DÍA DEL ARTESANO
El “Batiarte” que seduce al mundo
El albardonero Daniel ‘Bati’ Sarmiento lleva más de 34 años dedicado a la alfarería y unos pocos menos a esculpir en piedra. Sus obras visten hogares de todo el país, Estados Unidos, España y Alemania. Por Jorge Balmaceda Bucci.
DOMINGO, 16 DE MARZO DE 2014
El ‘Bati’ y Sebastián, su ayudante, miden una obra.
Por Jorge Balmaceda Bucci
Asombrado contemplaba las llamas de fuego que alimentaban la hojarasca y los diarios viejos. Segundino Heredia sabía que le estaba dando un gran gusto a su nieto de 8 años “cocinando” su pequeña vasija de barro, pero ni sospechaba que en realidad le estaba señalando una forma de caminar la vida. Así puede decirse que comenzó la vida artística de Daniel “Bati” Sarmiento, uno de los artesanos más reconocidos de la Provincia, quien el 19 de marzo celebrará su día.
Sus obras, algunas de las cuales ya dan un toque distintivo a casas de Mendoza, Buenos Aires, Córdoba, España, Estados Unidos y Alemania, guardan una relación estrecha con la identidad indoargentina, un fuerte vínculo con la cultura aborigen que tanto admira. Tras disfrutar la infancia y buena parte de la adolescencia en su entrañable Albardón, el “Bati” –apodo que ligó de los amigos por ser un batifondo y no por una relación con Batman o Batistuta, como se puede llegar a pensar- se reencontró con la arcilla a los 17 pirulos. La llamita del artesano que llevaba dentro volvió a encenderse y tomó más fuerza cuando el “Negro” Uñac, otro grande en la materia, se metió en su historia.
“Yo en esa época estaba haciendo el secundario en una escuela del centro y por ahí me iba a su casa a ver cómo trabajaba, para aprender su técnica. Él me regalaba material para practicar y me dio un empujón muy fuerte para meterme en este mundo”, recordó Daniel, quien, poco tiempo después invirtió el premio de una buena exposición en la compra de una revista que enseñaba a modelar en arcilla.
Pasó por la facultad para seguir saciando su sed de conocimiento –“me metí a Artes Plásticas, principalmente por las clases prácticas”-, pero estaba destinado a ser el dueño de su propio destino, a ser el alegre testigo de las bellezas que creaban sus manos. Sus trabajos en cerámica negra le terminaron de posicionar entre los mejores alfareros de la provincia y el país, lo que provocó que no tardaran en llamar a su puerta clientes nacionales e internacionales.
Su terruño siempre le tiró, pero para que el travertino albardonero hiciera lo mismo tardó un poquito. Se tomó su tiempo, pero cuando le llegó el flechazo lo hizo con fuerza. Fue hace unos 15 años cuando la piedra se convirtió en la destinataria de los cinceles y las puntas del “Bati”. Cientos de figuras de diferentes tamaños y formas han tomado vida desde entonces y las últimas están a puntos de ser concebidas para convertirse en foco de atención en la plaza de Albardón.
Sarmiento, que ahora también dedica gustosamente parte de su día a sus tres hijos, alberga también una cara de educador. Su intención es prolongar el descuidado arte de los “picapiedreros” –“que no es lo mismo que “picapiedras”- en las generaciones futuras y por eso desde hace unos años se dedica a transmitir sus conocimientos por su departamento, Sarmiento, San Martín y Angaco.
“Esto para mí es un juego con el que tengo la suerte de poder vivir”, una frase más que representativa de un tipo que hace poco cruzó la barrera de los cinco décadas sin desprenderse de su habitual sonrisa y las manos llenas de arte.
Sus obras, algunas de las cuales ya dan un toque distintivo a casas de Mendoza, Buenos Aires, Córdoba, España, Estados Unidos y Alemania, guardan una relación estrecha con la identidad indoargentina, un fuerte vínculo con la cultura aborigen que tanto admira. Tras disfrutar la infancia y buena parte de la adolescencia en su entrañable Albardón, el “Bati” –apodo que ligó de los amigos por ser un batifondo y no por una relación con Batman o Batistuta, como se puede llegar a pensar- se reencontró con la arcilla a los 17 pirulos. La llamita del artesano que llevaba dentro volvió a encenderse y tomó más fuerza cuando el “Negro” Uñac, otro grande en la materia, se metió en su historia.
“Yo en esa época estaba haciendo el secundario en una escuela del centro y por ahí me iba a su casa a ver cómo trabajaba, para aprender su técnica. Él me regalaba material para practicar y me dio un empujón muy fuerte para meterme en este mundo”, recordó Daniel, quien, poco tiempo después invirtió el premio de una buena exposición en la compra de una revista que enseñaba a modelar en arcilla.
Pasó por la facultad para seguir saciando su sed de conocimiento –“me metí a Artes Plásticas, principalmente por las clases prácticas”-, pero estaba destinado a ser el dueño de su propio destino, a ser el alegre testigo de las bellezas que creaban sus manos. Sus trabajos en cerámica negra le terminaron de posicionar entre los mejores alfareros de la provincia y el país, lo que provocó que no tardaran en llamar a su puerta clientes nacionales e internacionales.
Su terruño siempre le tiró, pero para que el travertino albardonero hiciera lo mismo tardó un poquito. Se tomó su tiempo, pero cuando le llegó el flechazo lo hizo con fuerza. Fue hace unos 15 años cuando la piedra se convirtió en la destinataria de los cinceles y las puntas del “Bati”. Cientos de figuras de diferentes tamaños y formas han tomado vida desde entonces y las últimas están a puntos de ser concebidas para convertirse en foco de atención en la plaza de Albardón.
Sarmiento, que ahora también dedica gustosamente parte de su día a sus tres hijos, alberga también una cara de educador. Su intención es prolongar el descuidado arte de los “picapiedreros” –“que no es lo mismo que “picapiedras”- en las generaciones futuras y por eso desde hace unos años se dedica a transmitir sus conocimientos por su departamento, Sarmiento, San Martín y Angaco.
“Esto para mí es un juego con el que tengo la suerte de poder vivir”, una frase más que representativa de un tipo que hace poco cruzó la barrera de los cinco décadas sin desprenderse de su habitual sonrisa y las manos llenas de arte.
FRASE“Esto para mí es un juego con el que tengo la suerte de poder vivir”
De un albardonero para AlbardónDaniel Sarmiento está a punto de terminar unas trabajos en piedra que se podrán admirar dentro de pocas semanas, más precisamente el día que se reinaugure la plaza principal de Albardón. El ‘Bati’ y su hermano José Luis han sido los encargados de las esculturas de las fuentes y otras más que se podrán observar en el mencionado espacio público. http://www.tiempodesanjuan.com/notas/2014/3/16/batiarte-seduce-mundo-52524.asp
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