martes, 22 de abril de 2014

Cerebro y aprendizaje: La atención selectiva.

Cerebro y aprendizaje: La atención selectiva.

22 de abril de 2014 a la(s) 9:38
Cerebro y aprendizaje:
La atención selectiva.

Dr. Nse. Carlos A. Logatt Grabner

La capacidad de estudio en cualquier edad se encuentra íntimamente relacionada con un factor primordial: la atención selectiva, que se ve acrecentada, principalmente, por la curiosidad o el entusiasmo que nos genere un aprendizaje ―es realmente importante encontrarle un sentido a lo que estudiamos, y que no sólo sea el simple hecho de rendir un examen―. Debemos tener en cuenta que nuestro cerebro fue concebido para sobrevivir en la sabana africana (hace unos 160.000 años), en donde adquirir conocimientos que no estuvieran estrictamente relacionados con el asegurar o mejorar nuestra supervivencia era algo ignorado por nuestra atención.

El hecho de que nuestro cerebro se desarrollara en ambientes tan adversos para nuestra supervivencia potenció los sistemas de ahorro de energía. La atención selectiva y sostenida en el tiempo es energéticamente muy costosa para nuestro organismo. Debemos tener en cuenta que nuestro cerebro representa aproximadamente el 2% del peso total de nuestro cuerpo, pero puede consumir el 20% total de glucosa. Esto, en una época en donde alimentarse era potencialmente peligroso y hacerlo todos los días un gran lujo, conllevó a que para ahorrar energía, nuestro cerebro priorizara sistemas de reacciones e incluso de decisiones automáticas, que casi no necesitaban de nuestro intelecto.

Pues si con esta información nuestra especie había podido sobrevivir,  ¿para qué necesitaríamos nueva? ―lamentablemente, este “capricho evolutivo” llevó a la extinción de muchas especies por una nula o muy baja capacidad adaptativa―. De hecho, la gran mayoría de los primeros inventos de la humanidad no fueron el resultado de nuestra capacidad analítica, si no de la observación de una simple casualidad. Cómo ejemplo de esto podríamos nombrar el fuego, la rueda, el hacha de piedra, entre otros.

Sin embargo, los seres humanos debemos agradecerle a la evolución, porque a nosotros, a diferencia de otras especies, nos dio un gran potencial que se encuentra en el área frontal de nuestro cerebro, más exactamente en el área prefrontal (ésta le permite a nuestra especie el denominado “pensamiento cognitivo ejecutivo”). Esta estructura nos da la capacidad de planificar a largo plazo, tener memoria de trabajo, jerarquizar ideas, establecer planes estratégicos y metas, ser flexibles con la adquisición de nuevos conocimientos y, sobre todo, nos otorga el tema principal tratado en este artículo: la atención selectiva voluntaria.

Este gran potencial de ser capaces de dirigir nuestra atención con el fin de adquirir nuevos conocimientos pudo expandirse gracias a que aprendimos a cultivar, criar animales, a cocer nuestros alimentos e, inclusive, a mejorar nuestras habilidades de caza sumando la utilización de armas o defensas que nos facilitaran esta actividad. Este gran cambio le permitió a nuestra especie poder desarrollarse y lograr ser dominante, pues consiguió forjar el potencial neurobiológico.

No obstante, luego de darle a nuestro cerebro el alimento para desarrollarse de una mejor manera y, de este modo, extender la expectativa de vida ―según los investigadores, nuestro lóbulo frontal alcanza su plenitud entre los 25 a 30 años―, comenzó el proceso que se considera nuestra gran evolución como especie: la potenciación de nuestra habilidades innatas.

En el mundo moderno el acceso al alimento es más sencillo ―aunque lamentablemente no es igual para toda la humanidad y sin dudas me atrevo a expresar que esta es la gran deuda del ser humano―  y la probabilidad de que haya personas con hambre o mueran a causa de la desnutrición es mucho más baja.

Sin embargo esto no es todo y los males modernos (la ansiedad, el estrés, la falta de descanso, las exigencias, la mala nutrición, etc.) también pueden desnivelar nuestro organismo, activando el sistema nervioso simpático y afectando nuestra capacidad de atención selectiva. Otro inconveniente generalizado en la educación mundial es la falta de interés o capacidad de ver los beneficios a futuro de lo que estamos estudiando. Lamentablemente, vemos en el mundo una falta de previsibilidad sobre el futuro, con lo cual un estudio de largo plazo, sumado a un futuro con bastante incertidumbre, no es un buen ambiente para aprender para un cerebro que tiende a priorizar el corto plazo y las necesidades básicas.

