Afirman que el SMS no afecta la ortografía de los adolescentes
Un estudio indica que los buenos alumnos son los que más usan las palabras acortadas.
19/03/14
Fin de un mito: contrariamente a lo que se creía, el lenguaje SMS no empeora la ortografía de los adolescentes. Así lo indica un estudio científico difundido ayer por el Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), con sede en París. Luego de que dos universidades analizaran miles de mensajes de texto, concluyeron que enviar mensajes de texto o chatear utilizando alteraciones o contracciones de palabras no tiene influencia en la ortografía de los estudiantes, sino que es su nivel de ortografía el que determina el tipo de faltas.
Para llegar a esa conclusión, los investigadores de las universidades de Poitiers y de Tours analizaron 4.524 SMS de la vida cotidiana de jóvenes francesas de doce años que no tenían ni utilizaban smartphones antes. Durante un año, los científicos clasificaron los mensajes que enviaban los chicos en función de su densidad de “textismos”, es decir, de palabras adaptadas a la escritura corta de un mensaje de texto, diferenciando entre los que se asemejan a las palabras de origen y los que no.
“Al contrario de los temores que se expresan a menudo, los buenos estudiantes son quienes utilizan muchos ‘textismos’, en ruptura con el código tradicional, mientras que los menos buenos no utilizan tanto”, resume el CNRS en un comunicado en el que da cuenta del estudio, publicando en la revista científica Journal of Computer Assisted Learning .
De esta manera, el estudio determina que al inicio del estudio, el nivel en ortografía tradicional de cada niño determina la forma de los menajes que envía, y no a la inversa. Al cabo de un año, no detectaron ningún vínculo entre el nivel de ortografía tradicional y los SMS enviados.
Andrea Brito, investigadora principal y Coordinadora Posgrado en Lectura, Escritura y Educación de FLACSO, observa este hallazgo como una oportunidad para entender cómo se comunican los chicos con los dispositivos tecnológicos. “Este conocimiento es el que nos permite ir desterrando algunos prejuicios desde los cuales suelen valorarse los usos que los jóvenes hacen de diferentes dispositivos y que, por ejemplo, tienden a considerar que la escritura de los SMS no es una ‘escritura correcta’.
Son prejuicios a veces sostenidos en cierta desconfianza sobre el valor cultural de los usos que los jóvenes le dan a los nuevos dispositivos tecnológicos. Pero también son prejuicios orientados por la perspectiva de nuestro propio aprendizaje de la lectura y la escritura, construido en el marco de las reglas, los principios y las valoraciones propias de la cultura impresa”, señala la especialista.
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