Qué actividades priorizan los niños en
su tiempo libre; cómo hacer para que la tecnología no arrase con las
actividades artísticas, deportivas, el juego y la lectura
Alejo
vivía con su familia (padres y dos hermanas) en un departamento de tres
ambientes en Villa Pueyrredón. Y si bien sus padres se las ingeniaban
para que pudiera hacer actividades deportivas o artísticas después del
colegio, lo cierto es que pasaba la mayor parte de su tiempo libre
expuesto a pantallas. "Podía estar cuatro o cinco horas, sobre todo con
la tele. No había espacio y se tenía que entretener con algo", cuenta su
madre, Lorena.
Hace un mes, la familia se mudó a una casa de cinco
ambientes, con patio y terraza en Villa Maipú, y su relación con la
tecnología cambió notablemente: hoy, el promedio de horas que destina a
cualquier aparato electrónico bajó a 2 o 3 por día. El hecho de tener
más espacio y más posibilidades de juego hizo que disminuyera su interés
por mirar videos en YouTube, jugar en la computadora, con la
PlayStation o mirar televisión.
Alejo es sólo uno de los exponentes de esta nueva
generación de nativos digitales que dialogan en forma permanente con el
DVD, los videojuegos, los teléfonos celulares, los reproductores
multimedia portátiles, la computadora y la televisión, y que a la hora
de divertirse encuentran en la tecnología un aliado ideal para pasar el
tiempo.
Pero si bien es cierto que una gran c antidad de niños
realiza un uso abusivo de las nuevas tecnologías o de la televisión,
también lo es que casi la mitad de la niñez aún suele jugar al aire
libre con una frecuencia recomendada (3 o más veces por semana). Esto
quiere decir que si se les dan las herramientas y los espacios
necesarios, los niños disfrutan de poder correr, ensuciarse, jugar,
inventar cosas y desplegar todas sus potencialidades.
Porque ya es sabido el profundo impacto que puede tener
el juego, el deporte, el arte y la lectura en la vida de los niños.
Además de que los ayuda a crecer intelectual, mental, emocional, física y
socialmente, también los lleva a experimentar diferentes estados de
ánimo, poner a prueba sus conocimientos, aprender la relevancia de jugar
en grupos, disfrutar de competir sanamente, desplegar su imaginación y
tolerar las diferencias, entre tantos otros aprendizajes.
En el caso de Alejo, como actividades extraescolares
asiste a una escuelita de fútbol en el barrio dos veces por semana, lo
que lo llevó a fanatizarse por Boca Juniors y el Barcelona. Los sábados
desarrolla sus dones percusionistas (acaba de recibir una batería para
su cumpleaños) en la Escuela Popular de Percusión que La Chilinga
desarrolla en su sede de Saavedra.
* * * Por las tardes, los chicos de Las Tunas se divierten en la ludoteca de la ONG Potencialidades.. Foto: Rodrigo Néspolo
Según un informe del Observatorio de la Deuda Social
Argentina (ODSA) de la UCA, en los niños de entre 5 a 12 años, la
propensión a estar más de 2 horas diarias expuestos a una pantalla
alcanzaba al 62,1% en 2011. En esta misma franja etaria, el 69,9% jugaba
60 minutos diarios o más y el 51% solía leer textos impresos, pero sólo
el 36,6% realizaba actividades físicas o deportivas extraescolares y el
19,2% actividades artísticas o culturales. Esto quiere decir que los
ámbitos deportivos y artísticos son caldos de cultivo creativos que
todavía falta explotar.
"Los chicos después de clases andan vagando por la
calle, jugando en las zanjas o tirando piedras. No hay propuestas
lúdicas y entonces se la pasan pegados a la computadora o la tele. Los
chicos no están cuidados por sus padres y la calle es su nuevo lugar",
sostiene Andrea Mettler, presidenta de la ONG Potencialidades, que
maneja 7 ludotecas en zonas marginales del conurbano bonaerense. Y
agrega: "Queremos potenciar lo que cada chico tiene adentro. Y es una
belleza ver los frutos. Nos dedicamos a la prevención primaria y con muy
poquito hacemos mucho".
