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La Escuela Nº 506, de Lanús,
provincia de Buenos Aires, ha recorrido un largo camino en integración
de las TIC. Estudiantes, directivos y docentes comparten los principales
pactos del Programa Conectar Igualdad. A un año y medio de la recepción de las primeras netbooks, ya se habla de transformaciones inclusivas.
Eran otros tiempos. ¿Para qué quieren computadoras los ciegos?, se preguntaban algunos. La escuela de Educación Especial Nº 506 María Angélica Rovai,
de Lanús respondía con el primer proyecto de integración de TIC. Se
llamaba «¿Por qué no?». «¡Teníamos que explicar para qué las queríamos!
», recuerda Alicia Iedwab, la directora de la escuela a la que asisten
270 alumnos, desde bebés a adultos. Sabían que con la tecnología podían
pasar dos cosas: abrirse una oportunidad de inclusión o una nueva
barrera. Ya existía una frontera: la discapacidad visual. A veces
coincidía con otra: familias de contextos vulnerables. «Nos preguntamos
si las TIC no vendrían a triplicar la brecha. Empezamos a ir a cursos, a conseguir máquinas».
El edificio modesto recibe a alumnos ciegos y disminuidos visuales integrados en los niveles inicial, primario y secundario en otras instituciones. Ofrece un servicio de Atención Temprana del Desarrollo Infantil a bebés o niños de hasta 3 años, con déficit o riesgo del desarrollo a nivel locomotor, sensorial o psíquico emocional. Para quienes no están integrados hay una propuesta con trayectos preprofesionales que acercan al mundo del trabajo, talleres para personas con ceguera adquirida e integración de jóvenes y adultos. «Vivimos mirando qué pasa afuera. No podemos tener a los chicos en la escuela especial aislados. Hay que incluirlos. Las computadoras son importantes en esto», dice Alicia. A cuentagotas, con ayuda de redes, de fundaciones de ciegos (como la española), de la Nación y de la Dirección de Educación Especial, consiguieron algunas. «Como no bastaba con tener una en el salón, conseguimos máquinas para todos los salones, transformamos el cargo de profesora de Dactilografía y lo destinamos a enseñar computación a los chicos», cuenta.
El día en que llegaron las netbooks, en septiembre de 2010, el equipo directivo dispuso tres objetos sobre la mesa. La computadora de Conectar Igualdad, una Perkins —máquina para escribir en braille, 1200 dólares, cinco kilos— y un punzón, instrumento económico para escribir braille. “Se trata de sumar todas las herramientas”, dijo a las familias Alicia, que lleva 33 años en esta escuela donde hizo sus prácticas, fue maestra y vicedirectora, y que dirige desde hace tres.
—¿Cómo fue el impacto?
—¡Impresionante! Acá pudo florecer rápido. Es notable el uso de las netbooks. Los que cursan en las escuelas de integración ganaron independencia: pueden gestionar los materiales de estudio. Además, impactó en la asistencia.
La única diferencia de las netbooks que reciben estudiantes y docentes de Educación Especial es un escritorio con recursos y programas basados en tecnología adaptativa o de apoyo para la inclusión. Los estudiantes sorprendieron con su plasticidad para manejarlos. En esos primeros días los docentes conocieron a todas las mascotas, por el aluvión de fotos que los chicos tomaron con la cámara de las netbooks.
Esta mañana las nenas y nenes del nivel inicial escuchan cuentos en la compu. En la mesa del primer ciclo de primaria conviven las páginas en braille, netbook y fibrones. Los adolescentes trabajan en la redacción de noticias con los oídos pegados a las carcasas. Los estudiantes integrados a otras escuelas comunes cargan pendrives con materiales. Las chicas del taller de artesanías enhebran collares y María Elena Walsh canta en los parlantes.
—¿Qué pasa después de la llegada de Conectar Igualdad?
—Los chicos progresaron aún más. Yo decía: “¡Qué buena herramienta para estudiar!”. Y un estudiante me aclaraba: “No solo para estudiar. Yo bajo música, escucho cuentos, la uso en casa”. El recurso les aportó y ellos aportaron al recurso: no les gustó la voz del lector NVDA (NonVisual Desktop Access) y la cambiaron.
El edificio modesto recibe a alumnos ciegos y disminuidos visuales integrados en los niveles inicial, primario y secundario en otras instituciones. Ofrece un servicio de Atención Temprana del Desarrollo Infantil a bebés o niños de hasta 3 años, con déficit o riesgo del desarrollo a nivel locomotor, sensorial o psíquico emocional. Para quienes no están integrados hay una propuesta con trayectos preprofesionales que acercan al mundo del trabajo, talleres para personas con ceguera adquirida e integración de jóvenes y adultos. «Vivimos mirando qué pasa afuera. No podemos tener a los chicos en la escuela especial aislados. Hay que incluirlos. Las computadoras son importantes en esto», dice Alicia. A cuentagotas, con ayuda de redes, de fundaciones de ciegos (como la española), de la Nación y de la Dirección de Educación Especial, consiguieron algunas. «Como no bastaba con tener una en el salón, conseguimos máquinas para todos los salones, transformamos el cargo de profesora de Dactilografía y lo destinamos a enseñar computación a los chicos», cuenta.
