Dale, Holland y Matthews (2006) comentan sobre una desvinculación entre los estudiantes, la facultad y los recursos de información y los enfoques de enseñanza-aprendizaje. Este problema de desvinculación va en incremento cuando las instituciones académicas no están conscientes de la importancia de la selección de las referencias bibliográficas para un curso. La selección de recursos de información debe estar enmarcada en “al contexto, los estilos de aprendizaje, la edad del estudiante, las necesidades del alumno y el conocimiento del producto o constructo que se va a desarrollar” (Wall & Ryan, 2010, p. 20). Para agravar la situación vemos como en los procesos de diseño curricular intervienen otros profesionales como diseñadores instruccionales y expertos en materias (subject matter experts) con la intención de enriquecer los contenidos, pero con una desconexión total con las bibliotecas y las competencias de información necesarias para que las experiencias de aprendizaje e investigación se complementen. La participación de los bibliotecarios es fundamental en estos procesos, la literatura de esta última década reconoce este hecho hasta la saciedad. Mavodza (2011) establece la importancia de la colaboración entre bibliotecarios académicos y facultad para lograr la integración coherente de los recursos de información en los cursos. Mientras que Shank and Bell (2011) reconocen la necesidad de la colaboración y la integración de los bibliotecarios, facultad y otros profesionales para cumplir con las metas de aprendizaje establecidas en los cursos. Por otro lado hay otro elemento que relevante y es el cumplimiento ante las agencias acreditadoras. Estas organizaciones exigen evidencias de integración y colaboración entre unidades académicas como currículo y biblioteca. Algunas agencias son enfáticas en que las instituciones deben moverse a un modelo educativo basada en cumplimientos (learning outcomes) y competencias desarrolladas en lugar de modelos basados en la enseñanza (teaching learning).
Mejores prácticas
De acuerdo con Wall y Ryan (2010) los recursos de información para el aprendizaje son aquellos objetos físicos, intelectuales y virtuales que utilizan un profesor o instructor para las actividades de enseñanza. Hoy día nos enfrentamos a una amplia gama de recursos que incluye:- Contenido desarrollado y evaluado por expertos y publicado por agencias de entero crédito (libros, artículos de revistas y algunas páginas web).
- Opiniones de expertos.
- Contenido anecdótico desarrollado por comunidades de expertos en diversas disciplinas.
- Información provista por organizaciones.
- Información desarrollada por colaboración (wikis).
- Objetos de aprendizaje diversos que contribuyan al desarrollo de las destrezas y al alcance de los resultados de aprendizaje propuestos.
- Las actividades de aprendizaje de un curso deben estar relacionadas a la bibliografía sugerida. La bibliografía debe ser lo más rica posible reconociendo la variedad de soportes.
- Las referencias deben ser evaluadas y validadas por expertos. Ante una oferta tan variada es imprescindible que se realice una selección cuidadosa con el propósito de que el estudiante pueda acceder a información de calidad, objetiva y que contribuya fortalecer el contenido del curso.
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La participación de los bibliotecarios o profesionales de la
información es justa y necesaria. La presencia de estos profesionales
es importante para:
- Para recomendar las fuentes de información cuyo acceso es garantizado y seguro.
- Para integrar una variedad de soportes y tecnologías de la información que transformen el currículo y las experiencias de aprendizaje.
- Para asegurar que las competencias de información se han integrado al curso.
Otros beneficios de participar y colaborar
Finalmente hay que reconocer que la participación de bibliotecarios académicos en el proceso de desarrollo curricular tiene sus beneficios para la biblioteca ya que permite:- Conocer la variedad temática y los soportes disponibles en la colección
- Mejorar la calidad de los servicios de referencia (presencial y virtual)
- Evaluar las fortalezas y debilidades de las colecciones específicamente las digitales
- Fomentar el desarrollo de guías temáticas para promocionar y facilitar el acceso a los recursos bibliográficos
- Desarrollar nuevas estrategias para adiestrar a la facultad y los estudiantes en el uso de las colecciones
- Incrementar el uso de los recursos de información electrónicos y digitales
Referencias
Dale, P., Holland, M., & Matthews, M. (2006). Subject Librarians : engaging with the learning and teaching environment. Ashgate Publishing Limited.
Mavodza, J. (2011). The academic librarian and the academe. New Library World, 112(9), 446- 451. doi: http://dx.doi.org/10.1108/03074801111182030
Shank, J. D., & Bell, S. (2011). Blended librarianship: [re]envisioning the role of librarian as educator in the digital information age. Reference & User Services Quarterly, 51(2), 105- 110.
Wall, J., & Ryan, S. (2010). Resourcing for curriculum innovation. ACER.
Ana I. Medina Hernández. Bibliotecaria profesional con experiencia en bibliotecas académicas, especializadas y públicas. Graduada de la Escuela de Ciencias y Tecnologías de la Información de la Universidad de Puerto Rico en Rio Piedras. Ha participado con diversas organizaciones profesionales del campo de la bibliotecología puertorriqueña. Áreas de interés: administración de bibliotecas, desarrollo de colecciones electrónicas y uso de la información en bibliotecas digitales..http://www.infotecarios.com/firmasinvitadas/la-participacion-de-los-bibliotecarios-academicos-en-los-procesos-de-desarrollo-curr
http://www.infotecarios.com/sites/default/files/arthemia_logo.png
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