jueves, 12 de septiembre de 2013

Cómo se eligen los libros que llegan al aula


Por Malena Sánchez Moccero

Tras la polémica desatada por el envío de materiales obscenos a las escuelas, especialistas y docentes explican cómo se seleccionan los textos que se utilizarán en clase.
12/09/13
La denuncia de docentes mendocinos por el contenido de algunos libros enviados por el Ministerio de Educación nacional a las escuelas disparó la polémica hace unas semanas. Entre los títulos que mencionaron, el más cuestionado fue El Inspector Justo , de Sanyú, un libro de historietas policiales con escenas de alto voltaje sexual. La obra fue editada por Colihue, que dirige Aurelio Narvaja, uno de los integrantes de Carta Abierta.
La pregunta es: ¿cómo llegan esos libros a las aulas? Dentro del Ministerio de Educación, la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas (DNPS) se encarga de proveer de libros a las escuelas del país que más lo necesiten. Según datos de la DNPS, más de 23.000 escuelas reciben estos libros, tanto literatura como libros de texto.
Antes de iniciar cada compra, esta oficina realiza seminarios para explicar los requisitos, que abarcan desde temáticas y géneros hasta formatos. Las editoriales preparan sus propuestas y envían muestras. Según explicaron desde el Ministerio, las muestras son evaluadas por comisiones federales integradas por especialistas que son elegidos por las autoridades educativas de las 24 provincias. Estos especialistas completan una grilla de valoración que es comunicada a las editoriales. Entre los criterios de selección, la DNPS menciona que “la propuesta debe ser apropiada para la edad de los alumnos”.
Aquí aparece una figura clave: ¿quiénes integran estas comisiones federales de evaluadores que eligen qué títulos y, por ende, qué editoriales serán las beneficiadas con las compras del Estado?
“Recién a partir de la compra que se abrió ahora nos pasaron los CV de los evaluadores. Porque antes fue siempre un lío.
Nunca sabíamos quién evaluaba ”, cuenta una editora de literatura infantil que pidió no salir con su nombre.
Una vez que estas comisiones federales eligen los títulos, habrá editoriales que festejen a lo grande: las compras del Ministerio impactan muy positivamente en sus balances. El recorrido clásico de un libro que se vende en librerías es muchas veces impredecible. Habitualmente se imprimen, por ejemplo, 5.000 ejemplares de un título, y se distribuyen en consignación a librerías. Pero si ese título es seleccionado por el Ministerio, se pedirán alrededor de 15.000 ejemplares. Entonces: mayor cantidad y venta segura. Incluso teniendo que venderlos, por ley, al 50% del precio de tapa, las editoriales salen ganando al ahorrarse distribución, gestión con librerías, etcétera.
Según datos del Ministerio, en la última compra, realizada este año, se compraron más de 13 millones de ejemplares para distribuir en las escuelas por un total de 316 millones de pesos. Todo un récord.  Entre tanto número y negocio, existe el riesgo de perder de vista el objetivo central: estimular la lectura en los alumnos. ¿Cómo promocionar este hábito en los chicos? ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de seleccionar el material?
Para los especialistas, aunque la familia tiene un rol importante en la transmisión del hábito de la lectura, hoy la escuela es el espacio clave. Karina Echevarría, profesora de literatura, editora y escritora, afirma: “La familia es la primera promotora de la lectura. Los chicos incorporan estos hábitos a partir de lo que ven en sus casas. Pero a veces, en contextos en los que lectura no es una actividad cotidiana, la escuela se convierte en la puerta de entrada al libro ”.
“La promoción de la lectura debe iniciarse en la casa y desde pequeños. Pero la realidad de Latinoamérica (con padres que trabajan muchas horas, pocas bibliotecas en los barrios, etc.) obliga a la escuela a asumir un rol clave en la formación de lectores”, opina Pilar Muñoz Lascano, profesora en Letras y autora de literatura infantil.
El colegio, además, brinda la oportunidad para analizar y debatir lo leído. “La escuela puede construir un ámbito de reflexión e intercambio para desarrollar las competencias lectoras y escritoras. No se trata sólo de promover la lectura sino de formar lectores ”, opina la escritora y editora Beatriz Actis, especialista en promoción de la lectura y enseñanza de literatura.
“La comunicación asidua con los padres con respecto a este tema, el fortalecimiento del padre como promotor de la lectura en el hogar es fundamental. El niño debe leer en la escuela y debe leer en el hogar”, afirman Patricia Mejalelaty y Rocío Bressia, de Fundación Leer.
Queda claro que la lectura se transmite con el ejemplo. “Un docente lector contagia su entusiasmo por la lectura; puede recomendar, sugerir, compartir lecturas con los chicos”, afirma Echevarría. “El maestro, en todas las estrategias que pueda crear y desarrollar, debe involucrarse él mismo como lector y tratar de hacer actividades que también integren a las familias”, agrega Bettina Caron, docente, escritora y especialista en literatura infantil y juvenil de la UBA.
Los especialistas subrayan que el docente debe conocer tanto los libros como a sus alumnos: “Debe poner especial atención en la selección de los textos, y saber cuáles son los que más van a prender en sus alumnos: por eso es clave que los conozca”, dice Echevarría.
“El aporte puede ser leerles en voz alta, dedicarle tiempo a la lectura en el aula de manera habitual, poner libros al alcance de los lectores y propiciar el diálogo, por solo mencionar algunas estrategias”, agrega Pilar Muñoz Lascano.
Los especialistas coinciden en que en el panorama actual argentino hay una gran variedad de títulos y autores. Esto hace más importante la tarea de selección de las escuelas. “Nuestra literatura infantil abunda en buenos libros y se pueden elegir textos que muestren distintas realidades de la infancia aquí y en el mundo, distintas problemáticas de la edad, de manera realista o fantasiosa; libros que hagan pensar para que los chicos se involucren y se identifiquen ”, explica Bettina Caron.
Mejalelaty y Bressia, de Fundación Leer, concluyen: “Debemos elegir libros para niños con la misma valoración poética con que ponderamos un libro para adultos. Los lectores infantiles deben tener la oportunidad de acceder a textos bien escritos, interesantes, inquietantes, que despierten diversas interpretaciones y amplíen su mirada frente al mundo. Los buenos libros nos dejan pensando: siembran una pregunta, una reflexión, un pensamiento inédito”
.http://www.clarin.com/sociedad/eligen-libros-llegan-aula_0_991700881.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario