viernes, 17 de mayo de 2013

La guerra detrás del monolito

Objetos históricos


Se trata del monumento que honra la batalla de La Rinconada, lucha en la que soldados sanjuaninos defendieron la autonomía de la provincia ante el avance de tropas puntanas. Se encuentra en Pocito, sobre calle Aberastain. Por Natalia Caballero.


jueves, 16 de mayo de 2013
La guerra detrás del monolito
En honor a los caídos. El monolito se encuentra ubicado en Pocito y honra a todas aquellas víctimas de la terrible batalla La Rinconada, en donde cientos de jóvenes sanjuaninos resultaron muertos
Por Natalia Caballero
Con motivo de conmemorarse 148 años de la batalla de La Rinconada, autoridades e historiadores de Pocito decidieron rendirles homenaje a los patriotas sanjuaninos que dieron su vida en defensa de la autonomía provincial ante el avance de tropas de San Luis en el territorio local. Por eso, en enero pasado sobre calle Aberastain entre calle 16 y 17, se colocó un monolito para honrar a aquellos héroes.

La batalla de La Rinconada se desató luego del enfrentamiento del gobernador Antonino  Aberastain con el General Saá, quien desde San Luis fue enviado por el gobierno nacional de ese momento para atacar a San Juan.  La Legislatura, por ley autorizó al gobernador a poner la provincia en condiciones y estado de defensa. Aberastain creó 4 batallones, integrados por 1.200 hombres. Todos acamparon en La Rinconada, de ahí el nombre de la batalla. Las fuerzas de San Juan estaban comandadas por el Coronel Pablo Videla, veterano militar.                                                                                                       http://www.tiempodesanjuan.com/imgs/gral/tiempo-de-san-juan.png

La intervención del Coronel Saá, con 1.500 hombres el 7 de enero, puso en marcha la batalla desde Mendoza. Ambas fuerzas se avistaron el día 11 de enero, y las incidencias y resultados de este combate, el historiador Larraín las describe de la siguiente manera: “La lucha se trabó enseguida, como era consiguiente, y la caballería sanjuanina huyó a los primeros amagos, dejando solo a su ponderoso jefe Coronel Don Pablo Videla que se plegó a la infantería. Quedaron combatiendo 700 hombres de San Juan contra más de 1.500 del ejército de la intervención. Se hicieron proezas de valor por parte de los asaltados que materialmente se vieron rodeados por el enemigo, tres veces mayor en número”.

La batalla terminó con un saldo terrible, más de  400 prisioneros sanjuaninos rendidos y una terrible matanza de jóvenes a punta de lanza en algunos casos. El anciano Coronel Pablo Videla fue degollado y los demás jefes, y aún soldados de la infantería, casi todos corrieron la misma suerte. El mismo Aberastain fue fusilado al día siguiente en las calles de Pocito, después del martirio de andar a pie varias leguas bajo los rayos de un sol abrasador.

En honor a esta cruenta batalla se dispuso la colocación de un monumento en el lugar exacto donde comenzó la lucha, que tuvo como saldo cientos de sanjuaninos muertos y hasta el fusilamiento de un gobernador. El monolito se destaca en el desértico paisaje, velando por aquellas almas que dieron su vida por la provincia.

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