31/07/2014 REALIDAD
Aprendizaje para enseñar
Manuel Castillo (*)
El pasado 27 del corriente la Escuela Normal San Martín cumplió el 82 aniversario, lo que nos ha llevado a reflexionar sobre la dificultad que a veces en este tiempo demanda la tarea educativa. En los comienzos de esta escuela, las alumnas enfrentaron una lucha por el derecho a aprender a enseñar. Un grupo de sanjuaninas querían ser maestras, la dificultad no estaba en la cotidianidad del aula, tenía carácter político. Un proyecto quitaba a la escuela el carácter de "Normal'', que se unía a la especialización como maestra del hogar agrícola. En ese caso la formación se hubiera reducido a una profesionalización en técnicas vinculadas a la industria local, limitada a zonas fuera de las áreas urbanas y suburbanas. Si la escuela mantenía su origen como formadora de maestros, eso ayudaría a llevar la escuela primaria a toda la provincia. Las aspirantes a ser maestras lucharon por ese ideal, hubo reacción en la que participaron los padres, hasta que la ley 760 de 1936 permitió la continuidad de la Escuela Normal.
La historia transcurrida incluye cambios en la formación docente, los tiempos actuales plantean problemas nuevos en la tarea de enseñar. Aprender a enseñar aparece como objetivo en una realidad que es necesario conocer, que exige esfuerzo, dedicación, vocación. Se necesita disposición para luchar ahora dentro del aula, cuando el esfuerzo invertido en la noble tarea de enseñar, no encuentra resultados con la rapidez que se espera, aun teniendo en cuenta que es propio de la docencia pensar en objetivos diferidos, cuya realización se verá más adelante; a veces la falta del resultado inmediato puede desalentar. Aquí se recuerda la comparación de la enseñanza con una siembra, la semilla esparcida por el maestro tiene la fuerza para dar frutos con el tiempo, pero se quiere ver las condiciones favorables a ese crecimiento. Es un problema que hoy puede verse agravado, requiere de la paciencia y criterio del maestro para ver que la semilla tiene fuerza para crecer y que su palabra se hace semilla aun en las dificultades de hoy.
Una comparación puede ayudar a entender eso. Hay especies de bambú cuyas semillas se siembran y cuidan, se aporta agua y abono, pero crecen muy lentamente durante los primeros años; después en seis u ocho semanas crecen algunos metros. Los cuidados iniciales dan resultado después de un tiempo necesario, lo que no quiere decir que se puedan desatender esos primeros cuidados. La planta crecida muestra un desarrollo, su realidad actual incluye los lentos pasos del comienzo, la llegada a la situación favorable que permitió el rápido crecimiento, gracias a los buenos comienzos donde fue ayudada por el sembrador. No se puede descuidar el hoy, eso puede dificultar el futuro, además hay objetivos para el hoy, la tarea de la familia y del maestro es insustituible en la educación. Podemos verlo en nosotros mismos, tal vez recordemos situaciones concretas en que nos ayudaron a crecer, la palabra escuchada en situaciones difíciles, el interés que otros tuvieron en nuestra formación.
Los maestros que salen hoy de la formación docente, se enfrentan con una realidad donde su tarea puede verse desvalorizada, también otros valores pierden consideración en algunos casos, en la existencia agitada de hoy, la verdad, la solidaridad, la familia como educadora.
Hoy se recuerda la lucha que sostuvieron las alumnas de los primeros años de esta escuela por llegar al magisterio, puede ser un estímulo para asumir la situación actual, donde pese a sus dificultades no se pierde el carácter docente.
(*) Profesor de Antropología Filosófica en UNSJ.
La historia transcurrida incluye cambios en la formación docente, los tiempos actuales plantean problemas nuevos en la tarea de enseñar. Aprender a enseñar aparece como objetivo en una realidad que es necesario conocer, que exige esfuerzo, dedicación, vocación. Se necesita disposición para luchar ahora dentro del aula, cuando el esfuerzo invertido en la noble tarea de enseñar, no encuentra resultados con la rapidez que se espera, aun teniendo en cuenta que es propio de la docencia pensar en objetivos diferidos, cuya realización se verá más adelante; a veces la falta del resultado inmediato puede desalentar. Aquí se recuerda la comparación de la enseñanza con una siembra, la semilla esparcida por el maestro tiene la fuerza para dar frutos con el tiempo, pero se quiere ver las condiciones favorables a ese crecimiento. Es un problema que hoy puede verse agravado, requiere de la paciencia y criterio del maestro para ver que la semilla tiene fuerza para crecer y que su palabra se hace semilla aun en las dificultades de hoy.
Una comparación puede ayudar a entender eso. Hay especies de bambú cuyas semillas se siembran y cuidan, se aporta agua y abono, pero crecen muy lentamente durante los primeros años; después en seis u ocho semanas crecen algunos metros. Los cuidados iniciales dan resultado después de un tiempo necesario, lo que no quiere decir que se puedan desatender esos primeros cuidados. La planta crecida muestra un desarrollo, su realidad actual incluye los lentos pasos del comienzo, la llegada a la situación favorable que permitió el rápido crecimiento, gracias a los buenos comienzos donde fue ayudada por el sembrador. No se puede descuidar el hoy, eso puede dificultar el futuro, además hay objetivos para el hoy, la tarea de la familia y del maestro es insustituible en la educación. Podemos verlo en nosotros mismos, tal vez recordemos situaciones concretas en que nos ayudaron a crecer, la palabra escuchada en situaciones difíciles, el interés que otros tuvieron en nuestra formación.
Los maestros que salen hoy de la formación docente, se enfrentan con una realidad donde su tarea puede verse desvalorizada, también otros valores pierden consideración en algunos casos, en la existencia agitada de hoy, la verdad, la solidaridad, la familia como educadora.
Hoy se recuerda la lucha que sostuvieron las alumnas de los primeros años de esta escuela por llegar al magisterio, puede ser un estímulo para asumir la situación actual, donde pese a sus dificultades no se pierde el carácter docente.
(*) Profesor de Antropología Filosófica en UNSJ.
http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=633150
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