30/04/2013
Más de medio siglo después del lanzamiento de la popular serie de
dibujos animados, ¿cuánta de esa tecnología existe en el siglo XXI?
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Última actualización:
30/04/2013 9:04:57 am
Televidentes de todas
las edades imaginaron que volaban en sus vehículos personales, vivían
en ciudades flotantes y viajaban con frecuencia a la
Luna, tal como lo hacía la familia de
Los Supersónicos en 2062.
Más de medio siglo después del lanzamiento de la popular serie de dibujos animados, creada por
William Hanna y
Joseph Barbera
en 1962, ¿cuánta de la tecnología que imaginábamos se ha vuelto
realidad? Las respuestas siguientes provienen de un informe de la cadena
de radiodifusión británica
BBC.
Fueron muchos los televidentes que soñaron con tener a su propia
Robotina, la sirvienta robótica de los Supersónicos.
Robotina no sólo se encargaba de llevar a cabo las labores domésticas
de la casa, como cocinar y limpiar, si no que además ayudaba a la
familia con las tareas más básicas de su rutina, como despertarse y
vestirse.
Aunque todavía estamos lejos de contar con robots que nos saquen de
cama cada mañana, existen modelos capaces de realizar algunas tareas por
su cuenta.
Uno de ellos es
Asimo, el robot humanoide inteligente de la compañía
Honda,
que interactúa con el mundo que lo rodea y cuenta con sensores que le
permiten predecir la dirección en que caminan las personas para no
chocar contra ellas.
La última versión del robot es capaz de encender luces, abrir puertas y cargar objetos.
Otros dispositivos enfocados específicamente en las labores de limpieza se han vuelto cada vez más populares.
El más conocido es el aspirador robótico
iRobot, de la empresa
Roomba,
un aparato en forma de disco con sensores de contacto con paredes y
muebles, capaz de detectar los rincones más sucios de la casa.
Si bien el iRobot cuenta con una grabación de voz que alerta al dueño
en caso de atascarse, carece de la calidez y multifuncionalidad que
hacía de Robotina un elemento indispensable en la casa Supersónica.
Una de las grandes diferencias entre el mundo imaginario de los
Supersónicos y la realidad actual, es la relación entre los avances
tecnológicos y el tiempo.
El protagonista de la serie,
Súper Sónico, se
quejaba con frecuencia de su extenuante jornada de trabajo, que
consistía en trabajar tres horas al día y tres días a la semana, siendo
su principal labor apretar repetidamente un botón.
Esto refleja la percepción que se tenía hace 50 años de cómo la
tecnología iba a sustituir a la mayoría de nuestras labores, dando lugar
al ocio y el entretenimiento.
Aunque se habla mucho de la manera en que la nueva tecnología laboral
está sustituyendo al hombre, tenemos la sensación de que somos más
esclavos del trabajo que antes.
Según un informe realizado por el
Center for American Progress, hoy las familias estadounidenses trabajan en promedio 11 horas más por semana que en el periodo comprendido entre 1977 y 1979.
El mismo estudio indicó que alrededor del 14% trabaja más de 50 horas
semanales, mientras que a finales de los 70 el porcentaje era de 6,1%.
Muchos de los seguidores de la serie futurista lo tenían clarísimo:
en el futuro viajarían a la Luna como si se tratara de un viaje
transatlántico. Era un sueño alimentado por los frecuentes viajes al
satélite que realizaba la familia Sónico.
En uno de los episodios más conocidos, el pequeño
Cometín se va con un grupo de niños a explorarla.
La empresa
Virgin Galactic, del empresario
Richard Branson, lleva varios años ofreciendo “vuelos suborbitales” a la Luna.
Cientos de privilegiados ya hacen parte de la lista de espera, tras
haber acordado pagar la suma de US$200.000 por el paseo espacial.
"Se trata de un precio similar al que tenía un vuelo transoceánico en los años 20", afirmó Branson en distintas ocasiones.
"Pero tal y como ocurrió con ese tipo de servicio, los costes se
reducirán y los viajes a la estratosfera se convertirán en algo normal",
añadió.
Queda por verse si sus predicciones se convierten en realidad.
Quizá la mayor decepción para quienes fantaseaban con un futuro
Supersónico es que todavía no nos transportemos en vehículos voladores.
La imagen de la familia Sónico volando en su vehículo personal y
aterrizando en el trabajo, o la escuela, se convirtió para muchos en un
sinónimo de futuro.
La idea de crear un carro volador ha sido perseguida por muchos
ingenieros en las últimas décadas, y han diseñado múltiples modelos que
se acercan al objetivo.
Uno de los últimos es el
Terrafugia Transition, un híbrido entre un auto y una avioneta.
El vehículo tiene un costo de US$279.000, alcanza una velocidad
máxima de 185 kilómetros por hora y en vuelo puede llegar a alcanzar los
427 metros de altura.
Está diseñado para que pueda ser estacionado en el garaje de una casa, doblando sus alas, y funciona con combustible sin plomo.
Aunque el modelo ha puesto a volar la imaginación de muchos, su costo
excesivo y algunas limitaciones mecánicas parecen indicar que todavía
estamos lejos de la fantasía Supersónica.
Los personajes de la serie de Hanna-Barbera se comunicaban regularmente a través del video chat.
Ultra, la madre, lo utilizaba para hablar con sus hijos y esposo, y Súper Sónico para comunicarse con su indeseable jefe, el señor
Júpiter.
En este ámbito hemos logrado superar las expectativas de los Supersónicos.
Una gran cantidad de herramientas que nos permiten comunicarnos a través del video, como
Skype, Google Voice, Facetime y Logitech, son cada vez más comunes, tanto para uso personal como profesional.
Su uso no se limita a un monitor- como en la serie- sino que además está presente en los teléfonos inteligentes.
En Los Supersónicos no se contemplaba la comunicación por mensajería de texto.
En uno de los episodios de la serie, Super Sónico decide recurrir a
la ciencia para clonarse a sí mismo y enviar a su clon al trabajo para
quedarse relajándose en casa.
La clonación humana empezó a verse como una posibilidad real alrededor de la época de los Supersónicos.
Aunque los avances en el campo de la biotecnología llevan a pensar
que se trata de una opción factible, el tema siempre ha sido objeto de
debate debido a las consecuencias que implica, entre ellas el hecho de
poner en juego el bienestar del individuo clonado.
Recientemente, la posibilidad de clonar a animales extintos para traerlos a la vida también ha sido muy discutida.
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