El ser humano necesita leer. La lectura estimula las conexiones
neuronales, es la piedra fundamental de la educación, de la economía del
conocimiento y ayuda a crear y reforzar nuestro sentido del yo.
Según afirma Gail Rebuck , directora ejecutiva de Random House en Reino Unido, en un artículo publicado en The Guardian,
no es relevante el hecho de que la lectura se realice en un libro
impreso o en un dispositivo electrónico, lo importante es perderse en el
placer de leer. Es más, Mercy Pilkington, profesora y colaboradora en el blog de la página Web Good eReader, escribió a propósito de este artículo otro en
el que no sólo corrobora la idea de que la lectura es una necesidad
básica del ser humano, sino que las nuevas tecnologías incluso la
estimulan.
Psicólogos de la Universidad de Washington realizaron un estudio en
el que tras escanear a varias personas leyendo, observaron lo que
pasaba dentro de sus cabezas. Comprobaron que el cerebro simula cada
situación que va apareciendo en la narración, las entreteje con
experiencias que se han tenido en la vida real y crea nuevas conexiones
mentales.
Esto ocurre especialmente cuando los lectores se abandonan a la
lectura, se pierden en el libro y dejan emocional y mentalmente el mundo
real. Algunos estudios han demostrado, que esta forma de leer hace que
la gente sienta más afinidad y cercanía hacia los otros.
Otras investigaciones realizadas recientemente, han descubierto un
descenso considerable de la empatía en los jóvenes, en especial en
culturas avanzadas de occidente. Esto se puede deber al aislamiento que
experimentan al verse inmersos en el mundo virtual. Así, y aunque
resulte paradójico, expertos en tecnología recomiendan los libros como
una solución eficaz.
En opinión de Geil Rebuck, la tecnología arroja tanta soluciones como
retos y por cada puerta que cierra, abre otra. La posibilidad de tener
al alcance de la mano toda una biblioteca; en un lector electrónico, en
un teléfono inteligente o en una tableta, es algo increíble. Los
editores, deberían utilizar cualquier medio tecnológico existente para
incorporar la lectura en la cultura. Lo importante es el mensaje y no el
medio.
Los editores, afirma, tendrían que hacer un mejor aprovechamiento de
la capacidad que ofrece Internet para informar a los lectores habituales
y potenciales, sobre los libros tan magníficos que se publican cada
año. Si el hecho de dejar de leer hace a las personas diferentes: menos
complicados, menos empáticos o menos interesantes, no existe una razón
mayor para luchar por el futuro del libro.
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