jueves, 18 de abril de 2013

Muchos (libros) argentinos en París


Desde Guillermo Martínez a Leandro Avalos Blacha, pasando por Selva Almada: los franceses los eligen.

18/04/13
Juan José Saer abandona su Serodino natal, en Santa Fe, y se va a vivir, y a morir, en las cercanías de la estación Montparnasse. Julio Cortázar escapando del peronismo se refugia en París, donde ambienta parte de su novela más importante: Rayuela.
La lista podría seguir. Sin embargo, alcanza para graficar la relación, desde siempre, que guarda Francia en el imaginario de los escritores argentinos.
En el último tiempo, esta relación literaria se hizo más intensa y fluida debido a la creciente cantidad de autores que han sido traducidos al francés. Guillermo Martínez, que publicó Crímenes imperceptibles (Mathématique du crime), La muerte lenta de Luciana B.
(La mort lente de Luciana B.) y Acerca de Roderer (La vérité sur Gustavo Roderer), y están por publicar Yo también tuve una novia bisexual, todas en Robert Laffont, en el sello Nil, dice: “Es una gran alegría la posibilidad de cruzar fronteras y encontrar otros lectores. Cada país, además, lee a su manera, con sus propias claves”. Por su parte, Leo Oyola, de los jóvenes el escritor que tuvo el reconocimiento más deseado: público y crítica, dice: “He tenido un gran traductor, Olivier Hamilton, y mucha suerte con las dos que ya se publicaron, Chamamé y Gólgota. Han tenido críticas buenas”. Diego Paszkowski, que este año vio llevada a la pantalla su novela Tesis sobre un homicidio, cuenta: “Saldrá en octubre por la editorial La derniére goutte y eso me pone muy contento, en especial porque en mi libro hay un personaje francés y algunas escenas en París”.
¿Qué valores encuentra Francia en la literatura argentina? Para Christophe Sedierta, editor de La dernière goutte: “La literatura argentina contemporánea es una literatura que contiene una energía increíble, una visión aguda de las cosas. Estos autores tienen una manera de explorar un pasado trágico y de hablar del presente, de las relaciones, humanas, políticas y sociales que son todo menos aseptizadas. Hay una exuberancia, una poesía, una libertad en la escritura, un humor y un sentido de la metáfora, excepcionales. No tienen miedo de enfrentar el tema de la monstruosidad latente en el ser humano, o el de la disfunción social, política y familiar. Además, saben cómo contar historias que sirven a una finalidad”. Por su parte, Irene Meyer, una argentina radicada en Francia y que trabaja como asesora y “descubridora” de argentinos para editoriales francesas, cuenta: “Lo que me interesa es la manera tan de nuestro país que tienen nuestros jóvenes autores de considerar el mundo y de escribir: con muchísima fuerza y se involucran totalmente en lo que hacen. Los estilos pueden ser muy diversos pero siempre hay una gran calidad. Algo que hace que me venga “el hambre” de leerlos”.
Entre los jóvenes que ya publicaron está Leandro Avalos Blacha, quien sacó su primera novela Berazachussetts: “Sentí mucha sorpresa y alegría. El libro fue bien recibido: fue candidato en premios de ciencia ficción, este año la edita el sello Folio de Gallimard, y en unos meses publican mi otro libro, Medianera, por Asphalte éditions”. Además, Martín Felipe Castagnet, que con su primera novela Los cuerpos del verano fue ganador en el 2012 del Premio a la Joven Literatura Latinoamericana otorgado por Francia a través de la Casa de Escritores Extranjeros y Traductores, cuenta: “Es la tierra de mis antepasados, junto con Irlanda, por lo que para mí siempre tuvo un valor extra. Fue como haber pasado de una rama al tronco genealógico, con la posibilidad de probar el idioma francés: una fruta rica en la boca, con muchas semillas para escupir”.
Para lo que resta del año dos mujeres van a ver sus primeras novelas traducidas al francés. Una es Selva Almada con El viento que arrasa, elegida mejor novela del 2012 por Revista Ñ y Eterna Cadencia, no cuenta sobre esta experiencia: “Creo que para todo escritor ser traducido es todo un evento. Y que la primera traducción que se haga de la novela sea al francés, también me pone muy contenta: es un idioma que estudié desde chica y por muchos años y que siempre me encantó”. La otra joven escritora es Natalia Moret, quien va a publicar Un publicista en apuros: “Que traduzcan la novela me parece algo espectacular. Cuando la escribí no sabía ni siquiera si alguien iba a querer publicarla, y ver que interesa afuera es muy halagador”                                                                                                  .www.clarin.com/sociedad/libros-argentinos-Paris_0_903509733.html

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