Son 800 los niños de hasta 18 años que encuentran en
estas ludotecas un lugar de estímulo, de amor, de contención, donde
reciben ese abrazo que muchas veces no encuentran en sus propias casas.
"El chico que recién entra hay que domarlo como un potrillito. Es una
doma desde el amor. Acá aprenden la existencia de reglas, normas de
comportamiento, a hablar distinto. El chico es una esponja de
aprendizaje. Armás el espacio y el chico florece. El jugar es natural en
el chico y las ludotecas son 2 horas de semáforo verde para que puedan
ser niños", explica Mettler.
En cada rincón de la ludoteca Madre Teresa del barrio
Las Tunas, en General Pacheco, provincia de Buenos Aires, cerca de 150
niños de 2 a 18 años saltan, gritan, charlan, se disfrazan, pintan,
sueñan y arman historias en la que cada uno es protagonista. Algunos
juegan al fútbol, otros se inclinan por las hamacas, las más chicas
prefieren la casita de las muñecas, mientras que los más intelectuales
se concentran en el ajedrez. Bloques de madera, sube y baja,
instrumentos musicales, biblioteca. Las opciones son casi infinitas a la
hora de estimular su imaginación.
Zoe, con sus 5 años, no suelta su cartera por ningún
motivo y parece desfilar a cada paso. Viene con sus cinco hermanos a la
ludoteca todas las tardes y sale corriendo a la casita de las muñecas a
jugar a la mamá con otras amigas. "Lo que más me gusta es jugar al ¿Lobo
está?, porque puedo correr a los otros chicos", dice con una sonrisa
pícara.
"Aceptamos a todos los chicos que quieran venir a
jugar, a aprender, a pasarla bien. A veces vos querés imponer una rutina
y a ellos no les interesa. La idea es que sean libres y felices con los
juegos", cuenta Lidia Romero, que hace 5 años coordina este espacio que
funciona de lunes a viernes, de 16.30 a 19, y sábado, de 15 a 17.
Además de poder disfrutar del lugar, los niños reciben una merienda y
todos los años trabajan sobre un lema vinculado con valores.
Lautaro (13) y Vicky (17) juegan en el mismo equipo y
patean la pelota de fútbol por toda la cancha sintética del predio.
Junto con ellos, otros adolescentes de uno y otro sexo se entremezclan
para participar de la contienda. A Lautaro un amigo lo invitó hace dos
años a ir a la ludoteca y nunca más se fue. Está en 2° año de la Escuela
N° 39 y cuando sea grande quiere ser policía. "Cuando no venía acá me
iba a lo de mi papá o me quedaba en mi casa, jugaba con mis hermanos y a
la Play. En la ludoteca lo que más me gusta es jugar a la pelota,
ayudar a poner las hamacas o en la cocina a preparar la merienda",
explica el joven en el entretiempo del partido. En la ludoteca de Las Tunas, las chicas prefieren disfrazarse mientras pintan. Foto: Rodrigo Néspolo
"Cada uno que llega saluda con un beso y se lo llama
por su nombre. Cuando yo llegué acá ninguno tenía nombre. Todos eran
Loco, Gato, Guacho. Acá aprenden a llamarse por su nombre y eso los
refuerza en su identidad", concluye Romero.
* * *
El avance sin tregua de las nuevas tecnologías ha
llevado a que los niños y adolescentes tengan un acceso cada vez más
familiar con las mismas. Según cifras del ODSA, el 59,4% de los niños de
5 a 12 años cuenta con computadora en su casa, el 46,5% tiene Internet,
el 36,2% tiene celular y el 75,4% tiene cable. ¿Cómo pueden hacer
entonces los padres para contrarrestar la cantidad de horas expuestos a
pantallas y el impacto que esto tiene en su día a día?
"La exposición casi omnipresente al punto virtual tiene
como contrapartida el desapego por el mundo real, y el manejo de la
tecnología por parte de los niños es prácticamente autónomo. O por
analfabetismo tecnológico de muchos adultos o por desinterés, los chicos
están en condiciones de darse la ley a sí mismos en el manejo de medios
(televisión, celular, computadoras, juegos, tablets). Estos medios son
el líquido amniótico en el que los chicos se mueven", sostiene Eduardo
Allegri, asesor en la Asociación Contenidos - Medios y Sociedad, a la
vez que alerta sobre el hecho de que hoy la coexistencia entre el mundo
virtual y el real expone a niños y jóvenes a numerosos peligros que
requieren de mucha más atención de la que los adultos le están dando.
