1/09/2013 REALIDAD
Mario Daniel Correa D'Amico (*)
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Se hace necesario destacar en este 11 de septiembre no sólo al memorable
e ilustre Domingo Faustino Sarmiento "Maestro de América'' sino además a
todos los maestros que proyectan un futuro mejor en la formación del
niño y del joven para comprender a todo un país en el fenómeno social
más preciado de la civilización como lo es "La Educación''. Los maestros
que proyectan están un paso más adelantado que cualquier otro enseñante
profesional o docente. El maestro que proyecta tiene una connotación
más elevada que cualquier instructor, pues, le cabe el aditamento de
"docente profesor'' porque hace de su ejercicio una verdadera profesión
ya que interviene y modifica los rumbos educativos modelando no solo la
figura del alumno sino además el perfil de la persona.
En nuestro tiempo la imagen del maestro parece haber sufrido una reducción frente a la imagen del político pues este último tiene una intervención tal que cualquier medio de comunicación considera. Sin embargo el maestro fue es y seguirá siendo el factor determinante de la educación de los pueblos y éste no podrá ser reemplazado y menos aún superado por ninguna otra representación social ni alcanzado en su posición cuando en sus objetivos su tarea signifique siempre planificar un futuro que involucre no sólo el conocimiento sino también el trabajo, la convivencia y la paz.
Cuando hay verdaderamente educación los conceptos de justicia, libertad, igualdad y ley, se respetan y nadie los puede alterar. Cuando la educación se deja de lado aparece el autoritarismo, el poder desmedido en el tiempo, el absolutismo de las ideas y la falta de observancia a la Constitución. Estamos a un paso del hartazgo y de la acumulación donde la distribución es substituida por la discriminación.
La educación hace que el exclusivismo no reine; y justamente el maestro es el moderador encargado de evaluar en todos la igualdad de oportunidades como así también en posibilidades. Evidentemente nos cabe a todos una reflexión en este día del maestro. A todos los padres y familias, ciudadanos y políticos, trabajadores y jerárquicos, les comprende un nuevo compromiso social, darle lugar a ese maestro para que tenga un deber renovador frente a los tiempos que vivimos como lo impusiera el mismo Sarmiento a quien quizás por ello le cupo el calificativo de implacable en los destinos de la educación de nuestro país.
Hoy más que nunca necesitamos maestros que proyecten, que den alternativas de conductas que inspiren las mentes de jóvenes -futuros líderes- a verdaderos modelos republicanos. No cabe duda que el sanjuanino Domingo Faustino sostuvo la misma necesidad. El maestro de hoy ha cargado con su propio destino, su misión es visible y contundente, formar la persona del niño y la del joven y proyectar la del futuro gobernante. Su capacidad a podido abrir caminos, despejar dudas e incluso acompañar a las familias. Colaboremos todos para hacer liviana su tarea, tarea que requiere en el presente de la asistencia de la comunidad educativa, del Ministerio de Educación y del Ejecutivo provincial. Por su parte los gremios docentes tienen la vía expedita para transformar el concepto de simples "trabajadores de la educación'' por docentes profesionales de la educación. Seminarios, congresos, jornadas y talleres ya han dado cuenta de ello, la proyectada Ley de Educación de la Provincia lo sostiene en todos sus articulados en concordancia con la ley de Educación Nacional 26.206, "hay que sostener al maestro por su formación docente''; reiteramos entonces no es un trabajador de la educación, en su dignidad lo contiene y lo supera, es un verdadero profesional que obtuvo un título docente de formación superior o académica y como tal debe ser valorado. La comunidad de San Juan así siempre lo vio y por los cambios y luchas gremiales devino en trabajador. Por ello su imagen hoy es resistida, digámosle pues entonces como se merece "'maestro'', fue la idea y la lucha de un sanjuanino, Sarmiento, y debe ser el ideal y la lucha de todo un pueblo. ¡Protejamos a nuestros maestros! ¡Llamémosle por su nombre como todos queremos ser llamados! En este día del maestro reivindiquemos su imagen, reforcemos su figura, jerarquicemos al profesional, nuestros alumnos se lo merecen, nuestra comunidad lo reclama y nosotros lo reconocemos. Pues como siempre ¡adelante maestro sanjuanino!
