miércoles, 27 de marzo de 2013

Hipótesis de un festival: hoy la mejor literatura viene del interior


Por Guido Carelli Lynch

Hubo autores nuevos y consagrados. Se señaló el agotamiendo de la literatura suburbana.
Ruido de fondo detrás de la calma del Paraná. Ese fue el saldo de la segunda edición del Filba Nacional, que durante cuatro días reunió a treinta escritores de todo el país en Santa Fe. No faltaron debates y hasta hubo lugar para reproches.
Carlos Bernatek conoce el paño. Nació en Avellaneda en 1955, vivió 20 años en Santa Fe y volvió a Buenos Aires y a la Biblioteca Nacional, donde ya había trabajado. “Desde 2005 a 2010 hay una mimetización de los temas en la literatura de Buenos Aires. Hay una exaltación de la vida suburbana, que se-repite-se-repite-se-repite hasta el hartazgo. Por eso no es extraño que los libros que más se festejan en Buenos Aires sean de autores del interior: Selva Almada (Paraná), Luciano Lamberti (Córdoba) y Hernán Ronsino (Chivilcoy)”.
Claudia Piñeiro cree, como Barthes, que lo mejor de la literatura viene de los márgenes, de lo que está más alejado del poder literario. “En ese sentido literaturas como las de Almada y Ronsino vienen de la periferia, no surgen en Buenos Aires (aunque sus autores hoy vivan allí) que es el centro. Pero para trabajar desde los márgenes no creo que sea el único camino venir del interior ”, asegura. Romina Paula y Sagrado Sebakis –dos participantes porteños del Filba Nacional– son para Piñeiro ejemplos de su sentencia. “Vienen de Buenos Aires y también trabajan desde los márgenes, por eso su literatura irrumpe, hace ruptura”. José Brindisi, autor de Placebo y asesor del festival, refuta y concede argumentos a Bernatek. “Por suerte se están haciendo cosas muy interesantes en todas partes. Y como se publica mucho, desde ya también hay una sobredosis de porquería. Lo suburbano está agotado o necesita encontrar nuevas formas, huir de los clichés”.
Lamberti, uno de los nombres elegidos y en cuestión, todavía se pregunta si las buenas críticas que cosechó su El loro que podía adivinar el futuro son obra del paternalismo porteño. “Soy un escritor cordobés, no un escritor a secas”, bromea.
La paradoja está planteada desde el nombre. El Filba nació como un festival en Buenos Aires (en septiembre se realizará la quinta edición y una primera versión de Chile). De hecho su sigla significa Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires. La tensión entre Buenos Aires y el mal llamado “interior” está latente. “Es interesante que este tipo de festivales se traslade al interior que lleve escritores de Buenos Aires y los junte, los mezcle, los amontone con los escritores de las provincias. En este sentido creo que es enriquecedor para todos y más que nada para los escritores porteños que muchas veces desconocen la enorme producción literaria, que hay en las provincias. Hay que romper con la centralidad porteña y recordar que grandes escritores como Juan L. Ortiz y Saer, pero también Héctor Tizón, Daniel Moyano y Arnaldo Calveyra salieron de las provincias”, dice Selva Almada.
Para Ricardo Romero, editor de Gárgola nacido en Paraná, más que abrirse, se continuaron debates. Enumera: “ La desproporción de la centralidad porteña, la ausencia de canales de difusión y publicación en el interior, las literaturas regionales y sus temáticas, la relación del autor con su obra y sus lectores”. Para Hernán Ronsino, el fenómeno es regional. “En América latina hay una trama entre editoriales independientes y ferias del libro, como la de Oaxaca o el Filba internacional, que permiten una circulación de libros y leernos”.
Bernatek tampoco esquivó la polémica cuando planteó los límites de la autogestión editorial. “Todos los estudiantes de Edición montan su editorial y a los cinco años la cierran”, dijo durante en una charla sobre tensiones editoriales.
Y tampoco fue suave, cuando se refirió a la persistencia “en el pobrerío” de las editoriales cartoneras. “Después van a Frankfurt, ahí nos ven y dicen: “mirá cómo editan estos indios”. Para el autor de Rencores de provincia ese tipo de inciativas –de escasa difusión y sin ISBN– perjudican al sector .
El Filba terminó, pero el debate sigue abierto.                                                                       http://www.clarin.com/

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