El día en que llegaron las netbooks, en septiembre de 2010, el equipo directivo dispuso tres objetos sobre la mesa. La computadora de Conectar Igualdad, una Perkins —máquina para escribir en braille, 1200 dólares, cinco kilos— y un punzón, instrumento económico para escribir braille. “Se trata de sumar todas las herramientas”, dijo a las familias Alicia, que lleva 33 años en esta escuela donde hizo sus prácticas, fue maestra y vicedirectora, y que dirige desde hace tres.
En tierra fértil
La matrícula de las escuelas para ciegos y disminuidos visuales representa el 2% del total de las escuelas de Educación Especial del país. Los estudios afirman que esta es una de las modalidades con mayor trayectoria en TIC previa al Programa. “La semilla de Conectar Igualdad cayó en tierra fértil”, dice Alicia.—¿Cómo fue el impacto?
—¡Impresionante! Acá pudo florecer rápido. Es notable el uso de las netbooks. Los que cursan en las escuelas de integración ganaron independencia: pueden gestionar los materiales de estudio. Además, impactó en la asistencia.
La única diferencia de las netbooks que reciben estudiantes y docentes de Educación Especial es un escritorio con recursos y programas basados en tecnología adaptativa o de apoyo para la inclusión. Los estudiantes sorprendieron con su plasticidad para manejarlos. En esos primeros días los docentes conocieron a todas las mascotas, por el aluvión de fotos que los chicos tomaron con la cámara de las netbooks.
Esta mañana las nenas y nenes del nivel inicial escuchan cuentos en la compu. En la mesa del primer ciclo de primaria conviven las páginas en braille, netbook y fibrones. Los adolescentes trabajan en la redacción de noticias con los oídos pegados a las carcasas. Los estudiantes integrados a otras escuelas comunes cargan pendrives con materiales. Las chicas del taller de artesanías enhebran collares y María Elena Walsh canta en los parlantes.
—¿Qué pasa después de la llegada de Conectar Igualdad?
—Los chicos progresaron aún más. Yo decía: “¡Qué buena herramienta para estudiar!”. Y un estudiante me aclaraba: “No solo para estudiar. Yo bajo música, escucho cuentos, la uso en casa”. El recurso les aportó y ellos aportaron al recurso: no les gustó la voz del lector NVDA (NonVisual Desktop Access) y la cambiaron.
NVDA es un lector de pantalla que traduce oralmente el contenido. Es gratuito y de código abierto. Antes del Programa, la escuela se familiarizaba con JAWS (Job Access With Speech), un lector pago. “Se habían preparado y lo que llegó tenía programas nuevos. No se quedaron en “no tocar porque hago lío”. Practicaron. El aplauso se lo llevan ellos”, dice Elsa Radrizzani, profesora de Computación y Referente Técnica Escolar. “No hay nada milagroso, hay mucho esfuerzo de chicos y docentes”, agrega la directora.
Los nuevos materiales
Los docentes que preparan materiales para alumnos integrados orientan sobre cómo trabajar con la propuesta de cada profesor. Una chica o chico ciego no solo necesita libros en braille. Lo que escribe debe transcribirse y viceversa. Antes, la maestra integradora transcribía cada palabra. Con la netbook los estudiantes acceden a materiales que las integradoras les pasan en un pendrive o por correo electrónico. Pueden entrar en bibliotecas virtuales, bajar audios y libros. Trabajan en clase con los compañeros, con un auricular atento al lector de pantalla y un oído al docente. “Concentrarse en las dos cosas es un entrenamiento. Ahora el estudiante puede responder a un trabajo en clase, y la profesora corregir en la pantalla, sin esperar”.Lilian Sisca es docente integradora. Recibe libros de los chicos que van a la clase común, y los hace accesibles para ciegos o disminuidos visuales. Valeria Bottero los adapta en el equipo de la escuela de Lanús. “El modelo 1 a 1 agilizó y facilitó. Había textos extensos para imprimir, con el costo en tiempo y dinero. Ahora, en formato digital, se leen desde la compu. En algunas materias seguimos priorizando la hoja escrita. Los que no manejan NVDA usan audio: de texto convertimos a MP3”, explica Lilian.
“Las presentaciones de los trabajos de los chicos son más prolijas —comenta Valeria—. Y digitalizar el material en un pendrive evita cargar un kilo de páginas: una hoja impresa requiere cinco en braille”. Con el Programa, la escuela recibió una impresora para ese alfabeto. Lo que antes se procesaba artesanalmente, hoy se digitaliza e imprime. No hay que empezar desde cero. “Los chicos vienen a la sala de materiales orgullosos. ‘Seño, ¿me puede bajar tal libro?’. Eso nos alienta: que cada vez nos necesiten menos. Van a crecer de otra manera”, dice Elsa Radrizzani. Los chicos de jardín dan los primeros pasos hacia la autonomía. Se familiarizan con el bastón blanco o verde (para disminuidos visuales). Leen poesía y cuentos en las compus. Los más chicos de primaria aprenden lectoescritura con todas las herramientas. Unos mueven sus manitos por el teclado de la compu. Otros, por las páginas de braille.