Luego de considerar todos estos “detalles” que afectan a nuestra capacidad de atención, desde Asociación Educar, los invitamos a conocer las siguientes estrategias, que pueden ser útiles en todas las etapas educativas y espacios de aprendizaje.

En primera instancia, una buena medida sería buscarle un sentido a lo que estudiemos. No es lo mismo aprender geografía por el simple hecho de aprobar un examen, que hacerlo pensando en la maravilla de los distintos lugares que tiene nuestro planeta, en los países que nos gustaría conocer o, en última instancia, por la simple curiosidad de investigar esos rincones de cada país, únicos y hermosos.

Esta estrategia puede aplicarse a cualquier materia o estudio: sólo debemos asociar los nuevos conocimientos a un beneficio para nuestra vida. Por ejemplo, quien decida aprender un idioma, no lo hará con la misma atención si lo considera una obligación, que si lo hace pensando en un viaje que nos encantaría realizar en un futuro o, asimismo, si cree como un placer el hecho de comunicarse con personas de otros países, o con el objetivo de poder ampliar sus conocimientos sobre otras culturas que despierten su curiosidad.

Luego de encontrarle un sentido u objetivo a lo que estudiaremos, debemos tener en cuenta que nuestra atención se encuentra con mayor nivel al inicio del estudio y comienza a decaer pasados unos 15/20 minutos. Luego se incrementa ―aunque en menor medida― cuando sabemos que se acerca el final, ya sea de una clase, un capítulo, un libro, un video, etc. Con lo cual, lo ideal sería ponernos objetivos intermedios como, por ejemplo leer, de la pagina 200 a la 220 y saber que tendremos un premio o beneficio ―aunque sea mínimo o simplemente moral― cumplido el objetivo.

También es de importante que, previamente al estudio, nos alimentemos correctamente para que nuestro sistema nervioso autónomo no sienta el acceso a la alimentación como problema inmediato que deba captar nuestra atención. A su vez, los alimentos seleccionados deberían ser livianos, para que la irrigación sanguínea pueda ir dirigida principalmente a nuestro cerebro y no compartida con sistemas de alto consumo sanguíneo como la digestión.

Asimismo, es ideal poder tener un correcto descanso que, dependiendo de nuestra edad cronobiológica, oscilará entre las 6 a 9 horas. En el mundo moderno esto es algo muy difícil, con lo cual existe una estrategia muy útil: antes de iniciar una actividad, intentar temar una siesta, descanso o espacio de relax de entre 15 ó 20 minutos.

Luego de iniciar la actividad, sería ideal realizar cortas pausas en cuanto comencemos a sentir que nuestra atención decae y llevar adelante alguna actividad que reactive nuestro sistema atencional, como, por ejemplo, hacer una pequeña actividad física o de humor.

Con el objetivo de afianzar lo estudiado, al finalizar la clase y aprovechando el envión de atención que esto genera, es realmente muy recomendado realizar un resumen de todo lo aprendido. Esto ayudará a que podamos recordar mejor la información que estuvo fuera de nuestros periodos de mayor atención.

Cabe recordar que nuestra memoria trabaja por asociación y a veces un detalle nos ayudará a evocar gran parte de lo aprendido. Además, este paso permite relacionar en una misma red neuronal todo lo visto, integrando la información.

Puede que todas estas opciones sean muy difíciles de llevar adelante en un mismo día, pero simplemente con tenerlas en cuenta y utilizar al menos una de ellas, colaboraremos con nuestro cerebro, para que él pueda ayudarnos en la costosa tarea de mantener la atención selectiva durante los procesos de aprendizaje.

Leer / Descargar en PDF: www.asociacioneducar.com/atencion-selectiva

Dr. Nse. Carlos A. Logatt Grabner
Presidente Asociación Educar.
Creador de la Formación en Neurosicoeducación y Neurosicoentrenamiento dictada en español e inglés.
Co-creador del Curso de Capacitación Docente en Neurociencias, curso completado por más de 1.400 alumnos.
Sus cursos y formaciones cuentan con alumnos en más de 30 países.
Director General de la revista on-line "Descubriendo el Cerebro y la Mente" de llegada nacional e internacional, editada en castellano e inglés.
Director de los talleres de: Neurobiología del Aprendizaje - Universidad Nacional de la Plata (2009-2010).
LinkedIn: ar.linkedin.com/in/carloslogatt

Asociación Educar
Ciencias y Neurociencias aplicadas al Desarrollo Humano
www.asociacioneducar.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario