Reconocen la cultura inca

Articulo publicado en  http://www.lanacion.com.ar/1706554-reconocen-la-cultura-inca

La noticia de que la Unesco designó Patrimonio de la Humanidad el popular Camino del Inca -en quechua, Qhapaq Ñan- no sólo debe ser destacada porque es la primera vez que se incorpora a la lista de ese organismo internacional un sitio que hoy abarca seis países: de la Argentina a Chile, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Esta distinción es también el logro de un trabajo en conjunto de los equipos de expertos de esas naciones, que comenzó en 2001 para unificar criterios y que continuará ahora, a partir del compromiso de no hacer modificaciones en el sitio, a todo lo largo del recorrido, sin autorización de la Unesco; de promover la investigación científica, y de facilitar el acceso a recursos financieros para estudiar sitios arqueológicos y realizar obras de conservación.

Esta red de comunicación vial significa, además, como lo destacó la ministra de Cultura de Perú, Diana Álvarez, "el reconocimiento del mundo a la cultura inca", que construyó una infraestructura gigantesca uniendo kilómetros de camino para organizar el mundo andino conocido. Un extraordinario sistema de caminos que, además, se extiende por una de las zonas geográficas del mundo de mayores contrastes: entre los Andes, la selva tropical, las costas del Pacífico y desiertos, como hizo constar el comunicado de la Unesco, porque el trazado del Qhapaq Ñan recorría longitudinalmente todo el Tahuantinsuyo, desde el occidente de la Argentina hasta el sur de la actual Colombia, y la vía principal tiene unos 6000 kilómetros de Norte a Sur. Para los millones de turistas de todo el mundo que lo han visitado, el trecho más famoso es el que parte de Cusco, la mítica capital incaica, hasta la ciudadela de Machu Picchu, en donde está la Puerta del Sol y se accede a las vistas completas del magnífico emplazamiento.

A la alegría del reconocimiento debe suceder ahora la etapa de estudio de cómo puede llegar a influir en las actividades que se desarrollarán en el futuro a todo lo largo del camino y en zonas que no están precisamente habituadas ni preparadas para recibir visitas, que no sólo deberán ser sistematizadas sino programadas en función de la conservación y preservación de los lugares. Los seis países depositarios de estas joyas arqueológicas deberán ser muy prudentes en la administración de este patrimonio que, con justicia, pertenece ahora al mundo..