Feria del Libro: Cuarenta años de libros en tres semanas
En una entrevista con su directora, Gabriela Adamo, las novedades, las visitas internacionales y los desafíos de esta edición, en la que se celebran cuatro décadas de la fiesta central de la cultura argentina.
Cumple 40 años pero en lugar de vivir con depresión su crisis, renueva sus colores, invita a realizar nuevos juegos y concursos, redobla la apuesta de la fiesta de todos los años e invita a soplar las velitas a escritores de la talla de Paul Auster y J. M. Coetzee, entre un montón de invitados de lujo tanto internacionales como del interior del país. En su aniversario, la Feria del Libro de Buenos Aires respira frescura y buen humor: tanto desde su nueva página web, que convoca a la participación del público con videos y propuestas lúdicas, como en su programa de actividades que incluye nuevos espacios para la discusión literaria, y el encuentro con la cultura de otras ciudades del mundo. Como si relatara uno a uno los manjares del filme La fiesta de Babette , Gabriela Adamo, directora de la Feria desde hace apenas tres años, transmite una enorme alegría por las innovaciones que los visitantes encuentran desde el jueves en la Rural llena de libros. Con el interés de incluir a todos los públicos posibles y la inquietud de repensar y ampliar los roles de la Feria en relación con el resto del país, Adamo es responsable de gran parte del espíritu innovador de esta fiesta de la cultura.
–¿Dónde está puesto el énfasis en esta Feria aniversario?
–Todo nuestro esfuerzo está en festejar los 40 años. Nos parece un hecho remarcable en sí mismo, que en la Argentina, una institución privada, conformada de manera tan compleja como es la Fundación El Libro exista. Pensá que acá conviven y defienden los mismos intereses sectores que después quizás están en veredas opuestas: los libreros y los editores, los imprenteros y los editores, se reúnen desde hace 40 años y defienden el libro y la lectura. Nos parece que merece un gran festejo junto a los expositores y el público.
–Este año hicieron apuestas fuertes con los escritores internacionales, entre ellos Paul Auster y Coetzee.
–Sí, la lista de invitados internacionales es infernal, nos esforzamos mucho. Queríamos festejar a lo grande, muy internacional. El plato fuerte son Paul Auster y Coetzee juntos en una conversación, mañana, domingo 27. Pero también estará Pérez Reverte y después llegan Almudena Grandes, Julia Navarro, James Dashner, un americano que hace furor entre los lectores más jóvenes que nos vuelven locos por Facebook. Vienen también el cubano Leonardo Padura; el chileno Pedro Lemebel; Mario Bellatin y Tryno Maldonado de México, y muchos otros de distintos países. La gran fiesta será hoy, el primer sábado, con la Noche de la Ciudad y entrada gratis desde las 21. Habrá además una serie de pequeños concursos a lo largo de la Feria para que el público participe.
–¿Qué tipo de concursos?
–Concursos de fotos, gente que tenga fotos históricas de la Feria. El concurso de twitteratura que se inició el año pasado, y que este año va a ser en torno al número 40. Además, para el que nació el 1° de marzo del 75 que fue cuando se inauguró la primera feria, vamos a tener premios. Y el concurso grande que lanzamos y que queremos que quede es el Concurso al Diseño Editorial. Indagamos en qué parte de la producción del libro todavía no había un reconocimiento de peso para toda Latinoamérica, y encontramos que era en el diseño editorial. Premios de literatura hay muchos, pero el diseño editorial es clave para el lector: si tenés un libro agradable, un libro amigo como decía Rubén Fontana, te van a dar más ganas de acercarte a ese libro y de leer. Estamos muy contentos, llegaron 800 libros de América Latina, y los ganadores son Paulo André Chagas y Nathalia Cury, de Brasil, con una colección muy sencilla de libros que no tiene ninguna vuelta sofisticada de producción pero sí un diseño súper cuidado. Es un premio bianual que quedará instaurado en adelante.
–¿Quiénes fueron los jurados de este premio al diseño?
–Rubén Fontana, un tipógrafo argentino fuera de serie, un diseñador chileno, Pedro Alvarez Caselli, y una editora alemana, Stephanie Schelleis, que representa al premio mundial de diseño editorial que te mencioné antes.
–¿Habrá premio del Lector este año? –
–Sí, yo lo quiero mucho a ese premio. Los finalistas los eligen los libreros; la suya es la mirada más cercana al lector común. No son críticos de academia ni de escritorio. Son lectores calificados pero muy de la calle. Lo que cambió es que en vez de 20 finalistas, hay una lista de 10.
–¿Sorprende la lista?
–Sí, este año no hay ningún ganador cantado. En otras ediciones había autores que ya eran muy conocidos, muy best-séllers, y esas tendencias masivas, una vez instaladas son muy difíciles de revertir. Este año, el más conocido es Piglia. Todos los demás son autores muy literarios, es una selección de lujo, una lista que le recomendaría a cualquiera que quiera hacerse una biblioteca de literatura argentina contemporánea. No hay ningún best-séller este año. El año pasado estaba Dolina y obviamente ganó. También estuvo Gloria Casañas, que también me encanta que estén porque son la literatura argentina. Nosotros hacemos una convocatoria abierta a todos los libreros del país, votan los que quieren, y de allí sale una lista muy dispersa de libros del último año. La gente ya está votando en la página de la fundación; tenemos como 3.000 votos.
