo iluminado por faroles de hierro que, originalmente, supieron ser candelabros de hierro.

Árbol familiar
Víctor Modesto Bustos fue el propietario original de la casona de la calle 9 de Julio. Se casó con Elcira Pintos y tuvo tres hijos: Víctor, Modesto y María Elcira del Sagrado Corazón Bustos. Ella se casa con Cirilo Rogelio Oro y tienen 8 hijos: María Elvira, José León, Elba, Marcelo Guillermo, Juan Carlos, Margarita, Marta y Jorge Oro Bustos.

Marcelo Guillermo heredó la casa. Se casó con Nora Ramella (hija del famoso abogado y político Pablo Ramella) y tuvieron 7 hijos: Juan Pablo, Guillermo Rogelio, Silvina María, Marcelo José, Bernardo Andrés, Patricia Inés y Graciela María Elcira.

De ellos, Guillermo Rogelio Oro Bustos heredó la casa. Se casó con Viviana Elizabeth Palomas Cruz y tuvieron 3 hijos: Pablo Andrés, Ana Beatriz y María Ángeles Oro Palomas.

http://www.tiempodesanjuan.com/sanjuan/2014/10/1/casa-escribanos-66627.html

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