¿Qué es un libro? Una obra escrita impresa o manuscrita. ¿Qué es un libro de papel? Una obra impresa en papel y encuadernada. ¿Qué es un ebook? Una obra digital almacenada en un dispositivo electrónico. Se trata por lo tanto de un mismo producto con distintos soportes de lectura. Parece obvio, pero algunos todavía no lo entienden.
A lo largo de la historia el libro ha ido evolucionando con cada revolución técnica o tecnológica. Cada cambio supuso, en su momento, una mejora en la reproducción, almacenaje y distribución de su contenido. El papel, la imprenta y ahora lo digital han facilitado la expansión y popularización de los libros, haciéndolos cada vez más accesibles. Lo mismo ha sucedido con la música y la mejora de sus aparatos de almacenamiento y reproducción. ¿Entonces cual es el problema?
El problema, como siempre, son los que no pueden -más bien no quieren- entenderlo. Por un lado la industria editorial, cuyo monopolio basado en la distribución peligra gracias al paradigma digital, al mismo tiempo que ve menguar sus márgenes de beneficios al tener que adaptarse a un nuevo modelo de negocio donde la competencia es siempre expansiva. Por el otro los gobiernos, defensores de los intereses de esa industria y de sus lobbys, que entorpecen o legislan en contra de cualquier innovación que acabe con el monopolio editorial. ¿Pero cómo?
Con los precios, aplicando distintos tipos impositivos. En España los libros en papel tienen un IVA superreducido del 4% mientras que los libros digitales soportan un 21%. Es un problema europeo, ya que en Bruselas consideran que los ebooks no son libros, sino una prestación de servicios tecnológicos. De hecho la Comisión Europea expedientó a Francia y Luxemburgo por aplicar un IVA reducido (7% y 3%) a los libros electrónicos. Según la C.E. y el Tribunal de Justicia de la UE los ebooks “no son tangibles” sino “servicios virtuales”. Debe ser que nunca han visto, ni tenido, ni leído, un ebook en su vida.
Mientras tanto asistimos a absurdos debates que enfrentan al libro en papel con el libro electrónico, como si fuesen dos cosas distintas. No existe tal dicotomía: los dos son libros, sólo que editados en distintos soportes. La preferencia entre un soporte u otro no puede derivar en una confrontación entre productos porque en esencia se trata de un mismo producto, por mucho que la C.E. diga que los ebooks son “servicios tecnológicos”.
La información de una obra en papel utiliza tinta y papel del mismo modo que la información de una obra digital se mide en unidades de información. El soporte de los ebooks es tangible, no se leen “en el aire”, se utilizan tabletas, ordenadores e incluso móviles. Se pueden tocar, coger, y la información tiene un “peso” específico compuesto de bits. Llegará el día en el que los políticos, como ocurre ante cualquier avance técnico o tecnológico, aceptarán la lógica de los nuevos paradigmas culturales. Sin embargo estoy seguro que, como siempre, lo harán tarde y de forma que sus “aliados tradicionales” no salgan muy perjudicados.
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