El misterio del transformador con onda
Es el que está por calle Brasil, frente a la plaza Hipólito Irigoyen. Sus finas terminaciones resistieron al terremoto del ´44. Por Gustavo Martínez Puga.
Su estilo neo colonial, con tejas tipo españolas, ventanas con rejas fraguadas a mano y las molduras con curvas y finas terminaciones en la línea del techo, hacen que el transformador le ponga un toque de color muy particular en una Ciudad que fue arrasada por un terremoto que tiró abajo todo ese tipo de construcciones.
Uno de los vecinos más cercanos a la construcción, quien vive en ese lugar desde 1941, informó que esa construcción, tal como está ahora, ya estaba en ese lugar cuando ellos llegaron desde Buenos Aires. Por esos años, como lo es ahora, la distribución eléctrica en la provincia estaba en manos de una empresa privada llamada Los Andes. Luego, con el gobierno de Juan D. Perón, se estatizó y pasó a ser Agua y Energía.
La construcción ahora acusa algunos desgastes en su estructura, siendo que logró mantenerse estoica a los peores embates de la naturaleza. Los vecinos dicen que hace años que no se ve a nadie que le haga mantenimiento, ya que solo ingresa el personal que controla el funcionamiento de la estación transformadora que allí funciona.
¿Por qué se tomaron el trabajo de hacer una construcción con estilo propio para que funcione una estación transformadora? Daniel Suárez, responsable del Laboratorio de Alta Tensión en el Instituto de Eléctrica de la Universidad Nacional de San Juan, dijo que “puede haber sido por la influencia europea. Mi deducción no es nada comprobado, pero ocurre que en muchos lugares del país yo he visto ese tipo de construcciones para las estaciones transformadoras. Cabe recordar que las normas de construcción de los sistemas eléctricos de nuestro país fueron copiados a los europeos. Por ejemplo, las normas VDE de Alemania, que usa hormigón y hierro, es la que se usó en nuestro país. Eso no se ve en otros países sudamericanos, donde copiaron el sistema y las normas norteamericanas”.
Los detalles de la construcción llaman la atención porque no es frecuente que se invierta dinero en ese tipo de obras, sobre todo hoy en día en que la mayoría de las estaciones de ese tipo funcionan en bloques cerrados de hormigón o bajo tierra. Esto último es lo que más ocurre en la Ciudad, y se debería al bajo costo a la hora de adquirir un terreno y por seguridad, ya que así hay menos contacto con la actividad diaria de la gente.
Lo único cierto es que es casi un secreto el motivo de esa construcción que, silenciosamente, embellece a la Ciudad.
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