Según sus estimaciones, el consumo mediático televisivo
no ha variado en los últimos 30 años, y sigue siendo un promedio de 3,5
horas por día. Estos datos se han mantenido en el tiempo, pero el
problema consiste en que se han agregado muchas más opciones virtuales y
el tiempo real sigue siendo finito.
En esta misma línea señala que "¿esto quiere decir que
los chicos no hacen deporte, no van al colegio, no se van de vacaciones o
hacen programas entre ellos? No, también socializan con chicos reales
en forma real. El problema es que el tiempo que les insume el consumo
mediático es mucho mayor".
Por eso Allegri invita a los padres a poner el ojo en
que los niños estén más en contacto con el mundo real y afiancen las
relaciones reales, generando un equilibrio con el mundo virtual. "El
hombre está hecho para vivir en un mundo real, no virtual. Y necesita
tiempo humano para leer, para comprender, para relacionar. El medio se
está poniendo en el medio del hombre y la realidad. Y está cumpliendo la
función de fin porque los chicos mucha veces sólo pueden llegar a la
realidad a través de él", concluye Allegri.
* * *
Pero tampoco sirve presentar las nuevas tecnologías
como un monstruo que fagocita la mente, la expresividad y el desarrollo
de los niños. Por el contrario, son muchos los especialistas que señalan
que bien utilizadas pueden ser un medio ideal para potenciar buenos
hábitos y aptitudes.
"Si bien hoy los chicos en su tiempo libre pasan muchas
horas frente a la tablet, el televisor o la computadora, también es
cierto que están mucho más en contacto con la palabra escrita porque
viven con los SMS, con Facebook y con los chats. Más allá del resto de
posibilidades que les brinda la tecnología, también les permite ser
mucho más activos en este sentido. Todas estas acciones son valiosas
porque son formas en las que los chicos se están comunicando y porque
están aprovechando el tiempo libre para adquirir habilidades
comunicativas. Tampoco hay que desconocer que cuando el chico está
jugando con la computadora o con los videojuegos también está
desarrollando aptitudes cognitivas y habilidades complejas", afirma
Patricia Mejalelaty, directora ejecutiva de la Fundación Leer,
destacando el efecto positivo que pueden tener las nuevas tecnologías en
la promoción de la lectura. El
fútbol es una de las actividades preferidas de los chicos que asisten a
la ludoteca Madre Teresa de la ONG Potencialidades. Foto: LA
NACION / Rodrigo Néspolo
Para la Fundación Leer, lo importante es que el chico
lea, más allá del formato o del soporte. "El libro electrónico es
fantástico porque democratiza el acceso a los textos. La tecnología
puede ser una gran aliada para que cada vez más chicos tengan acceso a
los libros. El problema es cuando el libro compite con la computadora o
la televisión porque el tiempo libre es uno, es finito y los chicos
tienen que elegir. Ahí depende de sus intereses, de su familia y de sus
posibilidades de acceso", agrega Mejalelaty, quien representa a una ONG
que tiene desplegados más de 2662 rincones de lectura en todo el país.
Según números de la ODSA, el 51,9% de los niños de 5 a
12 años suele leer textos impresos en su casa y el 66,2% cuenta con
libros infantiles. Esta oferta es importante para que la lectura también
aparezca como opción posible después de la escuela. En este sentido,
Mejalelaty destaca un nuevo estilo de literatura orientada
específicamente a los jóvenes, que incluyen sagas como Harry Potter, Los
juegos del hambre, Crepúsculo o Correr o matar, por citar unos
ejemplos. "Esto genera imágenes como ver a los chicos leyendo en los
recreos desesperados por avanzar en la historia. Siempre los
protagonistas son chicos que tienen que atravesar diferentes desafíos.
