El mayor mérito reconocido fue el
increíble esfuerzo por obtener materiales de todas partes del mundo
conocido. Es célebre la anécdota de que cada barco que atracaba en el
puerto de Alejandría era revisado y todo rollo o papiro que se
encontrase era retenido temporalmente para realizar una copia cuyo
destino era esta biblioteca.
Tras su
destrucción, el mito de la Biblioteca de Alejandría nos ha perseguido
hasta hoy torturándonos por lo que su pérdida significó y, quizá por
ello, aún soñamos con una nueva Alejandría. Tanto es así que la UNESCO y
el gobierno Egipcio, a iniciativa de la Universidad de Alejandría,
proyectaron ya en 1987 una nueva biblioteca de Alejandría que reviviría a
la antigua.
Pero atendamos ahora a la actualidad de
las bibliotecas: El surgimiento de nuevos objetos de interés para las
bibliotecas, como las publicaciones seriadas, la fotografía, los CDs o
DVDs, etc. tendrían que ser observados como un gran reto al que hacer
frente desde una biblioteca con la misión de la de Alejandría, es decir,
recoger todo el conocimiento humano.
Pero
además, debemos añadir otros mucho más recientes para los que apenas
hoy divisamos solución para su tratamiento, procesamiento y gestión
bibliotecaria como son los libros electrónicos.
Así pues, recoger y almacenar todo el
conocimiento humano en la actualidad se muestra como un desafío casi con
seguridad imposible. Sin embargo, hay algunos proyectos al respecto que
cabe la pena mencionar y que se basan precisamente en las facilidades
que nos brindan las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación):
Un esfuerzo que bien merece el símil es el de Google Books, proyecto cuyo objetivo inicial lo explica el propio Google así: <<Su
objetivo era poner en funcionamiento bibliotecas digitales y su gran
idea era la siguiente: en un futuro, cuando las vastas colecciones de
libros estuvieran digitalizadas, la gente usaría un “rastreador web”
para indexar el contenido de los libros y analizar las conexiones entre
ellos, lo que permitiría determinar la relevancia y utilidad de
cualquier libro con sólo realizar un seguimiento del número y la calidad
de las citas contenidas en otros libros>>.
Seguro que tampoco nos son desconocidas iniciativas como la Biblioteca Digital Mundial de la UNESCO, o Europeana de la Unión Europea. O aplicaciones como World Cat con la que <<tener
los recursos bibliotecarios próximos desde su explorador o página web
personalizada. Agregar las bibliotecas del mundo a su móvil y
aplicaciones FB>>.
Pero esto no parecen más que meras
librerías, pues si atendemos a lo que Alejandría significó – el intento
de recoger todo el conocimiento humano de la época – y traemos a
colación la actual idea de biblioteca, donde no sólo se atesoran libros,
sino también otros objetos (contenidos) como CDs, DVDs, publicaciones
periódicas, incluso mapas, partituras musicales, fotografías, posters… Y
donde también se prestan otros servicios como el de referencia
bibliográfica, recomendaciones, etc. Por no hablar de su papel de
dinamizadora social entre otros muchos aspectos de las bibliotecas del
corriente siglo XXI… ¿No sería justo otorgar el título de Alejandría 2.0
directa y simplemente a Internet?
Internet, como lugar donde poder
encontrar todo el conocimiento humano, no refiriéndonos (ni
limitándonos) a libros, sino a información en general. De acceso libre. Y
también con su aspecto social que, ahora sí, facilita la llamada Web
2.0.
No parece, pues, que haya que seguir
añorando la Biblioteca de Alejandría porque ya está aquí. Lleva tiempo
entre nosotros. ¿No creéis?
http://documania20.wordpress.com/
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