(*) Pedagogo. Filósofo y escritor. Autor de la disciplina pedagógica "'Artística Integrada''.
En nuestro tiempo la imagen del maestro parece haber sufrido una reducción frente a la imagen del político pues este último tiene una intervención tal que cualquier medio de comunicación considera. Sin embargo el maestro fue es y seguirá siendo el factor determinante de la educación de los pueblos y éste no podrá ser reemplazado y menos aún superado por ninguna otra representación social ni alcanzado en su posición cuando en sus objetivos su tarea signifique siempre planificar un futuro que involucre no sólo el conocimiento sino también el trabajo, la convivencia y la paz.
Cuando hay verdaderamente educación los conceptos de justicia, libertad, igualdad y ley, se respetan y nadie los puede alterar. Cuando la educación se deja de lado aparece el autoritarismo, el poder desmedido en el tiempo, el absolutismo de las ideas y la falta de observancia a la Constitución. Estamos a un paso del hartazgo y de la acumulación donde la distribución es substituida por la discriminación.
La educación hace que el exclusivismo no reine; y justamente el maestro es el moderador encargado de evaluar en todos la igualdad de oportunidades como así también en posibilidades. Evidentemente nos cabe a todos una reflexión en este día del maestro. A todos los padres y familias, ciudadanos y políticos, trabajadores y jerárquicos, les comprende un nuevo compromiso social, darle lugar a ese maestro para que tenga un deber renovador frente a los tiempos que vivimos como lo impusiera el mismo Sarmiento a quien quizás por ello le cupo el calificativo de implacable en los destinos de la educación de nuestro país.
Hoy más que nunca necesitamos maestros que proyecten, que den alternativas de conductas que inspiren las mentes de jóvenes -futuros líderes- a verdaderos modelos republicanos. No cabe duda que el sanjuanino Domingo Faustino sostuvo la misma necesidad. El maestro de hoy ha cargado con su propio destino, su misión es visible y contundente, formar la persona del niño y la del joven y proyectar la del futuro gobernante. Su capacidad a podido abrir caminos, despejar dudas e incluso acompañar a las familias. Colaboremos todos para hacer liviana su tarea, tarea que requiere en el presente de la asistencia de la comunidad educativa, del Ministerio de Educación y del Ejecutivo provincial. Por su parte los gremios docentes tienen la vía expedita para transformar el concepto de simples "trabajadores de la educación'' por docentes profesionales de la educación. Seminarios, congresos, jornadas y talleres ya han dado cuenta de ello, la proyectada Ley de Educación de la Provincia lo sostiene en todos sus articulados en concordancia con la ley de Educación Nacional 26.206, "hay que sostener al maestro por su formación docente''; reiteramos entonces no es un trabajador de la educación, en su dignidad lo contiene y lo supera, es un verdadero profesional que obtuvo un título docente de formación superior o académica y como tal debe ser valorado. La comunidad de San Juan así siempre lo vio y por los cambios y luchas gremiales devino en trabajador. Por ello su imagen hoy es resistida, digámosle pues entonces como se merece "'maestro'', fue la idea y la lucha de un sanjuanino, Sarmiento, y debe ser el ideal y la lucha de todo un pueblo. ¡Protejamos a nuestros maestros! ¡Llamémosle por su nombre como todos queremos ser llamados! En este día del maestro reivindiquemos su imagen, reforcemos su figura, jerarquicemos al profesional, nuestros alumnos se lo merecen, nuestra comunidad lo reclama y nosotros lo reconocemos. Pues como siempre ¡adelante maestro sanjuanino!
(*) Pedagogo. Filósofo y escritor. Autor de la disciplina pedagógica "'Artística Integrada''.
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