Estas novelas también sirven como excusa para que ellos puedan dialogar a
partir de lo leído", afirma la especialista, a la vez que sostiene que
otro fenómeno que está despertando el interés de los chicos son las
revistas. "Publicaciones específicas como TKM o Gaturro despiertan
fascinación y los chicos buscan sus historietas. También existen un
montón de autores nacionales como Luis Pescetti que ya tienen ganado el
corazón de los chicos. Y lo interesante es lo que generan durante y
después de la lectura. Uno puede ver teatros enteros llenos de grandes y
chicos cantando sus canciones", dice Mejalelaty.
En base a su experiencia, Mejalelaty afirma que son los
padres los que de alguna manera tienen que organizar y colaborar con el
buen uso del tiempo libre de los chicos. "La tecnología está
introduciendo muy rápido a los chicos en nuevos lenguajes. Tienen un
enorme caudal de información que no siempre pueden manejar. Y acá son
los padres los que tienen que intervenir para organizarles el tiempo
libre y aportarles un marco de actuación para el uso de las nuevas
tecnologías. Es importante que el chico siempre esté con un adulto al
lado que lo asesore para poder pasar juntos un tiempo de calidad."
* * *
Antes los chicos salían a la calle a patear una pelota o
se subían a la bici a recorrer todos los recovecos del barrio. Hoy,
estas postales son cada vez más raras de encontrar, y las posibilidades
de hacer algún deporte después de clases son reducidas. Algunos chicos
asisten a clubes deportivos o propuestas barriales, pero la gran mayoría
no encuentra espacios de este tipo cercanos a su casa o que sean
económicamente accesibles.
De hecho, según la OSDA, un 63,9% de los niños de 5 a
12 años tiene un déficit en actividades deportivas extraescolares. Para
contrarrestar esta realidad, la Fundación DAD acompaña a 34 comunidades
en la provincia de Buenos Aires, San Juan, Corrientes, Jujuy y la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, para que puedan ofrecer propuestas deportivas
para 2000 niños y jóvenes en contextos de pobreza.
"Están los chicos que tienen padres que no se ocupan de
ellos. Son los que viven en la calle, en los pasillos, y a veces van a
la escuela. Van a un comedor, pero no tienen otros estímulos o viven en
la calle y con situaciones de adicciones. También tenés otros
participantes con padres que los acompañan en su proceso, pero que por
no tener espacios de desarrollo en sus casas eligen que su hijo
participe de una propuesta sana de desarrollo personal y comunitario
como la nuestra. Quieren que sus hijos se desarrollen, se integren, en
vez de estar en su casa. Si no las mujeres suelen estar mucho en la
casa, mirando televisión, cuidando a sus hermanitos y ayudando con las
cosas de la casa. En cambio, los varones suelen jugar más a la
computadora, ayudar en la casa o mirar mucha televisión", dice Melchor
Villanueva, director ejecutivo de Fundación DAD.
Estos espacios ofrecen actividades como fútbol, rugby,
hockey, voley, básquet, que se desarrollan dos veces por semana y cada
15 días se lleva a cabo un torneo los fines de semana. "Se trabaja en el
desarrollo personal y la integración comunitaria. La autoestima,
comprender cuáles son los límites, cuáles son tus fortalezas, trabajar
la escucha. Y entender que soy parte de un conjunto con otros, valorar
un espacio colectivo, tener objetivos con otros. En los barrios hay
mucha integración porque hay muchas visiones diferentes, porque eso es
muy enriquecedor", agrega Villanueva.
Iara está casi recostada sobre una mesa de madera en la
que se despliegan rollos de papel higiénico, revistas, lápices, envases
de huevos, latas y marcadores, entre otras cosas. Va agarrando
materiales mientras piensa qué invención diferente puede hacer con
ellos. Tiene 9 años, y hace dos que asiste al taller de reciclado del
Centro Cultural Puertas al Arte, en Beccar, y que depende de la ONG
Crear Vale la Pena.
Por las mañanas, Iara va al 5° grado del Colegio
Malvinas Argentinas y casi todas las tardes va al centro cultural a
aprender piano, multidance, hip-hop, danza-teatro y danza árabe. "Me
gusta venir porque juego, aprendo, me divierto y hago cosas creativas.
Cuando estoy en casa miro tele, juego a la compu o con mi vecina", dice
esta niña de espíritu inquieto.
