| Myriam Pérez |
Actualmente entre ambas han conseguido que 25 personas tengan trabajo efectivo y permanente, más de 30 realicen pasantías rentadas y muchos otros estén llevando adelante las prácticas laborales previas a este proceso de inserción.
Uno de los puntos claves para sostener estas iniciativas anteriores fue la declaración de la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, aprobada por la Organización de las Naciones Unidas, que entró en vigencia en 2008 en varias países, entre ellos Argentina. No obstante hay que destacar que las instituciones mencionadas trabajan en este tema hace unos 15 años, pero con logros marcados en este último quinquenio, ya que antes la incorporación de los chicos no iba más allá de una pasantía.
Un camino que no resulta fácil ni para las familias ni para las instituciones pero que ya está en marcha con logros que saltan a la vista, al menos de los que los quieren ver.
Escuela Fortabat
El proyecto de la Escuela Alfredo Fortabat comenzó con un arduo trabajo por incorporar a sus alumnos (de 18 a 24 años) a un trabajo real. Primero fueron pasantías cortas y recién en 2009, a través del Programa "Más y Mejor trabajo", que se sumó al proyecto institucional aprobado por el Ministerio de Educación, las cosas empezaron a cambiar. Así es que de un tiempo a esta parte cuentan con 15 personas que se han incorporado en forma efectiva al mundo laboral, de las cuales 14 están en empresas privadas y una del Estado provincial respectivamente.
Esto que parece tan sencillo de resumir demandó (y sigue demandando) mucho trabajo. Graciela Vega, directora de la institución que cuenta entre sus objetivos principales lograr la inclusión social y laboral de sus 184 alumnos especiales, visitó un día la Municipalidad de la Capital cuando descubrió un afiche que promovía el programa nacional. De inmediato se puso en contacto con las autoridades pero descubrió que no estaban incluidas las personas con discapacidad. Un obstáculo que gracias a las gestiones de la directora pudo superarse para empezar con una nueva era.
Desde el Ministerio de Trabajo de la Nación dieron el visto bueno y dispusieron que antes de la inserción realizaran una etapa de formación teórica para la capacitación laboral que incluye cuatro módulos que se dictan en dos meses durante los cuales les pagan 450 pesos. Allí reciben orientación ocupacional, aprenden a realizar una carta de presentación, cómo comportarse en el trabajo, cómo solicitarlo, entre otros detalles.
Esto sin contar que en la escuela realizan talleres con salida laboral como herrería, carpintería, panificación y pastelería, entre muchos más que les van brindando habilidades para su vida diaria. "Nunca se ha dado que los chicos tengan trabajo en algunos de estos oficios porque en general trabajan de maestranza, archiveros, repositores, entre otros, pero de esta manera se adaptan, adquieren habilidades, aprenden a que existe una autoridad y reglas dentro de un ámbito laboral", dice la directora.
Así la escuela dejó de cumplir solamente con el rol de capacitar sino que sumó un propósito fundamental a través de la formación integral para una verdadera salida al mundo del trabajo.
Actualmente son 15 los chicos que se desempeñan formalmente en Hotel Viñas del Sol, Nerja Tour, Olmos Alimentos, Falabella, Hiper Libertad, Farmacia San Martín, patio de comidas de VEA y en la Legislatura provincial. Otros 10 realizan pasantías en en el Municipio de la Capital, Subsecretaría de Trabajo, entre otras entidades públicas y privadas.
Escuela Aleluya
Miguel Armada hizo historia. Fue el primer alumno de la Escuela Aleluya, que se incorporó al trabajo formal, hace 15 años en el Supermercado VEA, y la primera vez que una persona especial ingresaba al equipo de una empresa privada. Hasta la fecha sigue trabajando y es una referente para sus pares, como lo es también Melisa, quien se desempeña como secretaria de Supervisores de la Dirección de Enseñanza Privada del Ministerio de Educación. Así los ejemplos abundan gracias al trabajo integral de toda esa institución privada, y en particular del Centro Vida Nueva, una de sus áreas creada en el año 2000 para asistir a las personas especiales de entre 18 y 40 años. Su objetivo básico es que éstos jóvenes logren autonomía e independencia, para lo cual confeccionaron un proyecto basado en otros de diferentes países ya que en la Argentina no habían antecedentes similares. A la par trabajaron con la Fundación Discar de Buenos Aires (se encarga de atender personas con discapacidad) de quien son representantes en San Juan en la actualidad.
El programa "Empleo con Apoyo", consiste en dar respuesta a estos jóvenes a través de un preparador laboral que se encarga de ir a la empresa, analizar el puesto de trabajo, determinar el perfil laboral para elegir quien lo cubrirá, como así también capacitar al personal de esa empresa para la futura relación con la persona que llegue a cubrir el puesto y finalmente acompañar durante una adaptación a la persona seleccionada.
Estela Martín y Sebastián Muñoz, directora y vice respectivamente de este Centro, son los responsables de llevar adelante el programa que ya ha logrado 10 chicos con trabajo estable, lo que a su vez provocó que la institución creara otra área denominada Vida Autónoma, que los agrupa y contiene en esta etapa.
WalMart, Falabella, Chango Más, VEA, ARID (Asociación para la Recuperación e Integración de personas con Discapacidad), son las empresas que facilitaron el ingreso de los chicos con Síndrome de Down o con problemas intelectuales que son los que asisten a Aleluya. A este grupo se suma Hotel América, Colegio de Andacollo, Café Jhon y Jhon; Servicio de lunch Reinoso, Línea Master, Arcor, Escuela Dante Alighieri, Guardería Los Patitos, que son quienes reciben a los chicos para que realicen la práctica laboral previa a su ingreso al trabajo formal. También Damsu, Colegio Mercedario, Emicar y el Ministerio de Educación tienen chicos con pasantías rentadas.
"Los beneficios para las empresas son muchísimos ya que fomentan entre sus empleados la cultura de la diversidad, la tolerancia, la amistad, ver lo diferente como algo bueno, todo esto sin contar que son personas que se ponen la camiseta del lugar donde trabajan", dice Estela.
Este programa se sostiene también gracias a la familia de cada uno de ellos y de los talleres y capacitaciones que siguen recibiendo aun cuando ya tienen un empleo. "Tenemos un equipo integrado por asistentes sociales y psicólogos que trabajan a pleno para lograr los objetivos", indica Sebastián.
Dos propuestas que dan ejemplo no sólo para abrir las puertas de empresas pioneras en recibir personas con capacidades diferentes sino también a toda la sociedad, que aun en muchos casos, se resiste a la inclusión de quienes forman naturalmente para de ella.
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