El juego ocupa una parte importante de la jornada del niño/a en la escuela. En el juego el maestro/a está presente pero deja espacio para que éstos puedan autoorganizarse.

La importancia del juego reside en las continuas exploraciones, descubrimientos y conocimientos que el niño/a realiza en el espacio físico. Precisamente por este valor es necesario que los maestros/as se interesen por lo que pasa:
• Observando el juego y las diferentes competencias que muestran
• Introduciendo novedades para conseguir mayor motivación
• Promoviendo interacciones entre el grupo
• Etc.
El juego se considera un contexto idóneo para observar el desarrollo de las diferentes capacidades del niño/a. En este sentido, el maestro/a tiene las siguientes responsabilidades:
• Por un lado, debe programar juegos que estimulen el descubrimiento significativo para el desarrollo del niño/a.
• Por otro, la de acompañar a los niños/as en el proceso de aprendizaje a través del juego con una actitud educativa, y considerar si las actividades programadas son adecuadas para la consecución de los objetivos formulados.
• Por último, valorar los significados y aportaciones que los niños/as ponen en el juego.
El resultado que se debe conseguir es que sea el niño/a el que, partiendo de la aceptación positiva del juego, piense que ha sido él mismo quien ha construido su propio aprendizaje gracias a los estímulos que el maestro/a pone a su alcance.
Con los juegos y las experiencias se favorece el aprendizaje de aquello que es complejo en sí mismo, construyendo situaciones motivadoras para ellos. Del mismo modo, el juego permite desarrollar capacidades, competencias, curiosidades y actitudes
constructivistas en los niños/as. También permite al maestro/a conocer mejor al niño/a.
El papel del maestro y maestra en el juego para conseguir que éste se desarrolle eficazmente consiste en:
• Conocer las habilidades, posibilidades y limitaciones de sus alumnos/as.
• Tener una adecuada sensibilidad observadora
• Programar actividades motivadoras y estimulantes para los niños/as
• Centrar el interés del niño/a en el juego
• Intervenir si es necesario para mantener durante más tiempo el interés del niño/a
• Indicar posibles direcciones para conducir el juego
• Etc.
Además de estas recomendaciones, el maestro/a debe tener en cuenta que muchos de los aprendizajes que los niños adquieren en diversos contextos de experiencias, se producen fuera del control estricto de los maestros/as.
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