domingo, 4 de mayo de 2014

Ischigualasto, su lugar en el mundo

04/05/2014 POR ELECCIÓN.

Ischigualasto, su lugar en el mundo

Alfredo Báez es artesano y desde hace una década vive dentro del Parque. Tiene una enfermedad terminal y no quiere abandonar ese sitio.Mónica Martín - Diario De Cuyo

        
Vio cómo la nieve tapaba los mesones repletos de artesanías. Sintió el Sol ardiente de las siestas de enero. La lluvia mojó en más de una oportunidad todas sus pertenencias y durante mucho tiempo vivió en una piecita que le prestaban. Ahora habita uno de los stands que construyeron para los artesanos del lugar. Y aunque padece unaenfermedad terminal, decidió pasar sus últimos días entre dinosaurios y turistas de todas partes del mundo, porque es lo que lo hace feliz. Así, Alfredo Báez, uno de los artesanos más antiguos que tiene el Parque Ischigualasto, en Valle Fértil, optó por elegir ese sitio como su hogar y su destino final.

Pasa las horas entre mates, pinzas y arcilla. Cada día es un desafío, una nueva creación, una nueva escultura, pero también un esfuerzo para seguir vivo. Hace un tiempo se enteró que tenía un tumor en la cabeza y comenzó a tratar la enfermedad. Pero lejos de bajar los brazos y mudarse a un sitio más poblado, Alfredo decidió quedarse dentro del Parque. 

“Este es mi lugar, es donde quiero morir. Es lo que me hace feliz y no necesito más”, dice el hombre mientras mueve sus dedos hábilmente al armar un anillo con motivos de dinosaurios. Alfredo se instaló en Ischigualasto hace una década. Y fue por amor. El hombre cuenta que conoció a una mujer de la que se enamoró y que con el tiempo se convirtió en la madre de sus dos hijos que hoy viven en San Agustín de Valle Fértil y que lo visitan periódicamente en el Parque. Antes de esto, Alfredo, oriundo de Buenos Aires, pasó por varios pueblos del Sur argentino antes de instalarse en San Juan. Al artesano no le gusta decir cuántos años tiene y repite a cada rato que todo fluye. No le importa pasar necesidades siempre y cuando esté haciendo lo que le gusta: crear. Sin embargo, cuenta que desde que se enteró que estaba enfermo comenzó a hacerse tratar. “No me quita el sueño la enfermedad. Pienso en mis hijos, pero también sé que todo pasa”, dice el hombre. 

Antes de vivir en una pequeña piecita que tiene detrás del stand donde vende sus productos, justo en el ingreso al Parque, Alfredo pernoctaba en un sitio que le prestaban los guías del lugar. Por aquella época, sus artesanías estaban expuestas en los mesones ubicados a la intemperie, en el sector que estaba frente a lo que hoy es la confitería. Allí se pasó nueve años soportando las inclemencias climáticas. Pero nunca pensó en abandonar Ischigualasto. “Este lugar es mágico. Inigualable. Me inspira. No podría vivir en otro sitio”; dice. 

Ahora, este artesano comenta que no se detiene a pensar en lo malo porque la afluencia de turistas es cada vez mayor y logra vender toda su mercadería en el mismo día. Por lo que sus manos y su cabeza están todo el tiempo creando. “Los que más compran son los turistas de otras provincias. Los extranjeros casi no llevan nada. Además de los dinosaurios en madera, ahora estoy creando cuestiones más abstractas”, finaliza Alfredo.
Fotos
 ESPACIO CREATIVO. Alfredo se pasa todo el día en uno de los stands que el Parque armó el año pasado para los artesanos. Dice que ahora está más cómodo y expone mejor sus creaciones.
 SOPORTAR TODO. Durante años, Alfredo expuso sus artesanías en un mesón en la entrada del Parque. Ahora tiene un cómodo stand que posee hasta techo.
 EN FAMILIA. El momento de mayor felicidad es cuando lo visitan sus hijos Nahuel y Jesús. Los chicos pasan con su padre varios días al mes y le hacen compañía. http://diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=620550

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