Su caso escapa a las estadísticas que señalan que el
82,4% de los niños de 5 a 12 años presentan déficit en actividades
artísticas, lo que reduce notablemente sus posibilidades de
socialización.
A su lado, Mateo, de 10 años, está pintando en una gran
cartulina un cielo con marcador celeste junto a otras cuatro
compañeras. Va al 6° grado del mismo colegio y de grande quiere ser
policía. "Cuando estoy en casa me gusta jugar al juego de Dragon Ball en
la Play, con la computadora, y mirar tele. Pero me gusta más venir al
centro porque hay más cosas para hacer, puedo pintar y armar cosas y
además estoy con amigos", resume Mateo.
Son más de 250 los chicos que asisten a este centro
cultural de lunes a sábado, para aprender danza, teatro, música, artes
visuales, stencil, reciclado y cocina, entre otros. "¿Qué hacen los
chicos después de la escuela? Hacen la tarea y los padres después no
quieren que estén todo el día con la Play o la computadora. Entonces los
mandan acá porque en este espacio, los chicos encuentran lo que quieren
hacer y descubren su camino. Puede ser la danza, la música, el arte.
Nosotros estamos acá para acompañarlos en su transformación", cuenta
Clarisa Aquino, profesora del taller de reciclado.
Para Inés Sanguinetti, presidenta de Crear Vale la
Pena, el arte más que un tiempo libre es un tiempo para la libertad.
"Este es un lugar que impulsa a las personas a que encuentren su don
para ser lo que realmente son. Nos concentramos en los más vulnerables,
que son los pibes chorros. Este es un espacio de alfabetización cultural
que busca desnaturalizar ese destino que se supone que tienen por el
lugar en el que nacieron, y colocar en esa subjetividad un lugar de
prestigio social. Queremos encender la llama del deseo de la equidad y
la dignidad." Iara,
de 9 años, hojea unas revistas en el taller de reciclado del Centro
Cultural Puertas Al Arte, en Beccar, provincia de Buenos Aires. Foto: LA
NACION / Rodrigo Néspolo
Roxana Díaz, coordinadora del Centro Cultural Puertas
al Arte, cuenta que la mayoría de los chicos que asisten al centro son
de los barrios cercanos como La Cava, San Cayetano y Sauce. "Muchos
salen de la escuela y se vuelcan a la calle o están mucho con la
computadora, en especial con Facebook como una herramienta para
socializar, pero de esa forma no crean ni construyen ni descubren nada.
Por eso nosotros buscamos hacer una transformación en ellos. Que la
única opción no sea salir de la escuela e ir a vaguear, sino que puedan
ir creciendo y desarrollándose como personas, saber para qué sirven, que
descubran su potencial y creatividad."
¿Por qué es importante que los chicos estén en contacto
con el arte? "Porque el arte no es mentira. Porque la construcción de
una obra con otros, la puesta en movimiento de un proyecto colectivo,
son realidades que ponen a correr la convicción de que la vida puede
modificarse y romper con la idea fatalista de que tenés que repetir tu
destino. Esto es nocivo en cualquier contexto: en los de riqueza los
chicos sienten que tienen todo dado y no consiguen hacer nada por ellos
mismos, y en los más vulnerables se repite la exclusión", concluye
Sanguinetti.
DIXIT
"En
casa me gusta jugar a la Play, con la computadora y mirar tele. Pero me
gusta más venir al centro porque hay más cosas para hacer, puedo armar
cosas y además estoy con amigos" Mateo 10 años Centro Cultural Puertas Al Arte, de Crear Vale la Pena Beccar, Buenos Aires
Foto: LA NACION / Rodrigo Néspolo"Vengo con mis cinco hermanos y lo que más me gusta es jugar al ¿Lobo está? porque puedo correr a los otros chicos" Zoe 5 años Ludoteca Madre Teresa de la ONG Potencialidades Las Tunas, Buenos Aires
"En la ludoteca lo que más me gusta es jugar a la pelota, ayudar a poner las hamacas o en la cocina a preparar la merienda" Lautaro 13 años Ludoteca Madre Teresa de la ONG Potencialidades Las Tunas, Buenos Aires
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