10 razones por las que internet no puede sustituir a las bibliotecas
Tomado de http://blogs.dmaweb.info/buva13/?p=190.
El Decano de Servicios Bibliotecarios en la
Universidad de Winthrop en el estado de Carolina del Sur, Mark Y.
Herring, ha publicado un artículo en el que enumera las diez razones por
las que, en su opinión, Internet no puede sustituir a las bibliotecas
convencionales.
Altos costos, desorden, poca fiabilidad y constantes
omisiones, hacen de Internet, según Mark Y. Herring, un recurso que
jamás podrá sustituir a las bibliotecas convencionales.
Herring afirma que dos universidades intentaron, sin
éxito, depender exclusivamente de Internet, pero que las carencias de
las bibliotecas virtuales obligaron, en ambos casos, construir una
biblioteca tradicional con un fuerte componente electrónico.
El Decano de Servicios Bibliotecarios, para quien
Internet puede funcionar como una exitosa herramienta complementaria,
presentó las ”Diez razones por las que Internet no sustituye a las
bibliotecas”, reproducidas a continuación:
1. No todo se encuentra en Internet. Normalmente, lo
valioso en la Red no es gratis y se hace necesario pagar por la
suscripción a bases de datos, revistas profesionales y otros recursos en
formato electrónico disponibles por medio de la Red.
2. La aguja - su búsqueda - en un pajar - la Red. La
Internet es como una inmensa biblioteca sin catalogar. Los motores de
búsqueda, ni organizan la colección virtual, ni seleccionan, ni le dan
la totalidad de lo disponible en la Red acerca de un tema en específico.
3. La ausencia de un control de calidad. Junto al
material científico, médico e histórico, existe mucha basura. No hay
control de calidad, ni confiabilidad en la Red. Tampoco se espera que
llegue a haberla.
4. Lo que se desconoce puede resultar perjudicial. La
gran bendición para las bibliotecas ha sido la digitalización de
revistas profesionales. Aunque se dice que estas poseen artículos en
formato de texto completo, esto no es siempre así. Existen omisiones que
muchas veces pasan desapercibidas. Estas incluyen, en algunos casos,
las notas , tablas, gráficos, fórmulas, entre otros. Además, los
proveedores de bases de datos tienden a eliminar artículos e incluso
revistas sin aviso previo.
5. La inversión en materiales electrónicos o
digitalizados puede duplicarse e incluso triplicarse en comparación con
su costo en impreso. La accesibilidad de estos no es mayor que la del
libro impreso, porque está limitada por las licencias. Si tiene una
licencia para libros electrónicos, no puede leerlo más de una persona
simultáneamente.
6. En cuanto a los lectores de libros electrónicos :
utilizar un lector de libros electrónicos durante más de media hora
puede resultar en un dolor de cabeza y la vista fatigada. Además, si lo
que va a leer tiene más de dos páginas la tendencia es a imprimirlo.
7. ¿Podría existir una universidad sin bibliotecas?
No. Herring presenta la experiencia de dos universidades que intentaron,
sin éxito, depender exclusivamente de Internet. La solución, en cada
caso, fue una biblioteca tradicional con un fuerte componente
electrónico.
8. Y, ¿qué de la biblioteca virtual a nivel estatal?
Podría lograr que el estado se arruine, afirma el autor. El costo de
digitalizarlo todo es increíblemente alto, decenas de millones de
dólares en derechos de autor solamente. Y ¿cómo garantizar que los
estudiantes tendrán acceso universal a estos medios? Otro problema que
plantea al lector es ¿qué hacemos con los libros raros y recursos
primarios valiosos una vez digitalizados? Finalmente, ¿y si se va la
luz?
9. La Internet: una milla de ancho, una pulgada (o
menos) de profundidad. La mayoría de los recursos en el Internet no
tienen más de 15 años. Muchos vendedores de revistas electrónicas
ofrecen añadir un año, a la vez que suprimen otro. El acceso a material
retrospectivo es costoso. Al autor le preocupa que nuestros estudiantes
del futuro conozcan - y tengan acceso a - recursos académicos de más de
diez o quince años.
10. La Internet es universal, pero el libro portátil.
En un sondeo reciente de aquellos que compran libros electrónicos, más
de un ochenta por ciento sostuvo que prefería utilizar la Internet para
comprar libros a leerlos en la Red.
Herring afirma que “nadie como un bibliotecario sabe
cuánto cuesta mantener funcionando una biblioteca”, y que sus colegas
siempre buscan cómo ahorrar “sin comprometer el servicio”.
“La Internet es una maravilla”, sostiene, pero
enseguida añade que “afirmar que las bibliotecas se están haciendo
obsoletas, equivale a decir que los zapatos se han hecho innecesarios
para los pies”.
http://www.pucmm.edu.do/RSTA/BIBLIOTECA/FORMACIONUSUARIOS/Paginas/razonez.aspx?goback=.gde_4215306_member_266617274&_escaped_fragment_=0
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