Mejorar la Educación
A un uruguayo atento a la discusión del
tema educativo en los medios de comunicación, este libro lo
sorprendería: casi quinientas páginas sobre bibliotecas escolares, y no
acerca de escuelas de tiempo completo, enseñanza de segunda lengua,
distribución de laptops a los estudiantes o locales escolares en malas
condiciones.
Juan de Marsilio
Ni sobre un bajo nivel académico y una falta de
vocación, supuestos o reales, de los docentes de ahora. Aquí, sobre
bibliotecas, se discute poco y nada.
Se trata, sin embargo, de un libro imprescindible para
docentes, bibliotecarios y directores de centros de estudios. Y mucho
más aún para los gobernantes y legisladores que deban decidir sobre
política educativa, hacia una mejora real en la educación pública (y no
buscando votos y nada más). Con algún esfuerzo, por el grado de aridez
que caracteriza a los libros técnicos, también sería buena lectura para
los padres interesados en tomar mejores decisiones sobre la educación de
sus hijos. La pasión con que escriben los autores de los artículos,
basados en su labor de aula y biblioteca, atenúa bastante esta aridez.
La premisa de estos trabajos es que el objetivo
fundamental de la enseñanza inicial, primaria y media básica es incluir a
las personas en la cultura escrita. En una sociedad que da tanta
importancia a lo audiovisual e informático, es lúcido y valiente
subrayar que, sin lectura y escritura bien adquiridas, ningún sujeto
puede manejar ni construir conocimientos abstractos, por mucho que se lo
provea de computadoras. Tanto en el centro de estudios, como en el aula
y el hogar, los autores sostienen que la computadora y los medios
audiovisuales tienen un rol importante a jugar, pero que sin la
lectoescritura como factor previo e imprescindible, terminan
profundizando el fracaso educativo.
Por eso se necesita bibliotecas bien provistas y
atendidas -de aula y de centro- coordinadas con las bibliotecas públicas
cercanas, pero también debe haber libros en las casas. Es vital que,
desde el útero, los padres les hablen, les canten y les lean a sus
hijos. Esta lectura debe seguir en los primeros años escolares, pues la
destreza del niño es aún insuficiente para dar cuenta de toda la lectura
que necesita. En varios artículos se analizan experiencias de trabajo
con padres, sobre todo de familias que no cuentan con el "capital
cultural" necesario para ayudar a sus hijos.
Niños y adolescentes no necesitan sólo ni
principalmente libros de texto, pues estos debieran ser guía para la
lectura de otros materiales -escritos o audiovisuales- que aporten otros
puntos de vista y otros grados de profundidad.
La biblioteca tiene el desafío de atraer el deseo de
los estudiantes: el gusto de la lectura no se adquiere por obligación, y
menos si el estudiante presenta problemas con su capacidad lectora.
Pero cada triunfo individual cuenta: para multiplicar, primero hay que
sumar uno a uno. En materia educativa no existen los éxitos masivos y
rápidos. Los articulistas insisten en esto, porque en las distintas
realidades iberoamericanas que reflejan a menudo se quita recursos a
programas bibliotecarios eficaces, por razones que, de fondo, no son
educativas sino burocráticas o de marketing político.
La última sección del libro aporta valiosas experiencias sobre organización y gestión de bibliotecas en centros educativos.
BIBLIOTECAS Y ESCUELAS: RETOS Y POSIBILIDADES EN LA
SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO, de Elisa Bonilla, Daniel Goldin y Ramón
Salaberria. Océano, 2009. México, 496 págs
.http://www.elpais.com.uy/cultural/bibliotecas-escolares-educacion.html
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