El debate por la lectura y la literatura en la escuela: ¿placer u obligación?
La mirada de escritores y educadores en el marco de la 40ª Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Hay tiempo de visitarla hasta mañana
Coinciden en que la intención de la literatura es "entretener y que los chicos puedan refugiarse en la imaginación".
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Sociedades cada vez más informatizadas y a la
vanguardia de nuevas tecnologías no lograron desplazar el valor y
sentido que tiene la lectura como transmisora del conocimiento. Bajo este principio, todos los años la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires propone la reflexión, el análisis y debate de los problemas de la educación en la Argentina y Latinoamérica.
A cuarenta años de la creación de uno de los eventos
culturales más reconocidos en el mundo de habla hispana, se realizaron
entre el 25 y 26 de abril las Jornadas Internacionales para Docentes,
destinadas a educadores. Sin embargo, la tradicional feria todos los años ofrece talleres, cursos y charlas referidas a la educación y vinculadas con la promoción de la lectura.
LaCapital participó de un encuentro que convocó a
docentes, mediadores y padres y que estuvo coordinado por Susana
Itzcovich, profesora en letras y directora de la colección de libros
Relecturas, dedicada a temas de literatura infantil y juvenil. La
autora además de varios libros entre los que se destacan "Veinte años no
es nada", "Cuentos para leer y contar" y "Pregonero, cuentos para
cuenteros", recientemente editado por Lugar Editorial, invitó a
participar de la charla a varios docentes y autores de la colección,
quienes cuestionaron la enseñanza de la literatura infantil dentro del aula. ¿Es una instancia de placer o una obligación?, preguntaron los educadores.
La imaginación. "La permanente
subordinación de la educación de la literatura infantil y juvenil, para
trabajar con el lenguaje estándar y la comunicación cotidiana ha forjado
una serie de textos escritos en un lenguaje sencillo,
claro y con significados unívocos, eliminando así la posibilidad de
potenciar un receptor con multiplicidad de miradas, que pueda recibir un
texto literario para crear e incentivar su propio imaginario",
reflexiona la escritora Susana Itzcovich.
En la práctica, la literatura ha sido en la escuela
motivación de otras actividades, impidiendo que el niño y el joven
disfrutaran del placer de leer y del enriquecimiento que le proporciona
la narrativa, la poesía y el teatro como partes de un proyecto cultural.
"Hay centenares de libros en el mercado que expresamente no son
literarios: los libros de texto y los manuales, por ejemplo. Tampoco los docentes han leído suficiente literatura para niños como para realizar una selección crítica", reflexiona Itzcovich, con respecto a un tema que preocupa a los educadores.
Para la escritora, la escuela debe fomentar en los niños el hábito y el placer de leer, tanto como los padres lo deben hacer en el hogar. "En los medios de comunicación
casi no hay reseñas u orientación crítica para que padres y maestros
puedan informarse acerca de los buenos libros para niños y jóvenes,
porque es el adulto el mediador entre el niño y el libro, el que deberá
ofrecerles auténtica literatura. Para eso es necesario que el docente,
bibliotecario mediador en la escuela disfrute del placer de la lectura, y
lo pueda transmitir a sus alumnos".
Lectura obligatoria. Otro
tema urticante suele ser la "obligatoriedad" de las lecturas escolares.
La escritora cita a Borges: "La idea de una literatura obligatoria es
una idea absurda: tanto valdría hablar de felicidad obligatoria", y
reflexiona sobre esta idea que sólo puede generar rechazo en el niño o
joven. "Generalmente en la escuela primaria
abrevan información desde un libro único, al que se le agregan cuadros
sinópticos, mapas, cuentos, cuestionarios, entonces la lectura siempre
está vinculada al estudio dirigido y a la obligación, con guías pautadas
que solo permiten respuestas homogéneas, casi únicas, que asfixian al
lector", plantea Itzcovich, ante la necesidad de cambiar la enseñanza de
la literatura y dejar que los alumnos ejerciten sus propias sensaciones
acerca de un texto.
"El lector infantil o juvenil es un lector activo y
no pasivo. Para eso la escuela tiene que buscar una literatura que les
interese realmente, no solo refugiarse en los textos clásicos. ¿Por qué
no letras de rock o
historietas?, textos que los hagan reír, llorar, emocionarse, donde
valoren la imagen visual y puedan leerla como otro lenguaje más. En
general, el docente olvida estos parámetros y no logra transmitir el
"placer de leer", que por supuesto es duro y trabajoso.
Juego infinito.
Entre los docentes y escritores que participaron de la charla, Ernesto
Camilli, autor del libro "Los nombres de las cosas", también opina sobre
el tema: "El juego está en que los maestros sepamos paladear la poesía,
apreciar un Molinari o un Neruda y después intentar participar al
alumno a partir del juego de los significantes hasta el infinito.
Buscamos una escuela que explote de creación"
Cristina Pizarro, otras de las educadoras
participantes y autora del libro "En la búsqueda del lector infinito.
Una nueva estética de la literatura infantil en la formación docente",
propone la literatura por placer, en la búsqueda de un lector infinito
que descubra, indague, explore y se asombre como un niño. "Los criterios de selección
de la literatura infantil siempre han sido un tema álgido en el aula, y
que guarda relación con la postura personal, la formación y los saberes
de cada uno. Hay que enamorarse de los libros, abrazarlos y
apasionarse", afirma.
historia que divierta. Entre los
autores de literatura infantil y juvenil que visitaron la tradicional
feria, y firmaron sus libros a los visitantes, estuvieron presentes
Silvia Schujer, la reconocida autora de más de setenta libros para
chicos, y Liza Porcelli Piussi, joven escritora de cuentos y novelas
para adolescentes y adultos. En un ambiente cálido y colmado de libros,
las escritoras presentaron "Miedo Suelto, Gallinas en Jaula", una
historia que transcurre en un parque de diversiones, y narra la vida de
los personajes de un tren fantasma; y "Más letras que no sé qué", ambas
publicaciones de Editorial Atlántida y autoría conjunta.
Las autoras dialogaron con LaCapital sobre el desafío
de narrar un cuento para el público infantil. "Confiamos en una
historia y luego la escribimos, nuestro objetivo es entretener y
divertir con la literatura, y que los chicos puedan refugiarse en la
imaginación, acompañados por sus padres y docentes", coinciden. "Se
trata de buscar la forma más sencilla de transmitir algo, de acuerdo a
las categorías mentales que tiene un niño, y tratando de incorporar a
través de una historia temas profundos para los chicos como la
maternidad o un hermanito y convertirlo en algo accesible y divertido",
agrega Porcelli Piussi.
Con respecto a los libros recomendados por edad, las
autoras admiten que no escriben inspiradas en eso. "Escuché una vez
decir a Fernando Savater que la edad de un libro la determina el lector
de acuerdo al último libro que leyó, y que nos permite recomendar el
siguiente", comenta Schujer. La escritora de "Historia de un primer fin
de semana" y "Hugo tiene hambre", entre los libros más conocidos,
destaca además la función de las bibliotecas escolares que contribuyen a
crear chicos lectores. "No estamos tan mal en relación a los chicos, me
preocupa más la gente grande que no lee, razón por la cual no puede
contagiar a sus hijos o nietos de un hábito que no tiene", finaliza
Schujer.
La lectura debe ser por placer, por supuesto!
La mirada de escritores y educadores en el marco de la 40ª Feria...
Diario La Capital - Rosario

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