20/06/2014 EDITORIAL
Belgrano fue un verdadero héroe
El creador de la Bandera fue un prócer magnánimo con los vencidos y humilde ante la gloria que supo conseguir.
Hoy se celebra el Día de la Bandera, pero en el imaginario colectivo está presente el hecho de que en un día como éste, en 1820, moría su creador, Manuel Belgrano, unverdadero héroe paradójico. Un general no formado en escuelas militares ni en campos de batalla, sino en la universidad y la corte.
Estudiante en Salamanca y Valladolid, cortesano en Madrid, hombre de mundo abierto a novedades e innovaciones intelectuales y sociales de la época, aprende idiomas y se arriesga con las doctrinas económicas en auge. Hombre de leyes, cuando apenas tiene 24 años, regresa nominado, por orden real, secretario del Consulado en Buenos Aires. Pero su vida experimentará un viraje: las Invasiones Inglesas lo enfrentan a la necesidad de convertirse en hombre de armas antes que de leyes y de letras.
La Primera Junta lo delega para llevar la buena nueva por las tierras litoraleñas hasta el Paraguay. Coronel primero, general después, da a la Patria en genial intuición su insignia, la Bandera, y en la dura convocatoria de la batalla obtiene victorias, sufre derrotas, va delineando fronteras. Belgrano fue historia cuando ganó y cuando perdió batallas. Pero él fue también ejemplo. En la victoria, como en Tucumán y en Salta, magnánimo con los vencidos y humilde ante la gloria. En la derrota, como Vilcapugio y Ayohúma, no alimentó odios. Pero junto al amor de la Patria, Belgrano promocionó la cultura,
crea escuelas a lo largo de su trashumante itinerario y funda pueblos asentados en el viento y los esteros.
Con el premio recibido por la batalla de Salta, dispone crear cuatro escuelas. Se preocupa por la educación de las mujeres y para todos los estamentos sociales. Apremiado por sus fiebres, y enfermo, muchas de sus horas se deslizaron en su pobrecatre de campaña: escribía cartas, imaginaba estrategias, textos y campañas. Enfermo y pobre, endeudado al no percibir sueldos atrasados ni devolución de lo gastado en dar de comer a sus tropas, murió sin riquezas materiales.
El poeta Marechal señaló: "La patria es un dolor que nuestros ojos no aprenden a llorar. La patria es un dolor que aún no tiene bautismo\'\'. Pero la patria es una esperanza construida día a día, entre todos. Belgrano nos ha enseñado cómo hacerlo: con el poder concebido como servicio sin excluir a nadie, y con espíritu magnánimo para no albergar resentimientos.
Estudiante en Salamanca y Valladolid, cortesano en Madrid, hombre de mundo abierto a novedades e innovaciones intelectuales y sociales de la época, aprende idiomas y se arriesga con las doctrinas económicas en auge. Hombre de leyes, cuando apenas tiene 24 años, regresa nominado, por orden real, secretario del Consulado en Buenos Aires. Pero su vida experimentará un viraje: las Invasiones Inglesas lo enfrentan a la necesidad de convertirse en hombre de armas antes que de leyes y de letras.
La Primera Junta lo delega para llevar la buena nueva por las tierras litoraleñas hasta el Paraguay. Coronel primero, general después, da a la Patria en genial intuición su insignia, la Bandera, y en la dura convocatoria de la batalla obtiene victorias, sufre derrotas, va delineando fronteras. Belgrano fue historia cuando ganó y cuando perdió batallas. Pero él fue también ejemplo. En la victoria, como en Tucumán y en Salta, magnánimo con los vencidos y humilde ante la gloria. En la derrota, como Vilcapugio y Ayohúma, no alimentó odios. Pero junto al amor de la Patria, Belgrano promocionó la cultura,
crea escuelas a lo largo de su trashumante itinerario y funda pueblos asentados en el viento y los esteros.
Con el premio recibido por la batalla de Salta, dispone crear cuatro escuelas. Se preocupa por la educación de las mujeres y para todos los estamentos sociales. Apremiado por sus fiebres, y enfermo, muchas de sus horas se deslizaron en su pobrecatre de campaña: escribía cartas, imaginaba estrategias, textos y campañas. Enfermo y pobre, endeudado al no percibir sueldos atrasados ni devolución de lo gastado en dar de comer a sus tropas, murió sin riquezas materiales.
El poeta Marechal señaló: "La patria es un dolor que nuestros ojos no aprenden a llorar. La patria es un dolor que aún no tiene bautismo\'\'. Pero la patria es una esperanza construida día a día, entre todos. Belgrano nos ha enseñado cómo hacerlo: con el poder concebido como servicio sin excluir a nadie, y con espíritu magnánimo para no albergar resentimientos.
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