23/05/2013 EDITORIAL
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La central Atucha II, el enriquecimiento de uranio, los desarrollos del RA10 y del reactor Carem, las aplicaciones en la medicina nuclear, junto con la investigación y las políticas de integración regional, son metas alcanzadas gracias a los beneficios de apostar por la tecnología nacional, según manifestó el funcionario en una charla-debate en el marco de la Cátedra Abierta de Energía que organizó recientemente la Universidad Tecnológica Nacional.
Allí el vicepresidente de la CNEA destacó que lo que está en juego cuando se habla de autonomía tecnológica en realidad es la soberanía, la independencia de un país, más todavía cuando la energía es la fuerza vital de las sociedades modernas, pues de ella depende el crecimiento económico y las mejores condiciones de vida. Sin duda que este aporte al desarrollo nacional es por demás significativo, aunque muy lento, si se tiene en cuenta la enorme dependencia energética externa que tiene la Argentina al importar prácticamente todo el combustible que se necesita, tras haber perdido el autoabastecimiento.
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