domingo, 16 de junio de 2013

La triste vida sentimental de Jorge Luis Borges


Por Maurice Jalfon | mpistone@infobae.com

En su último libro, Romances argentinos de escritores turbulentos, Daniel Balmaceda revela uno de los aspectos menos conocidos del autor de El aleph, su dificultad para relacionarse con el sexo femenino
La triste vida sentimental de Jorge Luis Borges

¿Puede el escritor más grande del siglo XX haber tenido una paupérrima vida amorosa? Al menos esto es lo que deja entrever Daniel Balmaceda en su último libro Romances argentinos de escritores turbulentos. En más de 15 capítulos, Balmaceda, además de ocuparse de autores como Bioy Casares, Ernesto Sábato, Roberto Arlt, entre otros, recorre los amores no correspondidos de Jorge Luis Borges.
A lo largo del libro, Balmaceda no le dice "Borges" a Borges, sino que con cierta malicia lo llama "Georgie", tal como lo nombraba su madre, Leonor Acevedo, con quien tuvo una relación bastante especial, por no decir edípica.
Tan es así que cuando Borges rondaba los 67 años, la madre del escritor convocó a varias amigas para que dieran el visto bueno a su inminente nuera, Estela Canto. Pero no sólo hasta allí llegaba el poder de la madre de Borges. Leonor Acevedo estaba presente en cada cita que tenía el escritor argentino, quien interrumpía las conversaciones con las señoritas para llamar a su madre varias veces en una misma tarde.
Otro de los aspectos determinantes que se reflejan en el relato de Balmaceda sobre la personalidad de Borges es el de un ser profundamente enamoradizo. Sobre esto, su amigo Bioy escribió: "Borges se enamoraba muchísimo y sufría por esos amores".


Esta parte de la personalidad del escritor puede que sea vital para comprender el porqué de su escritura, más cerca de la metafísica que de lo real. En otras palabras, mucho más ligada con lo ideal que con lo mundano.
Tal vez la parte más polémica de Romances argentinos de escritores turbulentos sea aquella en la cual se pone en duda la experiencia sexual del escritor argentino que, según las historias que se cuentan, fue casi nula. Balmaceda cuenta incluso que Borges fue a consultar a un psicólogo para que lo ayudara a avanzar en los encuentros carnales, en los que nunca cruzaba el límite de los "besos que incendian la noche".
Una de las anécdotas que cierra el libro también es fundamental para poder acercarse más a la personalidad del célebre escritor. Cuando Borges decidió separarse de Estela Canto, su mayor miedo era perder la biblioteca que tenía en la casa donde vivía con su esposa. Por eso, le pidió a Bioy que lo ayudase a realizar "un operativo hormiga", como lo denomina Balmaceda, para sacar los libros de la casa sin llamar la atención de su futura ex esposa.
Como cuenta Balmaceda, la mayor preocupación de Borges no era la de cómo se pudiera sentir Estela Canto, cómo lo tomaría su madre o incluso el mundo de las letras, en el que para esa época era candidato al Nobel de Literatura. La mayor preocupación de Borges era la de perder su imponente biblioteca. Probablemente, su único gran amor.
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