27-08-2013
El director de la maestría de la Universidad de Palermo analiza cómo
impacta la tecnología al rol tradicional de las casas de estudio
Vivimos en un contexto donde la educación, al igual que otros ámbitos
económicos y sociales, se encuentra en el medio de un importante
proceso de cambio debido a la influencia del uso de nuevas tecnologías y
medios de acceso a la información.Otras áreas que también se encuentran pasando por lo mismo son el periodismo, la publicidad y la industria editorial.
Debemos reconocer que estamos en un momento en el cual quienes desarrollamos tareas en el ámbito académico de negocios, necesitamos preguntarnos qué debemos enseñar, qué habilidades será necesario adquirir para operar en el futuro, y cómo podemos aprovechar las nuevas tecnologías para lograrlo.
Hoy pareciera ser que la masividad del acceso a la educación a través de los Cursos en Línea Masivos y Abiertos (MOOCs, por sus siglas en inglés) se presenta como la mayor amenaza para las universidades, que casi sin respuesta, se asocian a estas iniciativas buscando soluciones que no han podido desarrollar ellas mismas. Sin embargo, me permito disentir con muchos críticos, ya que pienso que será difícil reemplazar a las universidades.
Estoy de acuerdo en que el uso de estas tecnologías es una iniciativa válida y que probablemente obligue a estas instituciones a repensar su rol y función en la sociedad. Y también que deberán integrar estas nuevas dinámicas de aprendizaje, pero no creo que puedan ser reemplazadas simplemente por el avance tecnológico.
Obviamente, si las universidades siguen pensando que su principal función es la entrega y difusión de forma unilateral de conocimiento, su error será mayúsculo y posiblemente pierdan relevancia social.
Pero si comprenden los nuevos desafíos y logran adaptar sus estructuras, tendrán la enorme ventaja de que las habilidades más demandadas sólo pueden aprenderse en un entorno social, interactuando con otras personas, y en el mejor de los casos, con un moderador o guía que facilite esos momentos.
Hace un tiempo, el Institute for the Future hacía referencia a las diez habilidades que serán necesarias en los ámbitos laborales en el año 2020.
Como todo listado de habilidades que mira a futuro, tiene algo de fortuito y de arbitrario, pero me parece que se acerca mucho a lo que deberíamos ofrecer desde las universidades y posgrados con el objetivo de generar un mayor valor para los estudiantes.
Quisiera destacar algunas de las habilidades que este informe mencionaba y que creo relevante en este contexto:
- Dar sentido: habilidad para determinar el significado profundo de lo que se percibe.
- Inteligencia social: facultad de conectar con otros en un sentido profundo y directo, para estimular reacciones e interacciones deseadas.
- Pensamiento flexible: capacidad de llegar a pensamientos e ideas que van más allá de lo que está reglado o definido.
- Interculturalidad: facilidad para operar en entornos culturales diferentes.
- Pensamiento Interdisciplinario: habilidad para entender conceptos a través de diferentes disciplinas.
- Gestión de información: posibilidad de discriminar y filtrar información en función de su relevancia.
- Colaboración virtual: trabajar productivamente, generar compromiso y demostrar presencia como miembro de un equipo virtual.
Estas ideas no buscan el fin de la conversación, sino más bien el comienzo de la misma. En un entorno tan turbulento como el actual es necesario plantear estos desafíos para mejorar la calidad de nuestra educación universitaria.
http://www.iprofesional.com/notas/168408-En-la-era-digital-las-universidades-se-replantean-qu-debe-ensear-un-MBA
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