29/06/2014 20 AÑOS SIN BRUZZONE
El legado del Maestro
San Juan atesora buena parte de la obra del prolífico pintor sanjuanino; varias en manos de sobrinos y descendientes.Estela Ruiz M. - Diario de Cuyo http://diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=628898
El pasado 14 de junio se cumplieron 20 años de la desaparición física de Alberto Bruzzone, artista plástico que formó parte de una generación que "marcó una identidad en la pintura argentina del Siglo XX\', y a quien se considera fundador del "realismo rioplatense\', junto a sus amigos Berni, Castagnino, Policastro, Urruchúa y Spilimbergo. Y para él San Juan no fue apenas un dato de su partida de nacimiento. Hijo de una sanjuanina y de un militar italiano, vivió hasta los 8 años en esta tierra, adonde se instaló entre 1928 y 1932 y a la que regresó con frecuencia, para visitar a tíos, hermanos, sobrinos y sobrinos nietos; a quienes les fue obsequiando una buena cantidad de obras, en su mayoría retratos, aunque también hay paisajes y naturalezas muertas. Otro tanto está en manos privadas y museos del país y del extranjero; pero el grueso de su historia -y especialmente desde mediados de los "60- habita El Grosellar, un barrio marplatense donde construyó su hogar-taller con su mujer Magdalena Konopacki, última musa y guardiana de sus creaciones. Ahora como Casa-Museo Bruzzone, recibe a quien se interese por la vida y obra de este personaje a quien su parentela local -que lo llama "Toto\'- recuerda como un hombre de carácter y valores, encantador, enamoradizo, ocurrente, culto y generoso.
"Cuando muere el padre de Toto, la madre piensa que lo mejor era que Alberto fuera militar y lo mete al colegio militar, medio como siguiendo la tradición familiar, pero él pedía la baja y mi abuela no quería firmar para que se la dieran. Toto se aguantó el año, pero cuando llegaron los exámenes hizo macanas para no seguir más y así se fue del colegio militar. Cuando muere su padre, la madre decide volver a San Juan. Vinieron a la casa de una tía, Adelaida Salas. Aquí estuvo trabajando en el juzgado, después tuvo varios trabajos, enseñó inglés y hasta se hizo agente de policía en Buenos Aires... pero él tenía una vocación por la pintura... Era un tipo macanudo, tenía mil anécdotas, siempre tenía algo para contar\', recuerda su sobrino Tito Basañez, el memorioso de la familia.
Bruzzone, que había nacido en la montaña, murió a metros del mar. Tenía 87 años cargados de historias, de largas charlas con amigos y seres queridos, de lucha social, de tango, de mundo, de amores, de bohemia, de ideales, de libertad y de paz... Y de todo eso hizo arte.
"Cuando muere el padre de Toto, la madre piensa que lo mejor era que Alberto fuera militar y lo mete al colegio militar, medio como siguiendo la tradición familiar, pero él pedía la baja y mi abuela no quería firmar para que se la dieran. Toto se aguantó el año, pero cuando llegaron los exámenes hizo macanas para no seguir más y así se fue del colegio militar. Cuando muere su padre, la madre decide volver a San Juan. Vinieron a la casa de una tía, Adelaida Salas. Aquí estuvo trabajando en el juzgado, después tuvo varios trabajos, enseñó inglés y hasta se hizo agente de policía en Buenos Aires... pero él tenía una vocación por la pintura... Era un tipo macanudo, tenía mil anécdotas, siempre tenía algo para contar\', recuerda su sobrino Tito Basañez, el memorioso de la familia.
Bruzzone, que había nacido en la montaña, murió a metros del mar. Tenía 87 años cargados de historias, de largas charlas con amigos y seres queridos, de lucha social, de tango, de mundo, de amores, de bohemia, de ideales, de libertad y de paz... Y de todo eso hizo arte.
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