Por: Fernanda Jara mjara@infobae.com
La ausencia de la institución del padre es un hecho capaz de marcar un punto de inflexión. ¿Puede la necesidad de llamar la atención generar hechos que violenten tanto la mente como el físico de otra persona?
La violencia es definida como el tipo de interacción humana que
se manifiesta en aquellas conductas o situaciones que, de forma
deliberada, aprendida o imitada, provocan o amenazan con hacer un daño o
sometimiento grave (físico, sexual o psicológico) a un individuo o una
colectividad; o los afectan de tal manera que limitan sus
potencialidades presentes o las futuras.
Históricamente, la palabra violencia fue asociada desde tiempos muy remotos a la idea de la fuerza física. "Los romanos llamaban vis, vires a
esa fuerza, al vigor que permite que la voluntad de uno se imponga
sobre la de otro. En el Código de Justiniano se habla de una "fuerza mayor, que no se puede resistir" (vis magna cui resisti non potest). Vis dio lugar al adjetivo violentus,
que aplicado a cosas, se puede traducir como violento, impetuoso,
furioso, incontenible, y cuando se refiere a personas, como fuerte,
violento, irascible. De violentus se derivaron violare --con el sentido de 'agredir con violencia', 'maltratar', 'arruinar', 'dañar'-- y violentia,
que significó impetuosidad, ardor (del sol), 'rigor' (del invierno),
así como 'ferocidad', 'rudeza' y 'saña", señala la más conocida
enciclopedia online.
Puede
estar en lo cotidiano, en lo más simple, y hasta es capaz de pasar
desapercibida cuando estamos delante de un conjunto de imágenes que deja
un mensaje poco positivo o incomprensible para el receptor, porque no
espera encontrarse con ningún rasgo de violencia.
Tanto es así,
que una simple e inocente publicidad puede dejar de serlo si se la mira
en detalle, como "deshojándola". Es el caso de la que promociona a un
banco, en la que un dulce y moderno padre le tira las llaves de una 4 x 4
al novio de la hija, sin que éste sepa cómo usar el rodado. Y la chica
se va con él, quien aceptó el manojo de llaves y creyendo que en un par
de cuadras sabrá cómo conducirlo.
"La violencia está relacionada con la caída de la autoridad del padre"
"La violencia está relacionada con la caída de la autoridad del padre"
Esas
secuencias de imágenes dejan entrever varios mensajes que definen, en
muchos aspectos, el rol de la institución del padre hoy, porque trastoca
los valores propios de la familia. Las figuras de la hija y su novio
son descuidadas por el adulto que, por el rol de antaño, debería velar
por ellos.
"Estamos asistiendo a una verdadera crisis de la autoridad que está básicamente –entre otras cuestiones– relacionadas
con la caída de la autoridad del padre. El padre actual ya no es lo que
era. En los últimos 50 años del siglo XX hubo casi un derrumbe de la
institución padre", opinó Any Krieger, psicoanalista y miembro didacta APA. "Ese derrumbe no es sin consecuencias: una de ellas es la violencia de todo tipo –incluida la psicológica– porque al
no haber un regulador, como lo era el padre tanto dentro como fuera de
la familia, los valores se fueron perdiendo y se hundieron junto con el
padre y su función", añadió.
¿Por
qué pasa eso? Según la interpretación de la experta, "al desaparecer
toda esta maquinaria que ordenaba y regulaba las relaciones entre los
adultos y los niños o adolescentes, entre adultos o entre jóvenes, se han roto los pactos filiales de todo tipo y es por eso que aflora también la contracara que es la violencia.
Esto acarrea, además, un empuje a la satisfacción impulsional, porque
el padre, al ser el regulador, era el que ponía la palabra; sin la
función paterna, aparece lo más cruento de las pasiones más negativas
que no tienen el límite que el padre ponía con su autoridad y palabra,
consejo y guía. Se perdió el padre que cuida, eso genera violencia y muerte".
El ejemplo de inicio de este texto, que seguramente pasó desapercibido como un episodio violento y que seguramente fue pensado como un mensaje divertido y ameno, deja de serlo al poner en análisis lo subliminal. "Genera violencia intrafamiliar, un padre contemporáneo haciéndose cómplice de un hijo adolescente hacia un goce ilimitado", porque el propio adolescente reclama que el padre sea quien lo cuide y proteja porque "sin él estamos desprotegidos y la violencia es también una manera de protestar y buscar un padre. La violencia es una manera de responder a quien no escucha y debería escuchar al que demanda algo. Eso no tiene por qué ser violencia física. La violencia es la expresión de la falta de palabra. Esto es algo con lo cual tenemos que convivir día a día, en el trabajo, en la calle".
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