viernes, 16 de agosto de 2013

La pintora de mundos

Personaje


Se trata de Alcira Navarrini, una artista sanjuanina cuya obra “La vida es un camino” resultó elegida la mejor de San Juan el año pasado. La mujer es docente y también da clases en Las Tumanas, Valle Fértil, a los pobladores del lugar. Por Natalia Caballero.


jueves, 15 de agosto de 2013
La pintora de mundos
Por Natalia Caballero
Una escultura abstracta les da la bienvenida a los visitantes que llegan a la casa de Alcira Navarrini, una artista cuya obra “La vida es un camino”, resultó distinguida con el premio Procesa Sarmiento de Lenoir, instituido por la Casa Sarmiento a la mejor obra provincial 2012. La tímida mujer abre las puertas de su vivienda y todo allí es arte. En las paredes de su taller, reposan decenas de obras cuyos colores vibrantes impactan y remontan al espectador a las fantásticas pinturas del holandés, Vincent van Gogh. Además de su pasión por la creación, Alcira es una docente apasionada, quien además de dar clases en la escuela Polivalente también les enseña a los pobladores de Las Tumanas, Valle Fértil, como parte de un proyecto personal sin fines de lucro.

No proviene de una familia de artistas pero el bichito del arte le picó siendo aún una niña. La pintura y el dibujo se convirtieron en su refugio. Su padre notó el talento de su hija y con 14 años la envió a tomar clases particulares con la profesora Jade Volpiansky, una egresada de la Escuela de Arte Pueyrredón, de Buenos Aires. Entre pinceles y caballetes, la joven Alcira se fue abriendo un camino que terminó con el inicio de la carrera Artes Visuales en la Universidad Nacional de San Juan.

A pesar de los contra de su familia y sus amigos, quienes no estuvieron muy a gusto con su decisión profesional, la artista consiguió el diploma y egresó de la casa de altos estudios como licenciada. El camino al título no fue simple porque ella proviene de una casa de padres trabajadores y humildes, por lo tanto no le fue fácil comprar los materiales necesarios para hacer los trabajos que le pedían sus profesores universitarios.

Cada gesto de Alcira denota su timidez. Cuenta que cuando era chica era extremadamente tímida, que la ayudó mucho dar clases para expresarse con mayor fluidez como así también la pintura para plasmar en el lienzo sus pensamientos más oscuros.

La exploración del pensamiento y del mundo es su motor inspirador. No necesita ni de música ni de un horario específico para iniciar una obra, solo basta con un ataque creativo repentino. Lo único que la detiene son las malas vibras de personas conflictivas, esa clase de sentimientos negativos repercute profundamente en su sensibilidad extrema.

Alcira define sus pinturas como “caóticas, con colores complementarios, texturas fuertes”. A la hora de hablar de su obra más querida nombra inmediatamente “La vida es un camino”, su obra premiada como la mejor del 2012 en San Juan.

Los intrincados recovecos de la vida del hombre se ponen de manifiesto en sus obras, exhibidas ordenadamente en su taller, que funciona en una pieza que da al fondo de su casa. Detallista en extremo, tarda por lo menos dos meses para hacer un cuadro.

La escultura también le gusta mucho como también la cerámica. Este elemento natural es que el utiliza para darle clases de arte a los pobladores de Las Tumanas, Valle Fértil. Son siete familias las que viven en el pueblo vallisto, donde Alcira tiene una casita. Allí aporta sus conocimientos y junto con los vecinos ha montado hasta una feria de artesanías en donde la gente exhibía sus trabajos. Incluso, para promocionar el lugar, organiza un encuentro de arte una vez al año en la localidad.

Se nota que Alcira ama el arte hasta el tuétano cuando revela que le gustaría que sus hijos sean artistas. “Si mis hijos quieren ser artistas, los apoyaría, ellos saben que ante las dificultades de la vida hay que tener la capacidad de sobreponerse. El camino del artista es complicado, pero ellos tienen las herramientas para hacerlo correctamente”, señaló la mujer.

Los sueños de esta pintora están arraigados a este sentimiento creador que le brota por los poros. Dice que le encantaría seguir produciendo arte, que cumplir con ese anhelo la haría muy feliz.

Un fuerte deseo de expresar su yo más interno la llevó a conectarse con el camino del arte siendo todavía una niña. En su adolescencia, su creatividad y su tenacidad la llevaron a concretar el deseo de recibirse como artista en la universidad. Hoy, siendo una mujer adulta, Alcira Navarrini es lo que siempre quiso ser: una creadora de mundos.

Las obras de Alcira tienen precios que van desde los $1.500 a los $24.000. Ha vendido muchas de sus obras al exterior.
http://www.tiempodesanjuan.com/notas/2013/8/15/pintora-mundos-37865.asp

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