Este es el primero de una serie de artículos sobre la función y el propósito de las bibliotecas.
Una biblioteca para la ”creación” valora lugares como tinkerspaces o espacios de trabajo colaborativo, dándoles a los usuarios un espacio para llegar a una nueva idea que pueda, en teoría, mejorar su comunidad. Esta idea general es a menudo contrastada con el concepto de una biblioteca como centro de consumo. Una biblioteca de ”consumo”, por el contrario, es una en la que los clientes consumen pasivamente el conocimiento (en la medida en que es realmente posible). En estos términos – “creación” y “consumo” – las bibliotecas son a menudo cuidadosamente empacados en cajas de buenos y malos, progresivos y bastante pesados, nuevos y viejos.
En su blog Sentido y Referencia, Lane Wilkinson explica el debate bastante bien:
“… Cuando escucho a los makerbrarians (bibliotecólogos de la creación) proclamar
que las bibliotecas tradicionales se basan en el consumo de los
conocimientos y las bibliotecas del futuro se basan en la creación de
conocimiento. Yo hago un cambio de idea: las bibliotecas tradicionales
se basan en la información, las bibliotecas del futuros se basan en aprender …” (énfasis añadido)
Al final, sin embargo, este debate establece una falsa y poco útil
dicotomía. Tanto la creación como el consumo ocurren en nuestras
bibliotecas, y nosotros necesitamos ambos. Las bibliotecas son lugares
donde las personas aprenden y hacen e igual importancia tiene el hecho
de que son lugares donde la gente puede conectarse con los recursos –
incluyendo a otras personas – para poder tomar decisione y mejorar sus
vidas y comunidades.Así que ¿por qué estamos teniendo este debate? En últimas, parece dañino para la idea de una biblioteca definirla ya sea como un espacio para la creación de conocimiento (makerspace) o como un espacio para el consumo del conocimiento (espacio de investigación), o ambos. ¿El problema? Este argumento reduce la biblioteca a una simple estructura, un espacio vacío para ser llenado.
Pero eso no es lo que una biblioteca pública es. De hecho, en realidad nunca es lo que una biblioteca pública ha sido. El filántropo estadounidense Andrew Carnegie hizo su fortuna a principios del siglo 20 y gastó millones de dólares en la construcción de bibliotecas públicas y gratuitas en los Estados Unidos. Las bibliotecas siempre han estado destinadas a ser instituciones que sirvan a los miembros de la comunidad. De acuerdo con un artículo de NPR sobre las bibliotecas públicas de Carnegie en los Estados Unidos, “las bibliotecas públicas se convirtieron en instrumentos de cambio … tan fundamentales para la comunidad como las estaciones de policía, bomberos y las escuelas públicas.” Incluso hace cien años, la razón de ser de las bibliotecas era la comunidad.
Este es un concepto universal. Como veremos en la segunda parte de la discusión sobre la función y el propósito de las bibliotecas, este concepto no limita la función de las bibliotecas a la lectura. No requiere que estas tengan makerspaces digitales para ser consideradas útiles o exitosas. El concepto incluye que sean parte integral de su comunidad, respondiendo a sus necesidades - que sepan si la comunidad necesita un programa de educación para la salud, capacitación laboral, o incluso una impresora 3-D. La pregunta acerca de las bibliotecas (con perdón de John F. Kennedy) nunca debe ser lo que podemos hacer en estas, sino lo que estas pueden hacer por nuestras comunidades.
http://beyondaccess.net/es/2013/08/20/bibliotecas-mas-que-un-espacio/
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