lunes, 2 de septiembre de 2013

Manos a la obra para cambiar la realidad


Arte y Esperanza se dedica a fortalecer el trabajo de 500 familias de artesanos indígenas
Por   | Para LA NACION

Mauro Vaca heredó el amor por las artesanías de su padre, Domingo, un artesano y referente comunitario de Misión Chaqueña, pequeña localidad del departamento General San Martín, provincia de Salta, donde la mayoría de las 150 familias que la componen -unos 1500 habitantes- son wichis. Mauro, que nació y vivió toda su vida allí, tenía sólo dos años cuando Arte y Esperanza, asociación que busca promover la vida de los pueblos originarios a través de la comercialización sin fines de lucro y en condiciones de comercio justo de sus artesanías, se puso en contacto con su padre. Era 1994.
Hoy, gracias al apoyo de Arte y Esperanza, Mauro continúa con el legado de Domingo, fallecido hace tres años, y pudo encontrar en las artesanías un sustento de vida. "Me ayudaron mucho", afirma el joven de 21 años, que empezó a involucrarse con el milenario arte de sus antepasados cuando sólo tenía ocho y observaba a su padre trabajar el palo santo, el algarrobo y el guayacán, entre otros árboles del monte chaqueño.
Arte y Esperanza nació en 1985, luego de que un grupo de padres y voluntarios del Colegio Pedro Poveda, de Vicente López, conectados con el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen, comenzó a visitar periódicamente a los pueblos aborígenes del Gran Chaco. "Empezamos a trabajar desde lo asistencial, con la idea de enviar donaciones", explica Mercedes Marsal, presidenta y una de las fundadoras de la asociación. "Pero, al poco tiempo, fuimos descubriendo que eso era bastante limitado, y aparecieron las artesanías como algo que siempre las comunidades indígenas van a producir y ofrecer a aquel que se acerca con ganas de ayudar."
Como "lo más débil en el proceso de producción artesanal es siempre el eslabón de la comercialización", Arte y Esperanza apoya desde entonces a 36 comunidades aborígenes pertenecientes a ocho etnias diferentes y varios grupos de artesanos criollos con dificultades de comercialización.
"Promovemos la vida de los pueblos originarios, para que logren una existencia más digna sin abandonar su tierra, defendiendo sus derechos y su modo de organización", define Marsal.
Según Marsal, "las tiendas tienen muy bajo margen de ganancia sobre los productos". Y agrega: "Se busca que el pequeño productor, ajeno a la economía tradicional, pueda vivir más dignamente de su trabajo".
La organización dedica gran parte de su esfuerzo a los jóvenes y trabaja promoviendo una segunda generación de artesanos. Gracias a las artesanías, las comunidades wichis han logrado, según Marsal, frenar el desmonte, ya que se trabaja con madera "caída" de árboles viejos.
Quienes quieran colaborar con Arte y Esperanza pueden acercarse a sus tiendas en San Telmo, San Isidro y Retiro. Informes: info@arteyesperanza.com.ar/ www.arteyesperanza.com.ar ..
http://www.lanacion.com.ar/1615979-manos-a-la-obra-para-cambiar-la-realidad

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