Diálogo con Alberto Minujín. Pobreza intraurbana en la población infantil
La
temática de la pobreza requiere de un abordaje que subraye el carácter
multidimensional de este fenómeno e ilumine aquellas especificidades que
hacen de
la pobreza infantil
algo distinto a la pobreza de adultos. En los últimos años se ha
difundido una serie de medidas multidimensionales para monitorear la
pobreza infantil, asumiendo que se trata de una problemática que
trasciende a la disponibilidad de ingresos. Entran en juego muchas otras
dimensiones que van desde el acceso a servicios sociales básicos de
calidad, como agua y saneamiento o educación, al padecimiento de las
diversas formas que asume la exclusión. Desde discriminaciones sociales
-ser distinto por ser pobre- a discriminaciones por género, étnica o
religión. Aquí entran en escena los diversos rostros que adquiere la
desigualdad. Por un lado las desigualdades verticales o jerárquicas
deben su explicación a disparidades sociales y de ingresos. Por su
parte, lo que se conoce como diferencias horizontales alude a la
negación de derechos a causa de la discriminación y el no
reconocimiento. Mientras la ciudad es en términos geopolíticos una sola,
suele albergar en sí misma muchas ciudades. Es decir, las ciudades
están fragmentadas y las condiciones de vida en sus distintos barrios o
comunas puede ser verdaderamente diferente. Accesos muy variados a los
derechos de educación, recreación, saneamiento, trabajo, circulación,
implican diferentes posibilidades de experimentar y participar en la
ciudad.
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