Los blogueros de la 506
Concentradísimos en los auriculares, sentados a una mesa repleta de netbooks, están los adolescentes.—Me gusta escribir. ¿Sabían que estamos haciendo un periódico? —pregunta Romina Vargas.
—Ese espacio surgió de una idea: “los medios no nos representan”—dice Andrea Pais, profesora que lidera un grupo que no está integrado a otras escuelas. Enseña a hacer títulos, copetes y noticias para un periódico online: Con Tacto. La escuela ya tenía una trayectoria en el blog de la 506, finalista del Premio Internacional Educared en 2011. Allí estos jóvenes subieron videos con mensajes de aliento para quienes hacen sus primeros viajes solos en transporte público.
“¡Los avances son incluso más notorios con ellos! —se entusiasma la directora—. A partir de disponer de su computadora, y de lo que aprendieron con ella, dos alumnos se integraron a un Centro de Formación Profesional, para capacitarse como operadores de PC”.
Para trabajar temas curriculares, entran en diarios en versiones accesibles, que después comparten en familia. Dice Andrea Pais: “tener su netbook les dio independencia. La idea es sumar. El braille los limita a gente que sepa braille. La netbook los iguala y equipara al resto de los chicos. Pueden escribir en el mismo sistema”.
Natalia Santacruz cuenta: “con la netbook chatee con amigos y primos. Estamos más comunicados”. Lautaro Aurilio es fan de la música. Usa su compu para escucharla: “y escribo letras y melodías de folclore y tango. Pensé que mis dedos no iban a servir. Tuve que aprender a manejar los comandos por teclado. Aunque a veces el lector nos hace renegar”. Con su compu organizó arreglos y coro para la fiesta de fin de año.
—Me gustaría que agregaran programas para editar efectos de sonido —sugiere Gastón Mazza.
Hoy integran las netbooks a un proyecto de radio que desarrollan hace años y que recibió la visita, entre otros, de Osvaldo Bayer.
Ventana al mundo
En un salón de clases, Leticia Pacce (docente de ciegos desde hace 27 años) y Elsa Radrizzani intercambian información. Leticia volvió a clases en marzo, tras una breve licencia. “¡Fue hermoso! El avance con las netbooks es notable. Es impagable tener los libros digitalizados. ¡La inclusión que significa! Fue mucho tiempo de “me lo tienen que conseguir, pasar a braille o leer”, dice. Elsa asiente: “Los chicos entendieron que podían bajar los libros de Harry Potter como cualquiera. ¿A quién no le gusta leer lo que leen todos?”.A los que no acceden a internet en sus casas, Elsa enseña a bajar los materiales de una carpeta pública en el servidor para poder elaborarlos en sus casas. Allí hay libros, videos y musicuentos. Leticia y Elsa suelen salir de caza por el espacio virtual. “En la netbook encontramos videos de los mapuches con sonidos del valle y la lengua de los originarios, cruciales para trabajar”, dice Leticia. Lleva tiempo. “Yo veo un juego que vale la pena, armo un instructivo para mis compañeras. Es más trabajo, pero no es tiempo perdido. La integración de tecnología nos está dando resultado hasta con los más chicos. Las netbooks son una ventana al mundo”.
—¿Qué sugerirían al PCI?
—Nunca tuvimos tanto acceso a materiales. Nos encantan las capacitaciones. En servicio son buenísimas. Nos gustaría tener un diccionario que no requiera internet. Si se hizo el de la RAE, ¿por qué no este? –dice el equipo de la escuela, con esa actitud que es su alma. Y que la llevó a recibir la computadora un millón, entregada por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a Cristian Maldonado, quien egresará del secundario en 2013.
—¿Qué pasa cuando terminan la escuela?
—Es nuestro desvelo –dice la directora–. Avanzar en una comunidad inclusiva, porque si no, tanto esfuerzo ¿dónde queda? Tenemos exalumnos en el conservatorio de Música, en Abogacía, Ciencias Sociales, dos periodistas, y varios son deportistas. Aún representan un porcentaje chico y la inserción laboral es difícil. Creemos que la tecnología va a servir para mejorarla. Los jóvenes que trabajan en centros de atención telefónica estaban entrenados en usar compus. Tener autonomía y manejo de TIC abre posibilidades. Insistimos en la independencia, alentamos propuestas y salidas. Queremos que los conozcan y que ellos conozcan. Nos preocupa que del otro lado haya una comunidad que se esté formando para incluir a los chicos que “están preparados para”, que tienen derecho, ¡son parte! Hacer conocer sus potencialidades es la primera parte del camino.
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