–¿En estos 40 años, cuáles fueron los grandes cambios que tuvo la Feria?
–La Feria es un gran parámetro de la cultura argentina y de la cultura en general. Para mí hay un cambio muy grande en la forma de presentar la literatura que tiene que ver con cambios sociales. Antes se presentaba al escritor de un lado, con la obra, y el público lector estaba del otro lado. La Feria permitía ese encuentro, pero dentro de un esquema bastante formal que producía esta escisión. En los últimos años hay una modificación de este orden que tiene que ver con las nuevas tecnologías. Cualquier persona puede escribir y subir sus textos en algún blog, en donde sea, y eso emparejó mucho el encuentro. A nosotros nos interesa presentar la Feria de la manera más abierta posible; no que tengas que sentarte calladito y escuchar, sino que vengas a compartir, a hacer preguntas y a hablar vos también con los escritores cuando firman. Por eso generamos puntos de encuentro más informales y más cortos; ahí la feria se abrió mucho.
–¿En qué actividades se prende más la gente?
–Uno nunca tiene la certeza, es como con los libros cuando se lanzan al mercado, hay un componente de imprevisibilidad. Algunos sabés que van a ser muy convocantes pero otros se van construyendo. Por ejemplo, el Diálogo de Escritores Latinoamericanos, es un poco más difícil y se va ganando su público y sus seguidores. Este año hacemos una apuesta nueva que se llama Diálogo de provincias, con la idea de poner en diálogo a los escritores del país. Tenemos una cuenta pendiente importante por fuera de Buenos Aires. El año pasado hicimos el primer encuentro de ferias del interior del país. Vinieron como 25 directores de ferias, estuvieron dos días acá. Uno de ellos decía, “es una reunión de autoayuda”, porque cada uno contaba sus dificultades; es un trabajo de locos y lo encaran con mucho entusiasmo.
–¿Qué escritores vienen al Diálogo de provincias? ¿Son conocidos?
–Hacemos una mezcla, porque, en general, cuando uno se fija en los conocidos suele ser gente que está viviendo en Buenos Aires, excepto Mempo Giardinelli, que vive en El Chaco, Liliana Bodoc, en Mendoza, María Teresa Andruetto que vive en Córdoba y van a participar, lo difícil es incluir nombres que no sean conocidos. Decidimos mezclar autores del interior conocidos y no tanto y algunos que viven en Buenos Aires, que puedan fungir como chaperones, por decirlo de alguna manera.
–La ciudad invitada es San Pablo, ¿qué características tiene esa presencia?–Va estar buenísimo, el stand es abierto, tipo plaza, tiene un café, y se va a poner énfasis en la literatura de la periferia. Todos los barrios del cordón suburbano de San Pablo tienen una producción muy rica de poesía, de narración, de hip hop y de todos los movimientos de música que lo acompañan; el stand representa eso.
–Su lugar como directora de la Feria le da un punto de vista privilegiado, ¿cómo ve el mercado editorial?
–Lo veo bastante estable en relación a los últimos años, en una etapa de solidez. No puedo decir de crecimiento galopante porque tiene que ver con la realidad del país. Pero todas las editoriales chicas que surgieron en la primera década del 2000 están ahí, se sostienen. Y las editoriales grandes están sujetas a movimientos que exceden la Argentina. La aglomeración en Penguin, Random House, Mondadori, Alfaguara es un fenómeno mundial y acá también se ve.
–¿Con qué tiene que ver esta creciente concentración?
–Es una tendencia que se ve hace muchos años. La idea es que cuanto más se abarca más se eficientiza el gasto. Pasa en cualquier rubro empresarial, pero las editoriales no son una empresa cualquiera. Se rompen muchas cosas sin darse cuenta. El mercado argentino tuvo una inyección importante de fondos con la política de compras del Estado destinada a bibliotecas y escuelas, y eso ayuda mucho a la estabilidad de las editoriales. Otro tema es el lugar de las librerías, que en esto no entran; no se las ve muy contentas. En la feria entregamos un “cheque-libro” por $ 25, que se puede canjear en librerías, para apoyar a los libreros.
–¿Considera que el ebook representa una amenaza en este momento?
–El ebook se disparó en el mundo anglosajón pero en el resto del mundo no, ni siquiera en Alemania, que está más preparada tecnológicamente. En cambio, sí afecta a las librerías la venta de libros online. Menos en Francia, que tiene una política de protección al librero. Por otra parte, en América Latina recién están apareciendo los ebooks y las editoriales recién empiezan a digitalizar sus catálogos. Además, no hay dispositivos de lectura. Es mucho más lento de lo que se esperaba.
http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/Cuarenta-anos-libros-semanas_0_1127287274.html
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